El equilibrio (im)posible entre construir y preservar: ¿qué hacer en Porta do Sol?

Arqueólogos y arquitectos analizan los factores a estudiar en el debate público sobre cómo conservar el patromonio histórico

Las obras del túnel de Porta do Sol descubren nuevo patrimonio arqueológico. / CAROLINA SERTAL

Las obras del túnel de Porta do Sol descubren nuevo patrimonio arqueológico. / CAROLINA SERTAL

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

“La historia es construir unos sobre los otros”. Con esta filosofía resume Salvador Fraga la lucha diaria a la que se enfrentan los arquitectos. Sin embargo, la aparición de los restos de la Casa de Mora ha trasladado el debate sobre la conservación del patrimonio a la sociedad viguesa. Bajo la Porta do Sol, corazón de la ciudad antes y ahora, se mantienen edificios que pese a los años y las capas de asfalto sobre ellos siguen atesiguando la historia. Serán los técnicos de Patrimonio y los propios arqueólogos de la obra los que, tras analizar el edificio derruido en 1936, dictarán sentencia.

El complicado equilibrio entre construir y preservar

El complicado equilibrio entre construir y preservar / Víctor P. Currás

Todo comenzó con la aparición de restos en la calle Elduayen el pasado mes de enero. El tramo final del nuevo subterráneo quedaba condicionado. Se llegó a afirmar que podían ser de la época romana o medieval, además de acusar a los obreros de extraer de las mismas “restos históricos e incluso huesos” sin que se llegara a presentar ninguna prueba.

El complicado equilibrio entre construir y preservar

El complicado equilibrio entre construir y preservar / Víctor P. Currás

Fue entonces cuando tanto el informe realizado por Anta de Moura y la Dirección Xeral de Patrimonio dieron luz verde a continuar con los trabajos. Las edificaciones “presentan un estado de conservación muy deficiente” ya que solamente se encuentran “cimentaciones de las casas expropiadas, sin niveles de suelo asociados”.

El complicado equilibrio entre construir y preservar

El complicado equilibrio entre construir y preservar / Víctor P. Currás

Sin embargo, resulta atrevido calificar los acontecimientos vividos esta semana como “hallazgo o descubrimiento”. Las catas y sondeos realizados en 2017 ya mostraban la existencia de esta antigua estructura e incluso aparece señalada en los planos de obra. Es por ello que algunas voces expertas, como la de Elisa Pereira, señalan que deberían haberse hecho pública en su momento, indicando las “contraindicaciones” que tenía el proyecto para que la ciudadanía lo valorase en su conjunto.

El complicado equilibrio entre construir y preservar

El complicado equilibrio entre construir y preservar / Víctor P. Currás

Y es que la catalogación como Bien de Interés Cultural de toda la zona del Casco Vello provoca nuevos retrasos en la ejecución a la espera de un veredicto que, pese a estar recogida en la Ley de Patrimonio, no deja de ser subjetivo.

El complicado equilibrio entre construir y preservar

El complicado equilibrio entre construir y preservar / Víctor P. Currás

La gran mayoría de las voces consultadas coinciden en el interés que suscita esta casa. Según los primeros indicioes, se trata de la cuna de las conspiraciones previas a la Reconquista de la ciudad en 1809 y origen del esqueje del que nació el Olivo ubicado en el Paseo de Alfonso XII. “Forma parte del origen de la ciudad” y precisamente a él parece que nos podemos asomar a través de la reja que aparece en uno de sus laterales. Aún así, será necesaria una recreación en 3D para medir por completo su tamaño, a la espera de saber si sería posible inspeccionar también su interior.

El complicado equilibrio entre construir y preservar

El complicado equilibrio entre construir y preservar / Víctor P. Currás

En ese sentido, la arqueóloga viguesa considera que se ha derivado en una “inflacción patrimonial” en la que parece que “todo vale” en cuanto a esta conservación. Y es que no se tienen en cuenta gastos como el mantenimiento o la forma en la que se expondrán los restos después de la excavación.

El complicado equilibrio entre construir y preservar

El complicado equilibrio entre construir y preservar / Víctor P. Currás

Su ubicación, sin embargo, parece complicar cualquier operación de reubicación. Fue levantada extramuros en un importante desnivel que supera los cuatro metros sobre la acera actual; lo que dificultaría notablemente su “paseo” y observación a ras de suelo. Pereira se muestra en desacuerdo con la otra opción sugerida en estos casos: el desmantelamiento pieza a pieza y traslado. Para ella, “no puedes desubicar” estas edificaciones ya que les resta su significado.

