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La historia de Vigo asoma bajo el asfalto

Un tesoro arqueológico de 95.000 piezas oculto en pleno casco urbano

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Un tesoro arqueológico de 95.000 piezas oculto en pleno casco urbano de Vigo FDV

La labor de Avantespacia en el yacimiento de Marqués de Valladares se salda con la catalogación de monedas, restos de una mina y necrópolis y la factoría de salazón romana

Su pellejo industrial, erizado de grúas del naval, chimeneas como las que coronan La Panificadora o Santa Clara y grandes naves dedicadas a la automoción o la conserva, junto a su despliegue de “palacios” burgueses levantados a principios del siglo pasado, le ha colgado a Vigo durante no poco tiempo el sambenito de ser una ciudad de nuevo cuño, poco menos que una aldea hasta el arreón empresarial del siglo XX. Incluso Manuel Murguía –autor de Historia de Galicia (1865)– alimentó la imagen de un Vigo sin crónica. Basta con rascar un poco esa piel, sin embargo, para tumbar el mito. Y comprobar, de paso, que las raíces de la ciudad son de todo menos superficiales.

Ha ocurrido en la calle Segunda República, donde al poco de arrancar las obras de las escaleras mecánicas las palas chocaron con las piedras de la vieja muralla del XVII; en Rúa Oliva, que hace años dejó a la vista también tumbas medievales; o en Rosalía de Castro, Marqués de Valterra, Toralla y la propia Oliva, en el Casco Vello, barrios en los que no ha habido que excavar demasiado para que aflorasen vestigios romanos.

De ese amplio listado, quizás el punto que más expectación ha despertado en los últimos años es el de la calle Marqués de Valladares. En 2001, durante un sondeo arqueológico en el solar, muy cerca de Colón, quedaron al descubierto estructuras y un par de tumbas datadas, por entonces, entre los siglos VI y VII. Con el tiempo el hallazgo ganó enteros y se concluyó que en el solar –a tiro de piedra de Salinae– se ocultaba una importante fábrica de salazón romana. Arrancaba un largo y complejo proceso, muy ligado a la rentabilidad de edificar en la parcela, en el que se embarcaron varias firmas inmobiliarias y en el que se fijó el objetivo clave de preservar los vestigios.

Veinte años después, Avantespacia –promotora de un amplio bloque residencial en esa parcela de Marqués de Valladares y las inmediatas (nº 39, 41 y 43)– acaba de cerrar un capítulo crucial en la investigación, conservación y puesta en valor de uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes de Vigo.

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Nueva promoción de Avantespacia en Marqués de Valladares R.V.

Tras más de cuatro años de intensa labor, la compañía acaba de completar los trabajos arqueológicos para el análisis y conservación de los restos. Y con un balance que probablemente ha superado las expectativas abiertas en 2001. Según señalan fuentes próximas al estudio, desde 2017 la empresa del grupo Inveravante ha recuperado 95.000 piezas que han sido registradas de forma meticulosa y depositadas en el Museo Quiñones de León. Aunque la mayor parte del material son fragmentos de cerámica, durante las excavaciones los técnicos han catalogado restos de una mina de agua y una necrópolis.

Las piezas de mayor interés están vinculadas con el pasado romano de Vigo y servirán para arrojar más luz sobre la historia del territorio entre los siglos I y VII de nuestra era. Durante su estudio, los expertos –en el proyecto se han volcado cuarenta personas con un papel destacado del equipo Anta de Moura– han catalogado construcciones y piedras que podrían haber formado parte de la factoría de salazón romana; pero también otros vestigios de igual interés para los arqueólogos y que convierten el yacimiento en una auténtica “ventana” a la antigüedad.

Entre otros elementos, los especialistas han documentado muros y pavimentos, en su mayoría relacionadas con construcciones de carácter doméstico, aunque también valoran que a algunas se les diese un uso industria. Las piezas están fechadas entre aproximadamente los siglos IV y VII de nuestra era. De más o menos la misma época –entre el V y VI– data una necrópolis con fosas que conservan restos orgánicos, cenizas y carbón y que se corresponden con ceniceros del cementerio.

Los tanques de salazón conservados tras la excavación

Otra catalogación notable es la de una mina de agua construida hacia los siglos I y II de nuestra era. Probablemente los responsables de la factoría de salazón la utilizaron para abastecerse de agua dulce, imprescindible para su trabajo. La canalización consta de dos galerías, de nueve y diez metros de longitud, que confluyen en una tubería común que en su día continuaba hacia el oeste por el solar colindante.

Las galerías están abiertas bajo tierra, con muros de mampostería y una cubierta de losas y tramos abovedados. Su aparición no cogió por sorpresa a los expertos contratados por Avantespacia. Hace casi dos décadas, en 2003, se había dejado ya constancia de la existencia de una mina en la parcela. Hubo que esperar sin embargo a la intervención de la firma del grupo Inveravante para verla completamente excavada y registrada topográficamente, de forma minuciosa, mediante láser escáner.

