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Hiperxel urge una inyección de más de dos millones para evitar un colapso por deudas

Resilience Partners, coordinador en España del fondo Certior, aportó un préstamo de nueve millones para comprar la cadena | La empresa cita a la plantilla a un encuentro este lunes

Interior de un establecimiento de Hiperxel

Vinova Investments (Grupo Vinova) no utilizó fondos propios para la compra de Xeldist Congelados, que opera bajo la marca comercial Hiperxel. Tampoco con financiación tradicional, bancaria, sino que llamó a la puerta de un fondo de inversión especializado –expone en su página web corporativa– en contribuir a la expansión “a largo plazo de empresas líderes en su segmento”.

Se llama Resilience Partners, comandado por Agustín Pla, pero que es el advisor (asesor) y coordinador en España del finlandés Certior Capital. De ahí salió el dinero para esta adquisición, hace poco más de un año. El fiasco en la gestión de Vinova, con el CEO (consejero delegado) Juan José Villamizar a la cabeza, ha dado al traste con los planes de los fondos, que previsiblemente asumirán los mandos de una cadena de congelados con 102 puntos de venta en Galicia, entre Hiperxel y Cíes, como desveló ayer FARO en primicia. Fondos que no tendrán un periodo de gracia: Hiperxel urge una inyección de fresh money (dinero fresco para una empresa en dificultades) por importe de, al menos, dos millones de euros.

El gasto anual de Xeldist en aprovisionamientos supera los 16 millones anuales, con los meses de verano y Navidad como campañas más destacadas. Los nuevos responsables de la empresa –no ha trascendido si se ha cerrado el acuerdo entre ambas partes– deberán no solo satisfacer deudas de sus proveedores comerciales, al menos parcialmente para una primera etapa de relanzamiento, sino aportarles garantías complementarias para que vuelvan a llenar unas tiendas que llevan semanas sin recibir mercancía. Pero a esta nómina de gastos hay que sumar otros operativos como el alquiler de los establecimientos, electricidad o seguros, que tampoco se están abonando, y que se llevan al año más de 3 millones de euros de la compañía. Hay que sumar a estos importes los de Congelados Cíes, ahora integrada en Xeldist, y que sumaba unos gastos fijos en aprovisionamientos y otros costes de explotación de casi 10 millones. Por tanto, esos dos millones de inyección inmediata de liquidez serán lo mínimo que permita a la cadena minorista que evite un colapso completo por sus deudas. No hay tiempo.

Y, por supuesto, están las más de 300 personas que trabajan para la compañía, que no han cobrado las nóminas de agosto y por las que Xeldist ya suma impagos en cotizaciones a la Seguridad Social. La dirección de la empresa, que tiene su sede en Teis –Cíes la tenía en Madrid, al igual que Vinova–, ha convocado a los empleados a una reunión este lunes, en la que les trasladará el contenido de las negociaciones, como constataron fuentes sindicales. Villamizar Velásquez, originario de Venezuela y hasta ahora administrador único del grupo, no formará parte del nuevo equipo directivo. Siempre y cuando, eso sí, los contactos anticipados ayer por este periódico cristalicen en un pacto con los fondos que dirige o representa Agustín Pla. De momento, las dos jornadas de huelga convocadas para el jueves y viernes de esta próxima semana no se han desactivado.

El fondo cifra la rentabilidad media de estas inversiones entre el 10% y el 16%

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La letra pequeña de las negociaciones se desconoce de momento, como también si Villamizar complementó de algún modo los nueve millones de euros que puso Resilience Partners hace un año para que comprara Hiperxel. Es posible que el préstamo senior firmado entonces incluya algún tipo de ejecución de prenda, por lo que los fondos tomarían el control de la red de tiendas sin ninguna contraprestación adicional, al margen de eventuales reclamaciones que pudiesen cursar contra su socio. Según expone el propio equipo de Pla, inversiones de este tipo generan una rentabilidad para los accionistas (TIR, tasa interna de retorno) de entre el 10 y el 16%, que no han satisfecho de ningún modo con su apuesta por Grupo Vinova. Porque una compañía como Resilience Partners, que es un private equity, invierte capital de terceros, no el suyo propio. Si su intención pasa por obtener una rentabilidad mínima de su paso por Hiperxel, y dada la situación actual de insolvencia –no puede hacer frente a sus gastos corrientes–, tendrá que configurar un equipo capaz de reflotarla, con dinero sobre la mesa para evitar una liquidación, y poder venderla después.

El fracaso

“Con esta transacción damos continuidad a nuestra estrategia de apoyar a equipos directivos líderes con planes de crecimiento ambiciosos que generan impacto real”, dijo el promotor de Resilience Partners cuando se cerró la compra de Hiperxel. Lo cierto es que ninguno de los objetivos de Villamizar se materializó. Anunció una “fuerte expansión” de la cadena de congelados fuera de Galicia, donde se toparía con fuertes competidores como La Sirena, además de con toda la red de supermercados. También avanzó la construcción de un complejo de frío y logística de 19.000 metros cuadrados en Baión, y que contaría con cámaras de frío positivo y negativo, sala de elaboración y picking. Quedó en un cajón. Antes de comprar Hiperxel, esta empresa facturaba más de 25 millones de euros al año, a sumar a los 10 de Cíes, en ambos casos con beneficios.

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