Sin juicios y sin reproches, con las plantas y la naturaleza como aliadas, la asociación ciudadana de lucha contra la droga Alborada desarrolla en medio del monte de Cabral uno de sus proyectos pioneros: agricultura ecológica para luchar contra las conductas adictivas. Invernaderos, huertos y fabricación de compost centran la actividad de 25 usuarios con Manuel Rodríguez, educador y responsable del proyecto ‘Verdear’ por el que han pasado en los últimos años 125 personas.
Consumidores rehabilitados o en proceso de rehabilitación hunden sus manos en la tierra y cultivan productos de temporada en el invernadero: “Esto son espinacas y ahí tenemos las tomateras. Cebolletas, ajetes, judías, lechugas y hasta flores de borrajas”, explican Sandra e Isabel regadera en mano mientras dan a probar las florecillas azules de las borrajas. “Un adicto nunca deja de serlo. Aunque llevemos limpios el tiempo que sea somos adictos”, reflexiona Sandra mientras muestra orgullosa el invernadero y la zona donde preparan el compost. Flores y una gran mata de hierba toupeira crecen entre los vegetales. “Evitan plagas y su olor expulsa a topos y ratones”, explica esta experta en cultivos ecológicos.
“Es una terapia diferente, ves los frutos de tu trabajo y como surge la vida de la tierra"
"Mi único consejo a quienes puedan necesitarlo es que todo se puede dejar. Cuesta, pero en Verdear y al aire libre, ver crecer tomates y plantas es una gran recompensa. Tenemos hasta bonsáis y ya estoy buscando en internet cómo se cuidan porque aquí no sabemos mucho de ellos”, asevera Isabel.
La huerta al aire libre centra estos días gran actividad. “Cultivamos calabazas, hierbas aromáticas, arándanos, frutales... Ahora mismo requiere mucho trabajo, hay que plantar antes de que llegue el verano”, explica Jesús Ángel, a quien acompañan sus padres en esta jornada de puertas abiertas de Verdear. Es uno de los últimos jóvenes que han llegado al programa que dirige Alborada.
“Llevo algo más de dos meses. Me lo recomendó mi psiquiatra y en la última visita ya me dijo que se me notaba para bien. Y eso que todavía no estoy muy acostumbrado y me canso, el lombo a veces duele...”, asevera. Su madre le mira con gran cariño y cierto alivio: “Le encanta venir aquí. Tenemos una pequeña huerta en casa y ahora también ayuda allí”.
"No pedimos más de lo que tiene otros colectivos (...) Este último mes repartimos más de 100 desayunos y 200 comidas así como otros tantos bocadillos de media mañana"
“Quien cuida un huerto, se cuida a si mismo, y también es capaz de cuidar a los demás, a la familia. Te cambia el carácter porque te obliga a descentrarte y olvidarte de tu ego. Ocuparse de la naturaleza tiene sus propios tiempos y marca otros ritmos. Te permite educar la mirada sobre lo que te rodea, porque un tomate no crece cuando uno quiere”, explica Jesús Cancelo, psicólogo y director de la asociación Alborada. Los seleccionados acuden tres días por semana o incluso a diario. Una furgoneta los lleva y los devuelve a casa. En la finca se hacen la comida.
Los 5.000 metros cuadrados cedidos a Alborada por la comunidad de montes de Cabral recibieron a los invitados a la jornada de puertas abiertas ayer con una exposición muy especial, las fotos de Iria Onieva, “Harakirina”. Su particular universo artístico de colores neón, estética retrofuturista, kitsch y post punk, colgaba en los árboles bajo el título de “Illectus”.
Los concejales Yolanda Aguiar y Santos Héctor acudieron al acto en representación del gobierno local y no dudaron en comer las flores recién cortadas que les ofrecieron en el invernadero. Entre los asistentes se encontraba también Carmen Avendaño, presidenta de Érguete acudió con usuarios del colectivo. “Algunos compañeros participan en el proyecto de Verdear”, explicaban. José Antonio, ‘poeta’ animó a levantarse cuando uno se cae y alumnos del Mayeusis ofrecieron un concierto.