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Secuestradores de hijos

Búsqueda en aguas de Tenerife de Anna y Olivia, en el círculo. M.PISACA

La desaparición en Tenerife de las pequeñas Anna y Olivia, de 1 y 6 años, a manos de su padre hace ya una semana, reabre el trágico historial de otros casos similares ocurridos en Vigo. Bajo la capa de amor filial y al grito de “el niño se queda conmigo” padres y madres no han dudado en raptar a sus hijos. El caso más trágico es el de Eva y Ana, cuyo padre acabó gaseándolas con el tubo de escape del coche. Japón, Suiza, Alemania y EEUU fueron los destinos del resto.

La incertidumbre en torno a la desaparición de las dos niñas de Tenerife junto a su padre, Tomas Gimeno, prosigue una semana después. ¿Están vivas o muertas? ¿Tal vez cruzan el Atlántico en un velero, o han llegado ya a Marruecos?

El secuestro parental es evidente y SOS Desaparecidos difunde fotos de las pequeñas y un vídeo con intención de que llegue a países del Caribe y de Sudamérica, a donde la familia cree que pueden dirigirse. De momento se niegan a pensar que su padre haya podido hacerles daño o quitarse la vida. Confían en que los tres estén vivos.

Nueve niños vigueses fueron raptados por un progenitor sin el concimiento del otro

La sustracción de menores por parte de un progenitor, que generalmente se lleva a los niños a otro país, no es un tema desconocido para los juzgados vigueses. Al menos nueve menores del área de Vigo fueron secuestrados en los últimos veinte años por su padre o su madre, sin que el otro progenitor haya conseguido recuperarlos en la mayoría de las situaciones, aún contando con respaldo judicial.

El caso más trágico es el de Víctor Bouzos, natural de Gondomar,. Tenía 28 años cuando, en noviembre de 2001, secuestró a sus dos hijas, Ana y Eva, de 3 y 2 años respectivamente, del domicilio de su madre y huyó con ellas en el coche hacia Portugal. Si bien en este caso el desenlace resultó funesto.

La búsqueda del hombre y las dos niñas comenzó de inmediato, ya que hizo llegar una carta a su mujer –que había iniciado los trámites de divorcio– en la que anunciaba su venganza. En la localidad portuguesa de Vila Nova de Cerveira mató a las niñas, conectando la salida del escape de su coche al interior del habitáculo con la ayuda de un tubo flexible de aspiradora.

Sus padres lograron hablar con él y le convencieron por teléfono de que regresara a Vigo con las niñas, aunque él advertía que estaban ya muy malitas. Ambas ingresaron en el hospital de la ciudad olívica, si bien Eva ya era cadáver cuando ingresó y Ana sobrevivió apenas tres días más. Ambas niñas murieron “gaseadas” en palabras del fiscal, como habían hecho los nazis con los judíos en los campos de concentración. Víctor Bouzos fue condenado a 40 años, de los que debía cumplir 30 según la sentencia dictada por la Sección Sexta de la Audiencia con sede en Vigo en abril de 2003.

  • Jacobo R.R.

    El vigués Jacobo R.R. y su pareja, nacida en Japón, vivían en VIgo. Tuvieron dos hijos que contaban 5 y 2 años cuando su madre se marchó con ellos a su país sin avisar. Él logró la custodia en los tribunales españoles, pero Japón amparó a su ciudadana.

    Ismael G.O.

    En 2018 el vigués Ismael G.O. viajó a Suiza, hasta donde había viajado su expareja con el hijo en común sin su consentimiento. Como ambos compartían la patria potestad se lo trajo a Vigo, pero finalmente la Audiencia se lo entregó a la madre.

Más reciente es el caso del vigués Ismael G.O. que en 2018 viajó a Suiza para recuperar a su hijo Noah, de 3 años, a quien su madre se había llevado a Zurich sin su permiso. El hombre visitó al niño y aprovechó para llevárselo del domicilio de su madre y traerlo a Vigo. No había rapto ni secuestro, dado que ambos progenitores tenían la custodia del menor. Aunque ganaron el caso en primera instancia, la Audiencia de Pontevedra ordenó devolver el niño a su madre y sigue en Suiza.

Hasta Japón, de donde era natural su ex, se tuvo que ir Jacobo R.R. para ver a sus dos hijos, de 5 y 2 años, en 2013. Su mujer se marchó con ellos de Vigo sin su permiso y aunque el consiguió en los juzgados la exclusividad de la guardia y custodia de los niños, Japón no los entregaba porque la legislación del país protegía a su ciudadana.

Hace una década, una viguesa casada con un alemán huyó con su hija y pidió en los tribunales locales de Familia un cambio de custodia de la niña a su favor. Finalmente la pequeña fue entregada a su padre.

  • Casos como el de Granada sucedieron en la ciudad olívica, donde al menos tres progenitores huyeron a EE UU o escaparon de Alemania con sus hijos sin conocimiento de la otra parte

Otro episodio de sustracción de menores judicializado en Vigo tuvo al padre como protagonista, pues huyó con el niño a Sudamérica. Otro de los casos de sustracción de un menor estuvo a cargo de una mujer casada con un vigués, que decidió huir a EE UU con su hijo. También una viguesa debía afrontar el pasado verano un juicio por la sustracción de su hijo. Vivían en Londres con el padre del menor y ella se lo trajo a Vigo sin permiso. Aunque la sustracción de menores está castigada con pena de prisión de 2 a 4 años y entre 4 y 10 años de inhabilitación para el ejercicio del derecho de patria potestad, pocos son los pequeños recuperados tras la fuga. Lo difícil no es localizarlos, sino poder visitarlos o que regresen al país donde nacieron. Algo que requiere una situación económica muy holgada.

En Galicia se denunciaron 664 desapariciones el último año, diez de menores de 12 años

El Centro Nacional de Desparecidos, (CENDES), mantiene activas 4.685 denuncias de personas desparecidas, de las que 332 corresponden a niños menores de 12 años. En Galicia se denunciaron el año pasado 664 desapariciones, la mayoría voluntarias de adolescentes entre 13 y 17 años, pero a 31 de diciembre de 2020 tan solo se mantenían activas 190, de las que una decena corresponden a niños con menos de 12 años de edad.

En la mayoría de los casos de niños, se trata de sustracciones parentales. Su madre o su padre deciden huir con ellos para evitar que vean al otro progenitor, a quien generalmente quieren causar daño durante una separación difícil y con problemas por la custodia.

Las desapariciones durante 2020 han estado condicionadas por la pandemia. A Nivel nacional se presentaron 16.528 denuncias, lo que supone un 37,70% por ciento menos que el año anterior. Pontevedra, con 244 denuncias en al provincia gallega con más casos, seguida por A Coruña (223), Ourense (116) y Lugo (81).

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