El rasgo más común de las personas con conductas adictivas es que buscan resultados inmediatos. Sean personas a tratamiento por consumo de estupefacientes, juego o alguna otra circunstancia, tienen grandes dificultades para esperar. Así que hace ya seis años que la Asociación Ciudadana de Lucha contra la Droga Alborada se hizo cargo de un huerto de agricultura ecológica en Cabral por el que han pasado más de cien usuarios del colectivo y en torno a otros 25 de Feafes, Cáritas o Xaruma. La naturaleza puede ser una potente herramienta para ayudarlos en su rehabilitación siempre que se complemente con programas de acompañamiento educativo y logren inculcarse patrones de vida sana. Esto es lo más difícil porque "la mayoría tienen entre 35 y 55 años y una media de veinte consumiendo por lo que la familias están muy deterioradas y no siempre cuentan con apoyo fuera", explica Manuel Rodríguez Iglesias, responsable de este proyecto "Verdear" y educador social habilitado.

Él es el responsable del funcionamiento de la finca de 5.000 m2 en la que cultivan en Cabral y donde cuentan con ayuda de un profesor de agricultura ecológica. Allí tienen una pequeña construcción con cocina, vestuarios, una biblioteca y un estanque que rehabilitaron los propios usuarios juntos. El trabajo al aire libre se realiza entre las 09.00 y las 13.30 horas y toda la cosecha de temporada se utiliza para autoconsumo además de cooperar con asociaciones afines.

La finca es propiedad de la Comunidad de Montes de Cabral y la tienen cedida. Tuvieron que empezar de cero pero ahora cosechan patatas, tomates, calabazas, berenjenas, pimientos, pepinos, hierbas aromáticas y tienen hasta colmenas. "Es gente acostumbrada a la inmediatez que no sabe esperar. Y la cosecha es todo lo contrario. Se trata de desaprender esos ritmos y enseñarles a tener paciencia para ver los frutos", explica el educador social, que reconoce como otro de los retos el ser capaz de que los usuarios abandonen la ciudad. "La mayoría son muy urbanitas y esto es completamente nuevo. La convivencia entre ellos no siempre es fácil pero si viene gente de fuera o algún colegio son todo amabilidad. Se transforman", les reconoce el responsable de "Verdear".

Hasta ahora el tiempo se les fue en poner en condiciones la finca, el invernadero, entablar relaciones con el entorno para el intercambio de semillas y realizar pequeñas exposiciones de productos. Pero quieren dar el salto y "abrirse a la sociedad". Pretenden dar a conocer las instalaciones, las terapias ocupacionales que realizan y pondrán en marcha el 15 de octubre el primer curso de iniciación a la agricultura ecológica de 150 horas todos los lunes, miércoles y viernes. Su respaldo fundamental procede del Concello, la Diputación y la Consellería de Sanidade y esta apertura se completará con unas jornadas formativas en el Teatro Afundación sobre las conductas adictivas que arrancaron este sábado y continuarán hasta junio.

"Es una nueva etapa. Queremos abrirnos. Ahora estamos pensando en empaquetar algunas hierbas y poder ayudar a alguno de los usuarios más veteranos a montar un pequeño puesto para completar la cadena", reconoce ilusionado el responsable del programa al hablar de los próximos desafíos.