“Me interesa que el mundo se embellezca, lo trágico también hay que embellecerlo”. Con esas palabras del ya lejano 2015, Nelson Villalobos daba la bienvenida al mural que reinaría durante siete años en la avenida de Emilio Martínez Garrido.
Homenaje a la figura del último alcalde republicano de Vigo –asesinado por los golpistas en el treinta y seis– así como a tantas víctimas de la barbarie franquista, los vivos colores con los que el artista cubano-vigués consiguió retratar los fusilamientos políticos cometidos en la Guerra Civil se fueron desgastando con el paso del tiempo.
Sin olvidar nunca la memoria de los afectados, y si cabe con el objetivo de visibilizarlos más, el pintor ha completado la reconstrucción de su inmensa obra, empleando una técnica que garantizará su perdurabilidad para seguir haciendo historia. Y cómo no, recordándola.
“Lo pensé como una gran manifestación de color. No hay rostros. No hay géneros. Solo habla el color”, reflexionaba Villalobos recientemente en declaraciones a FARO, respecto a Martínez Garrido y su mural, instalado en la calle que lleva su nombre. Lo hacía el pasado mes de agosto, cuando daba cuenta del nuevo proyecto en el que estaba inmerso: recuperar este enorme lienzo, de 56 metros de largo y tres de alto, símbolo de O Calvario.
Este martes, finalmente, se instalaron las nuevas placas –más ligeras– que continuarán dando vida a este rincón olívico. Un trabajo en equipo (en el que también han participado Héctor López, Juan Carlos Aguerreberry y Eligio Iglesias) que además permitirá rehabilitar más rápido cualquier de las piezas si sufre un desperfecto humano o natural. Desmontándose, arreglándose y reponiéndose de forma sencilla.