Continúan conociéndose los detalles para el que será el primer establecimiento hostelero en un faro de toda la provincia. La reconversión del edificio Cabo Silleiro continúa a la espera de la autorización del Consejo de Ministros, un pequeño trámite que no debería demorarse más allá de las próximas semanas.
El proyecto promovido por la Autoridad Portuaria en la emblemática instalación de Baiona tiene un presupuesto de 214.200 euros (sin el IVA) y afectará a las dos instalaciones que guían a los barcos en el extremo sur de la ría de Vigo.
De esta forma, el edificio inaugurado en 1866 junto al mar –y actualmente inutilizado– formará un único complejo con el “nuevo” estrenado en 1924, ubicado a 250 metros.
Pese a barajarse una concesión máxima de 35 años, finalmente será de veinte años con una posible prórroga de otros diez. Los retrasos en estos últimos trámites administrativos provocarán que finalmente no se pueda disfrutar de la reforma en este año, aunque estará abierto con toda seguridad en el verano del 2023.
También se estudia la posibilidad de que una parte del complejo comience a operar ya en la Semana Santa del próximo año, aunque estos plazos serán confirmados una vez el Gobierno autorice el citado cambio de uso y se pueda proceder a la licitación de los distintos proyectos constructivos.
Para ello se contará con la dirección de uno de los arquitectos vigueses más relevantes de la última década. Pedro de la Puente volverá a rediseñar un espacio emblemático después de firmar la reforma del estadio de Balaídos o la última ampliación del IFEVI. En ellas predominan las influencias “marítimas” con grandes líneas curvas que imitan al mar, una de sus señas de identidad también en otros edificios para empresas y oficinas.
La rehabilitación incluirá la creación de las 18 camas en el hotel, el primero de este tipo en la provincia de Pontevedra, y que será de cuatro estrellas. Este modelo de turismo ya ha funcionado en otros cabos gallegos como Illa Pancha en Ribadeo, Lariño o Fisterra.
Hotel, ocio y gastronomía
Más allá del alojamiento en un enclave privilegiado por sus vistas, los promotores de la iniciativa pondrán especial mimo a la restauración. Habrá dos modelos de operadores que serán “complementarios”entre ambas edificaciones y para los que ya están en conversaciones.
No se descartan los restaurantes con un perfil propio de “Estrella Michelín” ni otros con una versión más asequible para todos los bolsillos, permitiendo que familias y vecinos se acerquen a ellos como motivo de la visita en sí mismo.
También habrá una piscina exterior y se programarán rutas por O Rosal, las baterías militares del propio Cabo Silleiro y actividades culturales. El objetivo es convertirse en un “proyecto tractor” para toda la zona, contribuyendo a la desestacionalización del turismo y erigiéndose en uno de los referentes del sur de Galicia. Para ello contarán con “profesionales contrastados” y “valores propios”, según relatan.
