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Maestros que son ángeles: la nueva iniciativa de la ONG Aulas Abiertas

Voluntarios imparten clases a niños de Perú con escasos recursos desde Vigo, Madrid o Estados Unidos

Algunos de los voluntarios, con Pilar Muñoz, la directora de la ONG, en el centro

“Ver la cara de ilusión del niño es mágico”. Así resume Noemi Pérez su experiencia con un menor de 8 años de Lima, Joshua, al que le da clases desde Vigo. Es madre, estudia para ser maestra en Primaria e imparte sesiones de zumba o pilates. Encuentra tiempo en su apretada agenda para ayudar a un menor en sus estudios y, así, arrojar luz a su futuro: “La experiencia es maravillosa”. Esta acción forma parte del proyecto “Cuenta Conmigo” de la ONG viguesa Aulas Abiertas Comedores Escolares, que trabaja desde hace más de 25 años con la infancia, principalmente, en las provincias de Cajamarca, pero también en la capital del país. Cuenta con unos 500 socios, que aportan 10 euros al mes, suficiente para dar de comer a un niño todo el mes.

“Esta iniciativa surge al ver la necesidad de apoyo escolar de muchos de nuestros niños. Con la colaboración de muchas personas y del Concello, les enviamos ordenadores y teléfonos para facilitar el seguimiento de las clases”, explica la directora de la oenegé, Pilar Muñoz, antes de detallar que han constatado que “su nivel ha bajado mucho” con la irrupción de la pandemia, que les impide asistir presencialmente a las aulas: “Que sigan estudiando sin apoyo es difícil, por eso nace este proyecto”.

A través de las redes sociales y del contacto con los socios y colaboradores de Aulas Abiertas, la entidad expuso la necesidad de encontrar personas que dispusieran de al menos una hora a la semana para poder apoyar a los menores en sus clases, sobre todo, de matemáticas e inglés. “Inmediatamente, varias contactaron con nosotros y pudimos empezar enseguida. Actualmente, hay 27 voluntarios colaborando desde diferentes puntos de España –Vigo, Madrid o Salamanca– y Estados Unidos”, comenta Muñoz. Una de las profesoras es la alpinista y exconcejala Chus Lago. Hay participantes de todas las edades: desde 21 hasta más de 65. “A través de vídeos, fotos y clases online, refuerzan los conocimientos adquiridos por los menores y los preparan para afrontar el curso escolar, que allí acaba de comenzar”, explica la directora de la ONG olívica.

Jorge Lorenzo, de 21 años, es uno de los maestros. Es profesor en prácticas en el colegio Casa de la Virgen, de Cangas, y ofrece espectáculos de magia para recaudar fondos para Aulas Abiertas. Su alumno es Ricardo, un pequeño de 9 años: mejora sus competencias en lengua y matemáticas. Se comunica con él y su madre por videollamada y WhatsApp. “Le mando vídeos a modo de clases en los que le explico los temas. También le envío ejercicios y me pregunta las dudas. Es media hora al día y un día de una hora de clase”, anota. Asegura que esta experiencia le encanta, se la recomienda “a todo el mundo”. “Le cuesta leer, escribir y los números, así como mantener la atención. Nosotros hemos tenido todo aquí, esos niños, no. Es una forma de ayudarlos a que su futuro sea mejor”, añade. Reconoce que, más adelante, le gustaría conocer en persona a la familia: “Podría ser un buen sitio para ir de luna de miel con mi pareja si nos casamos”.

Pilar Muñoz, con menores de Perú a los que ayudó la ONG REDACCIÓN [VIGO]

Sara Fernández, de 60 años, echa un cable en matemáticas a Yamila, de 9 años. Está jubilada de forma anticipada por cuestiones de salud. Antaño, fue funcionaria del Estado. Reconoce que es una amante de la docencia, pasión que también canaliza desde Cruz Roja dando clases de apoyo a niños. “Ver que los menores avanzan es lo más. Me encanta esta iniciativa, es una satisfacción”, expone. Se comunica con la joven por videollamada y le plantea ejercicios que le envía por WhatsApp en imágenes. “Ella me los devuelve hechos por foto y yo se los corrijo: le comento los errores por escrito o verbalmente. Su nivel es muy bajo”, indica. Destaca que, para participar en este programa de Aulas Abiertas, “tiene que gustarte la docencia”. “Hacen falta grandes dosis de paciencia e implicación emocional”, amplía.

A César, de 8 años, le ayuda Paula Rodríguez, de 44 años. Es pedagoga y trabaja en el departamento de atención al cliente de un banco. “Fui azafata de vuelo. Todo lo que sea internacionalizar y colaborar me atrae”, reconoce. Habla con el pequeño por WhatsApp. Deja la videollamada para cuando haya “más confianza”. “Lo importante es que no abandonen los estudios. Allí, hay mucho absentismo al no tener las posibilidades que hay aquí, por eso es fundamental este proyecto”, apunta. Ella le dedica unas dos horas a la semana, las que encuentra en una agenda ya cargada. “Soy madre: tengo hijos de 13 y 6 años, y trabajo, pero busco huecos, me organizo. Es una labor muy bonita. La gente de países desarrollados puede ofrecer mucho a otra de países en vías de desarrollo, donde los niños no disfrutan de tantas esperanzas de evolucionar en su vida”, dice.

Algunos de los profesores que participan en la nueva iniciativa de Aulas Abiertas JOSE LORES

Es ese el espíritu que lleva a Chus Lago a ayudar a Pilar, una niña de 11 años. “Le dedico dos horas a las clases y otro par de horas más semanales a ver los contenidos de apoyo a la clase, los ejercicios o cómo facilitar el aprendizaje. La cordillera Blanca de Perú fue mi primera expedición, le tengo un cariño muy especial a esas montañas, a su gente, a todo lo que tenga que ver con sus costumbres”, anota. Asegura que esta iniciativa le permite “estar en contacto” con su pasado y “agradecer lo vivido”: “Es una experiencia maravillosa sentarse con un niño y ayudarle a hacer los deberes, a que cree el hábito, acompañarle… es importantísimo para su futuro, para que no se quede atrás. El tiempo y el conocimiento es lo más preciado que tenemos y lo más preciado que podemos compartir”.

Desde la ONG Aulas Abiertas, ponen en valor el trabajo de los voluntarios, que “están transmitiendo a los niños de Perú que merecen la atención y dedicación de personas que viven muy lejos de ellos”. “También están siendo de gran ayuda para los padres, que se ven apoyados de una forma totalmente desinteresada y gratuita”, añaden. La entidad sigue recibiendo peticiones de apoyo, por lo que necesita más personas dispuestas a echarles una mano a los pequeños, sobre todo, con matemáticas o inglés. Para unirse, basta con mandar un correo a info@aulasabiertas.org.

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