La urbanización del polígono VI del Pepri (Plan Especial de Protección e Reforma Interior) de Bouzas está un paso más cerca. La Gerencia Municipal de Urbanismo aprobó de forma definitiva el proyecto, que contempla la construcción de cinco bloques de 27 viviendas de bajo y dos o tres alturas –cuatro viviendas serán de titularidad municipal al terminar las obras– en un espacio que roza los 2.800 metros cuadrados (m2) de superficie entre las calles Tomás Alonso y Covadonga –junto al mercado–, además de un edificio para equipamiento cultural de 136 m2 –que revertirá en la administración local– y una plaza pública interior de unos 1.500 metros cuadrados, así como espacios pavimentados y ajardinados. “Se trata de una aprobación muy importante”, apuntó el alcalde olívico, Abel Caballero.

La intervención contempla un presupuesto de medio millón de euros y la posibilidad de ocupar el espacio público peatonal en el subsuelo para un aparcamiento público, una dotación necesaria en este punto de la urbe: ayudaría a resolver la deficiencia de plazas de estacionamiento. “Podría ser en régimen de concesión”, indicó el regidor.

El proyecto de urbanización fue validado de forma inicial a principios del pasado mes de junio y se sometió a exposición pública durante un mes para proceder, a continuación, con la notificación individualizada a los propietarios de parcelas incluidas en el polígono y a los sistemas generales afectados. A partir de ese momento, se solicitaron los informes sectoriales preceptivos. Recibió sugerencias de las asociaciones Gatiños da Rúa y Proyecto Gato, que manifestaron su voluntad de proteger a los felinos que habitan actualmente los terrenos sobre los que se actuará. Los responsables de la promoción entienden la situación y se comprometen a dar parte de la posible existencia de gatos antes de que empiecen los trabajos de urbanización para que los animales sean retirados de la mejor forma posible.

En relación a la transformación de Bouzas, Caballero recordó que ya está en marcha la reforma del paseo marítimo. “Es una forma distinta de contemplar la villa”, añadió. La intervención contempla la regeneración del paseo entre la iglesia parroquial del siglo XVI y el puente de la VG-20: casi 8.000 metros cuadrados– todos ellos, de dominio público marítimo-terrestre (DPMT)– y más de medio kilómetro de longitud.

El resultado de la actuación será un enclave que se beneficiará de una mejora ambiental, que estará conectado con el agua y que presumirá de una nueva estructura de madera, pérgolas metálicas, fuentes, bancos accesibles e iluminados que incorporan cargadores con toma de USB, gradas, tumbonas, aparcabicis, duchas, zonas verdes –vegetación autóctona y un jardín vertical–, iluminación moderna –balizas, luminarias altas con báculos y elementos para dar luz a las gradas y otros para iluminar fachadas patrimoniales–, dispensadores de servicios para mascotas, papeleras de diseño, paneles informativos, un área de ocio y restauración, un paseo de madera de más de 3.000 metros cuadrados, otro de granito que supera los 9.000 m2 , sendas de jabre y dunas recreadas.