El complicado equilibrio entre construir y preservar

El complicado equilibrio entre construir y preservar / Víctor P. Currás

En la misma línea apunta la arquitecta Iria Sobrino. Especializada en el patrimonio industrial, reconoce “hayq ue tener respeto” por cualquier elemento, ya que “algo importante no puede ser un adorno”y siempre se debe tratar de preservar su hueco, posición o traza. Es por ello que la integración de la Casa de Mora en el túnel, por ejemplo mediante un cristal de metacrilato que lo deje visible, sería una solución válida.

El complicado equilibrio entre construir y preservar

El complicado equilibrio entre construir y preservar / Víctor P. Currás

Debate fuera de la política

Este yacimiento ha convulsionado la agenda mediática en el barrio y la ciudad. Su valoración aunque dependa de los técnicos, también depende de los ciudadanos. Pereira sin embargo considera que “no se puede politizar el patrimonio histórico”.

El que fuera presidente de la delegación viguesa del Colegio de Arquitectos de Galicia asegura que estos retos “los hacemos todos los días” y que por ello “no hay que dejarse encarcelar por el pasado” y que de esta manera solo “lo sutil y bello sea lo conservable”.

Fraga reivindica a los “grandes maestros” para enfrentarse a un dilema que asegura tener a diario. Citando a Renzo Piano –premio Pritzker creador del centro Pompidou– la arquitectura es “un arte de fronteras” en el que deben estar en zonas de borde o conflicto con técnicos, políticos, obreros, ingenieros o arqueólogos; siempre poniendo por delante las condiciones físicas en las que se encuentra y que en el caso de la Casa de Mora, aún están por determinar.

Por eso pide que no se aborde desde “principios inamovibles” y se siga un proceso de “analizar, estudiar, investigar y tener diplomacia y diálogo para escoger una solución objetiva”. Y para ello, pone como ejemplo a la ciudad por antonomasia en lo que a patrimonio histórico y legado se refiere: “Roma es hermosísima porque no se quedaron quietos”.

¿Peligra acaso el proyecto que este agosto debería permitir abrir Porta do Sol por completo para peatones? El importante aporte de fondos europeos del mismo o el avance de las obras señala que la obra seguirá adelante, con o sin pequeñas modificaciones que permitan preservar el edificio.

La falta de planificación en todas las vertientes de la obra es también señalada por Sobrino, quien aboga por un “proyecto interdisciplinar” en el que se hubieran tenido en cuenta a más profesionales de distintas ramas que enriquecieran la visión del equipo. Comparándolo con una intervención médica que tenga efectos sobre otros aspectos de un paciente –como podría ser el extirpar un pecho, en el que intervienen también psicólogos – considera que con la presencia de historiadores este “proyecto de infraestructuras” hubiera sido uno de ciudad.

Para Elisa Pereiras, después de varias décadas y excavaciones de experiencia en la ciudad, el “gran vacío” existente sobre la Edad Media en la misma provoca que cualquier aparición de este tipo de restos sea aprovechada para poder tapar ese hueco. Por ello cree que también hay que buscar “cosas que no sean repetitivas” para atraer más gente.

Al mismo tiempo, cree que se han centrado demasiado los trabajos en el centro urbano cuando hay otros yacimientos por explorar, como podría ser el del Monte de A Guía. Esto lo achaca a que durante años se ha tenido que hacer una “arqueología de urgencia” que se desarrollara en tiempo récord para responder a necesides concretas, y no un trabajo de investigación.

Debate común en las ciudades

Brais X. Currás ha trabajado en excavaciones en Galicia y Portugal, centrando su tesis en las “Transformaciones sociales y territoriales en el Baixo Miño entre la Edad del Hierro y la integración en el Imperio Romano”. Considera que con un estudio de impacto previo, igual que ocurre con autovías y otras grandes obras civiles, se puede evitar que luego los problemas ocurran sobre la marcha.

“Excavas solo cuando es necesario” apunta mientras recuerda que por la propia configuración de la ciudad, era altamente probable que aparecieran restos de este tipo o incluso anteriores.

Además queda constatado que la topografía previa no era igual que la actual ya que la casa fue construida por debajo del nivel de las murallas aunque ahora esté delimitada por Policarpo Sanz y Príncipe. De esta forma, se fue cubriendo la ciudad ya existente para igualar el nivel de la calle.

Actualmente ejerce como investigador del Departamento de Arqueología del IH del CSIC; por lo que es plenamente consciente de que no es un debate nuevo. Las inmediaciones de Notre-Dame en París, el Born en Barcelona o ciudades con un notable pasado romano y prerromano como Cádiz han ido adaptando diferentes soluciones para no destruir los restos. “Una ciudad no se deja nunca de construir” afirma el moañés, que pide “no ser extremistas”.

De esta manera, diferencia de forma notable la catalogación y la conservación o puesta en valor de estos bienes históricos. Cita, como solución alternativa, las correcciones de impacto que permiten que aunque no quede a la vista se pueda preservar como hasta ahora o incluso mejor.

