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Los ‘riders’ de la abogacía: 448 euros al mes por ocho horas diarias de trabajo

Un abogado con toga se prepara para acudir a una vista oral. | // EDUARDO VICENTE

En casa del herrero cuchillo de palo. La abogacía es una de las profesiones con numerosos casos de falsos autónomos que no denuncian una situación que, aunque tolerada, supone un serio problema agravado por la situación económica de la pandemia. No está bien visto denunciar a un compañero y además, limitaría su propia proyección profesional, de ahí que los afectados que relatan sus experiencias a FARO DE VIGO prefieran mantenerse en el anonimato. La agrupación de Avogados Novos de Vigo reconoce la precarización laboral y apuesta por negociar un convenio colectivo, pero la dificultad radica en que la mayoría son pequeños autónomos que trabajan solos, por lo que no hay una patronal con quien negociar.

Ana dejó el bufete donde cobraba 800 euros pero tenía que pagarse el colegio, el IVA, el IRPF y la mutua | Juan se unió por las tardes a una firma ‘online’ con llamadas a 5 euros

Las antiguas “pasantías”, como se denominan las prácticas laborales en los bufetes, pueden prolongarse varios años y dar lugar a una situación fraudulenta con falsos autónomos. También la llegada de proveedores de servicios legales alternativos y los servicios low cost en plataformas online favorecen la precariedad laboral.

"Esta situación ha llevado a algunos profesionales a abandonar su vocación"

Ester Alonso - Portavoz Avogados Novos

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“Las situaciones más precarias se viven entre los abogados más jóvenes, que inician su vida laboral en despachos donde no tienen nómina, se tienen que pagar su cuotas de colegiación y la mutualización, sin derecho a paro o unas vacaciones que, en ocasiones, ni siquiera se las pagan. Esto ha llevado a algunos profesionales a abandonar su vocación”, reconoce la portavoz del colectivo Ester Alonso.

“Yo acabé la carrera y el máster con sus prácticas, hice el examen de acceso imprescindible para ejercer y entré en un bufete en Vigo. Me pagaban 800 euros por facturas y yo tenía que pagar el IVA –140 euros–, el IRPF –110 euros– la mutualidad –50 euros– y la cuota del Colegio de Abogados –52 euros–. Al final trabajaba por 448 euros con una jornada completa de ocho horas que a veces eran más. Esas horas extras no te las pagan, ni las vacaciones porque como eres autónomo... Por un salario mísero tienen a alguien que abre la puerta, hace fotocopias y, además, a un abogado que sabe hacer escritos jurídicos, un monitorio o llevar un procedimiento de reclamación de accidentes de tráfico. Como estamos colegiados podemos hacer también las vistas”, relata Ana, una abogada que finalmente se montó por su cuenta y que apunta que en los grandes despachos eso no pasa: “Pueden que trabajen muchas horas, pero todos tienen nómina”.

Rosa acababa de salir de la escuela jurídica y estrenaba su título de abogada cuando empezó a trabajar en un despacho: “Me dijeron que tenía que estar primero seis meses gratis y luego vamos viendo y te iré subiendo. Ese vamos viendo fueron 500 euros al mes y pasaron dos años hasta que logré un sueldo de mileurista, aunque pagándome las cuotas colegiales, la mutualidad y hasta la gestoría porque hay que presentar impuestos y ahí depende de como sepas llevar tú esa gestión”, concluye.

"Tienes que atender consultas telefónicas a 5 euros cada una y hacer escritos de trámite, es tal el volumen de trabajo que te envían que te desborda"

Juan

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Las plataformas online con servicios low cost fueron una alternativa inicialmente para algunos abogados que durante la pandemia vieron bajar sus ingresos. “El contrato era de tarde, así que pensaba que podría llevar mis asuntos por la mañana y completar los ingresos con la jornada de tarde. Pero es un trabajo que desborda. Tienes que atender consultas telefónicas a 5 euros cada una y hacer escritos de trámite, es tal el volumen de trabajo que te envían que te desborda”, explica Juan.

La crisis del COVID ha impulsado la transformación digital del sector legal con el impulso de los prestadores de servicios jurídicos alternativos (ALSP, por sus siglas en inglés), plataformas que ofrecen un ahorro de entre el 50 y 80% a clientes con departamentos legales externalizados gracias a la automatización de procesos. Trabajar para varias firmas de forma simultánea, tampoco es la panacea: “Imagínate tener que estar pluriempleada para poder tener un sueldo decente”, resume otra letrada.

"Pretendían que empezara ir a juicios y pagarme 600 euros al mes, obligándome a colegiarme y darme de alta con ese dinero en la mutua Me fui."

Paz

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“Estuve en Madrid en un despacho y en Vigo después de cursar dos máster. En Madrid tuve unas prácticas de 400 euros al mes pro media jornada. No estuvo mal. Pero había muchos falsos autónomos y les pagaban a través de distintas empresas. En Vigo al acabar el máster, podía estar a jornada completa en el despacho, de lunes a viernes. Pretendían que empezara ir a juicios y pagarme 600 euros al mes, obligándome a colegiarme y darme de alta con ese dinero en la mutua Me fui. Me surgió la oportunidad de montar despacho hace seis años y aunque tuve que buscarme las castañas no me arrepiento”, expone Paz.

Avogados Novos pide un convenio para letrados

La agrupación de Avogados Novos considera que la abogacía es una profesión “maltratada” y por eso propone un convenio colectivo para letrados similar al aprobado en Barcelona, algo que con la legada de grandes despachos a Vigo sería factible: “La falta de una figura empresarial para negociar convenios colectivos, dado que la mayoría somos pequeños autónomos, redunda en un perjuicio que, según hemos notado, se manifiesta en la cuasi obligación de comenzar siendo falso autónomo. La mayoría de los abogados más jóvenes se ven obligados a pasar por el aro para conseguir incorporarse a la abogacía. La mayoría lo acepta, aún a sabiendas del fraude, porque empezar de cero es muy difícil, tienes que encontrar clientes, necesitas un despacho donde puedas atender a la gente con cierta intimidad, bases de datos, programas de gestión, etc.; y esa infraestructura genera unos costes inasumibles para alguien que aún no tiene una cartera de clientes”. Apuntan que en este momento “confluye la situación idónea para los abogados más veteranos que se aprovechan de una persona con ganas de empezar y con necesidades económicas y a la que se le engaña con la necesidad de formación, y además tienen que llevarse a casa trabajo los fines de semana, o tienen que ampliar su jornada diaria. Avogacía Nova intenta apoyar a los que empiezan con cursos específicos, programa de tutela para llevar procedimientos judiciales al lado de alguien con experiencia y poder aprender; y los invitan a integrarse “para que conozcan a compañeros, porque es muy importante tener gente que te ayude.”

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