Ya no son las seis de la tarde de algún día de 2020 en Plaza América. La expresión puede resultar extraña, pero con ella la ciudad deja atrás una maldición particular que ha dejado paralizado durante dos años uno de los puntos más queridos por los vigueses. El reloj del Instituto de Santa Irene ha vuelto a dar la hora correcta y lo hace con maquinaria nueva.

La Xunta culmina así la recuperación de uno de los "emblemas" de la ciudad tras invertir 35.000 euros en el mismo. Así lo calificaba la delegada territorial del gobierno autonómico, Marta Fernández-Tapias, quien pudo comprobar in situ el arreglo a la maquinaria, la sustitución de la esfera frontal y la nueva iluminación interior del torreón ubicado a 25 metros de altura.

Acompañada por el equipo directivo del centro, Tapias puso en valor la rehabilitación integral del edificio educativo que finalizó este año con una inversión de 1,2 millones de euros.

Todos ellos conocieron de primera mano y a través de los hermanos Lage, encargados de esta ansiada restauración, el nuevo funcionamiento del reloj inaugurado en 1946 y diseñado por el idealista lalinense Evangelino Taboada.

El reloj del IES Santa Irene vuelve a funcionar Pablo Hernández Gamarra

Su icónica silueta adquirió un nuevo matiz con la llegada del nuevo milenio cuando los comerciantes de As Travesas comenzaron a organizar una fiesta de fin de año en Plaza América. Una tradición que, con el COVID, quedaría suspendida sine die.

Una vía para escapar de un curioso Jumanji

En la película del año 1995 protagonizada por Robin Williams; los niños participantes en el juego de mesa debían gritar Jumanji para poder dejar atrás la maldición que los perseguía.

Desde las últimas campanadas previas a su avería han pasado una pandemia, una invasión, una erupción volcánica y una incipiente crisis económica. Todos ellos, motivos más que suficientes para desear agarrarse de nuevo ante la Porta do Atlántico y que con el cambio de año se pueda dejar todo atrás de nuevo.

Fin de Año en Vigo |  Gerardo Alonso, el relojero de las campanadas

Fin de Año en Vigo | Gerardo Alonso, el relojero de las campanadas MARTA CLAVERO

Y entre los vigueses que más ganas tienen de recuperar esta tradición se encuentra, a sus 72 años, el hombre que la hacía posible... al menos a nivel mecánico. Gerardo Alonso, relojero de tercera generación, fue el encargado de comprobar que todo estaba correcto cada 31 de diciembre año tras año.

Allí, a 125 escalones de altura sobre el resto, observaba con una botella de champán el espectáculo al que acudían entre 5.000 y 8.000 personas con un público de clases populares:

El reloj del IES Santa Irene vuelve a funcionar Pablo Hernández Gamarra

“Veías muchos inmigrantes, familias, trabajadores. Era una fiesta para gente que a lo mejor no se lo podía permitir” dice, recordando el paso de las orquestas de mayor renombre de Galicia por el escenario.

A pesar de que esta rehabilitación corrió a cargo de una empresa lucense, Alonso tiene claro que estaría dispuesto a recuperar una tradición que incluso en los tiempos de los teléfonos móviles o las pulseras inteligentes, los relojes siguen siendo los protagonistas en el cambio de año al ser “un momento de reflexión muy intenso”.

El relojero Gerardo Alonso ante el Instituto Santa Irene PABLO HERNANDEZ GAMARRA

A los pies de su "compañero de quinta", el pasado mes de diciembre, reconocía a FARO con una amplia sonrisa que él mismo subiría del tirón a repararlo: “sería aún más joven al hacerlo”.