Las dos galerías de la mina de agua dulce

Los técnicos han desmontado los restos de la estructura para trasladarla al Museo Quiñones de León. Prueba del cuidado con el que guiaron los trabajos arqueológicos y el estudio cronológico de las piezas es que Avantespacia ha llegado a financiar dataciones de Carbono 14, lo que exigió incluso enviar muestras a un laboratorio de Miami, uno de los más reputados a nivel internacional.

Los técnicos hallaron cerámicas de la Galicia y el Mediterráneo y 26 monedas del IV d.C.

No todo fueron estructuras y piezas de cerámica. A golpe de cincel y con palas especiales los expertos rescataron también un conjunto de 26 monedas fechadas en la segunda mitad del siglo IV de nuestra era. La principal hipótesis sería que componen un depósito fundacional. Dado su estado de conservación, para poder leer su cuño los expertos se han visto obligadas a restaurarlas. Además de las monedas romanas, los trabajos dejaron al descubierto piezas de otros períodos históricos, como monedas lusas del XIV y XV.

El tesoro arqueológico que ha recuperado Avantespacia se completa con otras herramientas domésticas: desde materiales de construcción, ánforas, cerámicas para cocinas, vidrios y lozas a objetos de hierro y bronce o pedazos de molino.

Plato de Terra sigillata

Al haber trabajado durante cuatro años, los investigadores han podido adentrarse en las diferentes capas del solar, que muestran una secuencia estratigráfica, una suerte de crónica a base de tierra y vestigios, que abarca 2.000 años de historia local. Entre las finas cerámicas elaboradas con la técnica romana, por ejemplo, han localizado otras de importación, sigillatas africanas o llegadas de la Galia y el mediterráneo oriental.

Con el proyecto arqueológico, Avantespacia –dueña del solar, donde proyecta construir un amplio complejo residencial con 39 viviendas que se extenderá por los números 39, 41 y 43 y abarcará incluso el edificio Ribas– cumple con el convenio suscrito en su día por la entonces propietaria del solar, Concello y Xunta para preservar las salinas.

Lucerna romana rescatada del yacimiento de Marqués de Valladares

Tras los primeros trabajos desarrollados entre 2001 y 2004 en la parcela del número 39, Patrimonio decidió que parte del conjunto arqueológico debía preservarse y musealizarse. La razón: entre los vestigios se detectó la primera fábrica de salazones de pescado de época romana documentada en el centro de Vigo, una infraestructura relacionada además con la salina ya excavada en Rosalía de Castro.

Aquella ambiciosa iniciativa se paralizó sin embargo en 2016 y permaneció en “coma” hasta que Avantespacia se hizo con el terreno y activó su proyecto inmobiliario. La firma del grupo Inveravante asumió la financiación de los estudios arqueológicos pendientes de las primeras excavaciones y completó el análisis y la catalogació n del material.

Trabajos para la extracción de monedas en el yacimiento

Proyecto de musealización

Con esa labor ya lista, queda pendiente ahora la musealización de los restos de la planta de salazón, situados al fondo de la parcela nº 39. ¿Cómo se va a ejecutar? Según precisan fuentes próximos al desarrollo arqueológico, la empresa cederá una superficie de 280 m2 para ese uso.

El proyecto de musealización, eso sí, ya no dependerá de Avantespacia, sino de la administración. Así lo recogería el convenio suscrito hace décadas, antes de la llegada de la firma de Inveravante. Otro de los puntos reflejados en ese documento es que el acceso público a ese espacio histórico debe situarse en Praza de Compostela. Dado que hoy por hoy no es posible, Avantespacia habría garantizado la entrada a través de Marqués de Valladares, aunque solo para labores de mantenimiento y mientras no se abra el paso por la Alameda.

La promotora ha recibido ya luz verde del Concello para construir el nuevo complejo residencial. Además de 39 apartamentos de alto standing, incorporará garajes y bajos comerciales. El presupuesto de ejecución alcanza los 4,7 millones de euros. Durante las obras se mantendrá un control especial para blindar el yacimiento.

Una labor de mecenazgo para poner en valor el pasado de Vigo

Con promociones repartidas por toda España y Marruecos, Avantespacia centra su negocio en el mercado inmobiliario. En Vigo, sin embargo –o al menos en Marqués de Valladares, ya que la firma tiene otros dos proyectos en marcha en Jacinto Benavente y Tomás Alonso–, le ha tocado ser algo más: un mecenas de la arqueología.

Además de planificar su nuevo bloque residencial de Marqués de Valladares –que abarcará del nº 39 al 43, esquina con Colón 8–, la firma ha amparado las labores de excavación, catalogación y estudio de los yacimientos localizados en su parcela. Una labor exigente que se ha saldado con 95.000 piezas históricas y que completará con la cesión de 280 m2 para musealizar la fábrica de salazón romana. La apuesta entronca con la filosofía del grupo fundado por el fallecido Manuel Jove.

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