Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las “cocinas fantasma” ya amenazan con dominar la comida a domicilio en la ciudad

Operan exclusivamente “online” y se ubican en viviendas o incluso en garajes | Están extendidas por todo el casco urbano | Vecinos y hosteleros consideran imprescindibles controles sanitarios como en los restaurantes

Un grupo de repartidores de varias plataformas que llevan comida a las casas de Vigo. Marta G. Brea

Cuando estalló la pandemia, hace ya más de dos años, el confinamiento y las restricciones obligaron a la hostelería a una reinvención total para intentar sobrevivir. No podían estar abiertos, por lo que su única opción era ofrecer comida para recoger en el local o entregar en el domicilio. Este momento supuso un auténtico bum de este tipo de servicios y las plataformas más conocidas de comidas y cenas online (Glovo, Just Eat…) fueron sumando cada vez a más restaurantes y cafeterías viguesas que luchaban por mantenerse a flote.

Pero lo que pudo ser una circunstancia puntual se acabó convirtiendo en una tendencia y el número de locales de hostelería que ofrecen este servicio sigue creciendo. Y no solo los restaurantes y bares tradicionales vieron en esto una oportunidad. Y es que en los últimos meses ha llegado a Vigo uno de los fenómenos que más se están viviendo en las grandes ciudades españolas: la aparición de cocinas clandestinas o fantasma.

¿Y qué son exactamente? Pues locales dedicados exclusivamente a la venta online, sin mesas, camareros ni un establecimiento acondicionado para servir al público. Solamente unos cuantos cocineros, materias primas para elaborar los platos, fogones y perfiles en las diferentes plataformas de comida a domicilio. Cuando uno va a buscar información sobre estos establecimientos en Internet, únicamente ponen por lo general una ubicación aproximada, pero ni siquiera hay número de teléfono. Tampoco ningún cartel en la puerta o rótulo que anuncie la presencia de una cocina.

Los locales fantasma se extienden por el centro, como por Calle García Barbón o por la Calle Valencia

decoration

Aunque los restaurantes de comida rápida siguen siendo los que copan la principal oferta de las plataformas de comida a domicilio, lo cierto es que en Vigo las cocinas fantasma están empezando a extenderse de forma importante. Y prácticamente por todo el núcleo urbano de la ciudad.

En García Barbón, por ejemplo, se anuncia en Just Eat un local de comida orgánica y vegetariana del que no hay ninguna información en Internet; lo mismo sucede en la calle Valencia con una cocina clandestina que ofrece “todas las delicias de México sin salir de casa”; o en la calle Barcelona, donde por cierto hay varias cocinas de este tipo, y una de ellas ofrece “hamburguesas al más puro estilo americano”.

Son solo unos ejemplos, pero se cuentan ya por decenas las cocinas fantasma en Vigo: solo ofrecen comida a domicilio (algunos también para recoger) y solo se puede conocer su existencia o bien a través de esas plataformas de comida online o bien por la presencia física de los repartidores que recogen allí in situ el pedido para llevárselos al cliente, que por lo general no suele sospechar que se trata de establecimientos de este tipo cuando realiza el encargo.

Esta tipología de negocios abarca casos de lo más variado. Hay algunos por ejemplo que se cambian el nombre en cada plataforma en la que están anunciados. Otros tienen varios perfiles: en uno anuncian platos de cocina venezolana y en otro algo tan radicalmente opuesto como pollos asados. Todo en la misma cocina. ¿Y dónde se ubican estos fogones fantasma? Pues aquí viene el principal problema. Porque en algunos casos se utilizan incluso viviendas para ello, o anexos como garajes. Hace unos meses precisamente el Colegio Oficial de Administradores de Fincas de Galicia (Coafga) alertaba del incremento de las “cocinas fantasma donde se elabora y reparte comida de forma habitual y cuyos propietarios no cuentan con los permisos y licencias necesarios para realizar esta actividad”.

¿Tienen los permisos oportunos?

La entidad colegial asegura que muchos responsables de estos negocios ilícitos son profesionales que han tenido que cerrar sus establecimientos a causa de la pandemia o personas extranjeras que cocinan recetas de sus países de origen o bocadillos en grandes cantidades, que luego distribuyen por toda la ciudad o entregan a los clientes directamente. El Colegio sostiene que, además de ser una “actividad clandestina que no cuenta con los permisos oportunos”, la “falta de instalaciones adecuadas y seguras pone en riesgo a las comunidades de propietarios que viven en esos edificios”. Y todo ello puede provocar ruidos, olores y aglomeraciones a las puertas de estos establecimientos que acaban sufriendo los vecinos.

En la misma línea se muestra el sector hostelero. César Sánchez Ballesteros, presidente de la Federación Provincial de Hostelería (Feprohos), considera que estas cocinas fantasma que operan únicamente online deben cumplir con toda la legalidad, tener los permisos necesarios y pasar todos los registros sanitarios que por ejemplo pasan los fogones de los restaurantes o los hoteles. “Si es así, no tenemos ningún inconveniente. Pero es muy importante desde el punto de vista sanitario que haya un control de estos sitios, porque estamos hablando de comida. Un día pasa algo grave, una intoxicación y...”, apunta Ballesteros, que señala que se trata de unas prácticas difíciles de vigilar precisamente por las plataformas en las que operan, como Glovo o Just Eat, los dos gigantes de la comida a domicilio junto a Uber Eats, que se llevan además elevadas comisiones por ofrecer sus plataformas a los restaurantes y también, obviamente, a esas cocinas fantasma.

Compartir el artículo

stats