Todo ello dependiendo del valor patrimonial o la relevancia de la obra que influye en la excavación. Un proyecto como el túnel soterrado y la peatonalización es mucho más complejo que una promoción privada de viviendas, algo en lo que coincide también Sobrino al señalar que también es importante “no ser rígido”.

Para ello, Currás reclama que se generen consensos entre las autoridades académicas, patrimoniales, políticas y por supuesto, la sociedad civil.

Iria Sobrino vuelve a destacar que “atender y conservar lo importante es no perder la huella de lo que hemos sido”. Es por ello que el análisis no se puede ceñir solamente al edificio en sí. En él aparecen reflejadas las costumbres, la relaciones sociales o la organización de la ciudad y recuerda que los urbanistas deben aprender a leer la evolución de las ciudades tras estudiar su traza.

Desde su experiencia profesional pone como ejemplo una reconstrucción realizada en la ciudad hace unos años en la que recuperaron la imagen original del edificio. La diferencia fue tal que incluso los vecinos discutían el resultado final después de analizar los planos originales, un proceso en el que invirtieron casi un mes para una obra que se podría considerar menor.

En cualquier caso, la información sobre este hallazgo aún es escasa más allá del plano aportado por el Concello en el que se indica que ya estaba prevista la afección de unos 20 centímetros del edificio para construir la boca del túnel desde Policarpo Sanz. Todos se han informado a través de la prensa y se ha convertido en la “comidilla” del gremio sobre las posibles consecuencias que tendría. La estructura, emergida casi de forma íntegra, ya ha sido tapada antes de ser analizada con detenimiento por los arqueólogos de la obra y los técnicos autonómicos de Patrimonio.

De ellos será la decisión final de un debate que se produce a diario en cada calle, plaza o campo de todos los municipios del mundo. Un proceso en el que “alejarse de las posturas de capricho” y entender que, igual que el gótico se impuso al románico, las necesidades de las ciudades prevalecen sobre lo demás. Igual que no atesoramos, aunque a veces nos gustaría, todos los recuerdos materiales de nuestra infancia. Igual que el adolescente decide romper con su pasado.“Ninguna sociedad podría avanzar si no derriba lo anterior”, sentencian.

Mientras tanto, la Porta do Sol sigue latiendo en el corazón de una ciudad más viva que nunca.

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El debate no es nuevo ni singular. La construcción de aparcamientos subterráneos, nuevas promociones inmobiliarias, viales o centros de salud han puesto de manifiesto que la ría de Vigo lleva siendo habitada más de dos milenios.

El ejemplo más paradigmático es en el Monte de O Castro, cuna y escudo de la ciudad. Hoy en día solo una pequeña parte del poblado se encuentra recuperada y musealizada pese a su importancia, ya que la construcción de la fortaleza defensiva en su cima se llevó por delante buena parte de sus edificaciones. También en un ámbito suburbano se ha recuperado la antigua villa romana de la Finca Mirabell.

No obstante, la zona de Toralla apenas contaba con edificaciones sobre un yacimiento que acoge cada año celebraciones relacionadas con esta civilización. Contemporánea pero en una situación distinta encontramos a las salinas de Rosalía de Castro, unas de las más grandes de todo el Imperio Romano. La céntica calle fue edificada encima de los restos de esta explotación, lo que ha provocado que urbanizaciones como las situadas en la parte final entre Serafín Avendaño y García Barbón se demoren varios años mientras se catalogaba todo lo presente.

También la fábrica de salazón presente en Marqués de Valladares presenta una importancia y dimensiones similares, por lo que el Concello lleva varios lustros con el solar en propiedad a la espera de poner en valor su contenido. Sobrino pone como ejemplo la recuperación de la fachada de la primera estación de ferrocarril de Urzáiz como una línea a evitar en términos patrimoniales.

El edificio inaugurado en 1881 cayó en desuso con la segunda terminal en 1987, siendo sus piedras abandonadas en la estación de Redondela con el nuevo milenio. Tras varios hurtos y ser deterioradas por el clima, fueron restauradas para adornar el muro de Praza da Estación tras la inauguración del complejo Vialia, algo que bajo su criterio es “terrible” al desplazarlo de su origen y despojarlo de cualquier función. A todos ellos habría que sumar los edificios, bancos, cines, mercados y viviendas que el desarrollismo se ha llevado por delante en ese “Vigo perdido”.

Una huella que pese a los intentos de arquitectos como Alfonso Penela con la nueva Cidade da Xustiza o las iniciativas contempladas en el PXOM para La Panificadora y otros iconos industriales del pasado, difícilmente volverá a sentirse.

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