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Máxima alerta en los montes de Vigo: los comuneros vigilan 1.500 hectáreas ante el riesgo de incendio

Los fuegos de O Courel, Arbo y Ponteareas reviven el recuerdo de octubre de 2017 en Vigo | A pesar de la sequía actual, las lluvias del mes de junio propiciaron la reaparición de la biomasa que ya habían retirado

El presidente de los comuneros vigueses, Uxío González, durante un paseo de vigilancia por los montes de Saiáns. Pablo Hernández Gamarra

Miedo y sin medios. Es el resumen del sentimiento dentro de la Comunidad de Montes de Vigo ante el enorme riesgo de que se repitan los hechos de octubre de 2017 este verano. Los fuegos de récord en O Courel y Valdeorras ya los pusieron alerta ante la generalización de los llamados incendios de sexta generación hace dos semanas, pero fueron los vividos este fin de semana en Arbo, A Cañiza y Ponteareas –cuyo humo llegó a “nublar” la ciudad el domingo”– los que los han puesto en situación de máxima vigilancia.

Si hace cinco años vieron como en apenas diez horas ardieron más de mil hectáreas en el perímetro de la ciudad, temen que si se repiten las condiciones de elevadas temperaturas, nula humedad y fuertes vientos procedentes del sur de estos últimos incendios las consecuencias sean aún peores. Y es que a pesar de “haber hecho los deberes” en prevención durante los meses anteriores, las últimas lluvias de junio propiciaron que la reaparición de la biomasa que habían retirado hasta mayo. Ahora temen que durante las próximas semanas se seque y se convierta en una cantidad de combustible incontrolable en las 1.570 hectáreas de bosque que hay en régimen comunal.

Otro de los aspectos que más preocupa es la importante sequía que ya ha llevado a Vigo y casi todos los concellos del área a tomar medidas en el consumo de agua. En pocas ocasiones habían visto tantos pozos, manantiales y regatos ya secos a estas alturas del año, cuando aún faltan dos meses para el punto con una mayor ausencia de lluvias. A pesar de ello, ya han puesto todo a punto para responder con las medidas que sean posibles. “Das catorce Comunidades de Vigo, a metade temos depósito e motobomba, e uns máis e outros menos temos distintos medios para apagar lumes” apunta Uxío González, presidente de la Mancomunidad. Él mismo encabeza las visitas de vigilancia y control que realizan, ahora con mayor frecuencia para detectar focos o zonas de riesgo, en las distintas parroquias.

Antes de su visita a la de Saiáns –en la que en ocasiones llegan a caballo dada su orografía– señala que ahora mismo solamente les queda esperar que no prenda ninguna chispa que reviva dicha pesadilla de “lumes salvaxes”.

Baiona ya tiene vigilancia

La presidida por Uxío Montes no es la única Comunidad de Montes que se ha puesto manos a la obra ante un verano más problemático de lo habitual. El pasado 20 de julio, los comuneros de Baredo anunciaban la puesta en marcha de un servicio de vigilancia 24 horas tras el voraz incendio que calcinó 50 hectáreas.

En este operativo se incluyen cinco miembros de la directiva de su entidad y la de la traída de aguas así como varios comuneros voluntarios durante el día. Para ahuyentar a posibles pirómanos también han contratado a una persona que cada noche hasta septiembre recorrerá este monte de Baiona, constatando que este verano se necesitarán más medidas.

A la espera del anillo verde cinco años después

González insiste en que esta sensación sería muy distinta si se hubiera tomado nota de los incendios ocurridos hace casi cinco años y se hubiera puesto en marcha el anillo verde que serviría de protección natural sin necesidad de reforzar la vigilancia durante el verano. “O momento é este” señala en referencia a la llamada del entendimiento entre Caballero y Rueda que podría desbloquear, por fin, un proyecto que contempla una senda de 49,6 kilómetros con dos bandas de 50 metros de ancho y un camino de 5 metros para permitir el acceso de los bomberos en caso de incendio.

Según sus cálculos, la intervención no superaría los 15 millones de euros. Ante la inacción de Concello y Xunta, de las que agradece sus apoyos en público pero que ha calificado de “palabrería”, ellos mismos han puesto en marcha los trabajos con una treintena de trabajadores gracias a los talleres de empleo de ambas administraciones; aunque estas medidas no sirven a corto plazo.

Mientras tanto, centran sus esfuerzos en recuperar las parcelas abandonadas por sus dueños y otras fincas que “están hechas un desastre”. En una entrevista el pasado 5 de mayo para FARO en la que hacía balance del cuarto de siglo de vida de su entidad, González avanzaba que el objetivo para los próximos 25 años es que “solo haya frondosas y pinos en los montes de Vigo”. Además, confía en poder mejorar el “uso social del monte”; otra materia en la que solicita a las administraciones una mayor colaboración y fondos.

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