100 años, un siglo, que se dice pronto, ha pasado ya desde que su abuelo abriese aquella pequeña joyería especializada en la Plaza de la Princesa, hoy instalada en el número 31 de la calle Álvaro Cunqueiro y convertida en referente indiscutible de la restauración de relojes en toda Galicia y España. Fue allí donde un entonces pequeño Gerardo Alonso aprendió ese oficio del que, medio siglo después, continua “enamorado”. “Y esperemos que por muchos años”, matiza, y ojalá pudiesen escuchar por si mismos el tono que adquiere su voz mientras lo dice: “Me tienes que perdonar, soy un romántico”.  

Puede que por eso se haya convertido en el único relojero capaz de reparar piezas antiguas que todavía ejerce en la ciudad de Vigo. Sorprende al otro lado del teléfono hablando con pasión de su trabajo y describe con detalle y una ilusión asombrosa los entresijos de la relojería: “Que no le cansa”, dice; “que para qué se va a jubilar”, se pregunta, y uno puede imaginarse a sus clientes dandole toda la razón mientras lo escuchan. 

Una labor que avalan múltiples reconocimientos como el que le entregó la Asociación Casco Vello o el premio ‘Empresa del año 2000’ de Galicia, además de los más recientes del gremio de relojeros de Vigo y el Colegio Oficial de Relojeros de Galicia

“Siempre es muy gratificante recuperar algún reloj que está desahuciado, cuando te traen algo que está abandonado, arrinconado y le tomas cariño y consigues que su corazón vuelva a latir, se emocionan los clientes y yo me emociono con ellos”. Técnica, conocimiento, experiencia, calma. Parece paciente y ha de serlo. Un artesano y como tal ha hecho múltiples trabajos para clientes de toda España desde su establecimiento, al que la clientela acude a arreglar todo tipo de piezas y en el que también pueden encontrarse relojes antiguos de bolsillo y pared a la venta. 

Arreglan todo tipo de piezas y cuentan con relojes antiguos de bolsillo y pared a la venta. A.Irago

Una labor que le ha valido múltiples reconocimientos como el que le entregó la Asociación Casco Vello o el premio ‘Empresa del año 2000’ de Galicia, además de los más recientes del gremio de relojeros de Vigo y el Colegio Oficial de Joyeros y Relojeros de Galicia. A lo largo de su carrera ha viajado también a ciudades como Barcelona o Londres para ampliar sus conocimientos y seguir aprendiendo: “Todavía lo hago”, advierte e insiste ante quien le escucha: “Nunca dejes de hacerlo, eso es lo bonito de la vida”. 

Una trayectoria de la que se sentiría orgulloso el niño que fue, ¿Qué le diría su abuelo?: “Cuando yo era pequeño, él los limpiaba a mano con gasolina, todavía puedo recordar ese olor mientras te lo cuento… Después empezó mi padre y después fui yo”, relata Alonso sobre los inicios del histórico establecimiento, que celebra cien años como referente indiscutible de la restauración y la artesanía: “Son cosas que te animan a seguir, a luchar y las llevo ahí, conmigo”.