Gran Vigo

Personal shopper: “No dejes que la ropa te domine, empieza a escoger tú”

Así trabaja 'Siempre hay algo qué ponerse', un gabinete vigués de personal shopper

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Alba Villar

No me gusta lo que tengo. Esto ya no me queda bien. No quiero ponerme más estos pantalones. No encuentro una blusa que me quede bien. No quiero ir de compras, no veo nada que me identifique. Muchos noes que desembocan cada vez más en un “necesito ayuda”. Y ahí están ellas.

Las viguesas Patricia Rico (33) y Yael Rodríguez (33) o lo que es lo mismo “Siempre hay algo que ponerse” –su marca de asesoría de imagen– hace dos años y medio que se dedican a entrar en los domicilios de sus clientas y les enseñan, por ejemplo, a organizar sus armarios, a sacarles partido. Pero es todo un camino que empieza con esa idea del “no” en la cabeza de una usuaria que, a través de un correo electrónico, explica su situación. Es entonces cuando la maquinaria de las expertas se pone en marcha con un objetivo: reforzar todas las posibilidades con las que cuenta la persona que solicita el servicio.

Las asesoras haciendo un análisis de armario de la clienta.   | // A.V.

Las asesoras haciendo un análisis de armario de la clienta. | // A.V. / Lorena Cochón

El proceso se asemeja a la consulta con el psicólogo. Hay que detectar los problemas y necesidades para ofrecer las mejores soluciones. De esta manera, la mujer que acaba de dar a luz y no le sirve la ropa de antes, y quiere un cambio de vestuario recurre a ellas para que le hagan una propuesta personalizada, no solo en función de sus gustos, sino de sus nuevas rutinas, de su nueva vida. “También las que no tienen tiempo para ver las mejores opciones son usuarias potenciales nuestras”, agregan. El pasado fin de semana estuvieron en la apertura de Vialia con sus burros de ropa. Realizaron asesorías exprés gratuitas a todo aquel que se acercó a la tienda C&A ubicada dentro del centro comercial.

Asesoría de imagen

Antes hemos acompañado al dúo de expertas a una de sus sesiones en la casa de una clienta con la que, previamente, han diseñado una planificación habitual de asesoría de imagen que engloba el estudio de la silueta y del patrón, para encontrar las prendas que más se le adecuan. Es uno de los servicios más solicitados, junto con las pruebas de color –comparativa de pañuelos fríos y cálidos ante una luz reflectante– y el análisis de armario. “El objetivo es mostrar las herramientas para que entiendan su cuerpo, sacarle el máximo rendimiento estético y buscar los colores que más le sienten a su tono de piel o a las facciones de la cara. “La ropa no te puede dominar, es una la que tiene que escoger”, recalcan. La elección del color de la ropa siempre ha sido un tema crucial a la hora de elegir vestuario. “No existe ningún color que no siente bien, sólo hay que encontrar el tono. No es que no te siente bien el rojo común, pero un tono menos, tal vez sí”, matiza.

El armario

La cuarta pata del servicio de asesoría es la de personal shopper, aunque es complementario, ya que para realizarlo “la clienta suele haber ya contactado con nosotras para un análisis de imagen. Para comprar ropa hay que conocerla con un poco de antelación ”, insisten.

El armario suele ser el muro al que muchas mujeres se enfrentan cada mañana y que no saben gestionar. Al final siempre se acaban eligiendo las mismas prendas y el resto de la ropa acaba relegada a un fondo oscuro en el que el paso del tiempo se encarga de hacer caer en el olvido. Las asesoras recomiendan “un almacenamiento vertical en el que toda la ropa pueda verse en una sola pasada” y eso se consigue organizando la ropa en cajones abiertos.

Discreción y culpabilidad

Muchas son las mujeres y hombres que han pasado por las manos de Patricia y Yael en el último año y aunque cada vez este tipo de asesoría es más conocida, sigue permaneciendo bajo el amparo de la discreción. “La gente quiere verse bien pidiendo ayuda profesional pero no tiene la necesidad de compartirlo, quiere que sea algo suyo. Sigue asociándose a algo superficial”, apuntan Patricia y Yael.

Un armario a rebosar debe aligerarse para poder ser renovado. “Hay que invertir en prendas que podamos, al menos, ponernos de tres maneras diferentes”. Ese fondo oscuro de armario no sirve de nada si no se usa o ya no coincide con los gustos actuales. Pero la culpabilidad suele jugar una mala pasada: “Suelen sentirse culpables porque han invertido dinero en esa ropa y les cuesta deshacerse de ella”, afirman. Pero la solución pasa por preguntarse el porqué de la compra y el porqué al final no ha funcionado, y aprender de ello”, dicen las expertas.

Los hombres, “ receptivos a cambiar su imagen”

Aunque en “Siempre hay algo más que ponerse” la mayoría de las usuarias son mujeres, es cierto que cada vez más hombres se animan a dar el paso de dejarse asesorar por una profesional de la imagen. “La verdad, nos ha sorprendido mucho lo receptivos que se muestran ante nuestras recomendaciones y sugerencias. A veces se prestan porque les han regalado nuestro servicio y descubren que les gusta y que pequeños cambios dan grandes resultados. Se ven mejor en el espejo y huyen de los estereotipos”, explican Patricia y Yael. De forma general, las mujeres “están más abiertas y son más conscientes del impacto de la propia imagen”, por ello, la gran importancia de que ellos den un paso al frente en modificar –si lo necesitan– las pautas de conducta a la hora de presentarse ante sí mismos y a la hora de salir a la calle. La paridad en la clientela en este tipo de asesoría todavía queda algo lejos de alcanzarse. Lo importante es que el camino ha empezado a abrirse. La actitud ante una nueva forma de verse por fuera es el primer eslabón de una cadena que comienza por los pequeños detalles como decidir si “camisa por fuera o por dentro”.

Los vigueses visten como son: “elegantes e informales”

Sentadas en una cafetería cualquiera de la calle Príncipe, Yael y Patricia no evitan fijarse en los looks de los vigueses. Como si de una pasarela se tratara, las asesoras aprovechan para descubrir nuevas combinaciones de vestuario que nunca se hubieran imaginado y que les ayuda a inspirarse. “Mira qué súper look lleva esa chica, nunca se me habría pasado por la cabeza, qué bien le queda”, destacan. Están acostumbradas a analizar hasta los andares de la gente que camina despreocupada por las calles y llegan a la conclusión que el estilo de los vigueses es variado y que ha evoluciaonado a lo largo de los últimos años: “Puedes toparte tanto con una persona muy elegante como, de repente, ves a alguien informal o casual”, añaden. Pero lo que tienen claro es que muchas personas necesitan “un impulso, no hay que dejar que el armario decida” e intentar desbloquear ese punto de vista rutinario sin impronta personal, tan necesaria y que permite disfrutar de “vestirse todos los días” y no solo cubrirse el cuerpo. Al final, vestirse también es una experiencia que genera sensaciones humanas que “necesitamos explotar” para nuestro bienestar.

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