Luisa Fernández Lago (Vigo, 9 de enero de 1952) es lo más parecido a una máquina de leer: no hay otra persona en la ciudad que coja más libros que ella en una biblioteca pública. Su favorita es la Xosé Neira Vilas, ubicada en Martínez Garrido, que cumple ahora 10 años abierta. Los datos avalan el gusto de esta viguesa, que, en su etapa de jubilación tras ser dependienta de comercio y ama de casa, devora “unos dos o tres libros a la semana” y compagina esta actividad con el trabajo en la huerta y la confección de “bufandas y ponchos” para sus cuatro nietos. La lectura, una de sus grandes pasiones, la acompaña desde la infancia, vivida en Lavadores: se enganchó con los tebeos de El Capitán Trueno, El Jabato y Pantera Negra y se enamoró de las letras con Miguel Strogoff, de Julio Verne.
“Voy a la biblioteca cada 21 días y cojo unos cinco o seis libros”
FARO hace sonar su teléfono justo a las 20.00 horas, momento en el que se encontraba leyendo, como no puede ser de otra forma. “Ahora mismo, estoy con Rezar por Miguel Ángel, que tiene más de 600 páginas, y lo acabaré en 4 o 5 días. Le dedico unas cuatro horas o cuatro y media a la lectura”, asegura en una pausa que concede al Decano.
“Retomaré después de cenar, de 21.30 a 00.00 horas; leo mientras mi marido ve la televisión, que a mí no me gusta, pero no me desconcentro para nada, me enfrasco en el libro y no me entero de lo que pasa a mi alrededor. Si hace buen tiempo, salgo a la finca por las tardes y leo”, comenta.
“Me enganché a la lectura con tebeos como El Jabato, El Capitán Trueno o Pantera Negra”
A pesar de que la lectura “siempre” le ha encantado, le empezó a dedicar mucho más tiempo cuando sus vástagos se hicieron mayores. “Me casé, dejé de trabajar y, luego, me centré en cuidar de mis dos hijos, que tienen ahora 46 y 47 años, a los que les inculqué el gusto por los libros. Nos reíamos mucho leyendo Charlie y la fábrica de chocolate. Cuando empezaron a llevar una vida más autónoma, me puse más en serio con la lectura”, recuerda antes de anotar que, desde 2016, ha cogido prestados unos 400 libros en la Neira Vilas. “En casa, tengo unos 300, comprados y regalados. En toda mi vida, debí de haber leído más de 1.000, tanto en gallego como en castellano. Voy a la biblioteca y no compro tanto porque gastaría mucho con el ritmo que llevo, no me lo puedo permitir”, aclara.
“Gracias a los libros, he podido viajar a muchos países, reír, llorar, soñar... Me aportan muchísimo”
Para Fernández, la lectura fue un balón de oxígeno en el confinamiento domiciliario de la pasada primavera. “Una maravilla. Leí muchísimos libros, sobre 35”, anota. Y es que, como reconoce, leer le permite experimentar todas las sensaciones posibles... y recorrerse el mundo entero. “Me río a carcajadas, lloro, me pongo melancólica... Los libros me aportan muchísimo, me despiertan la mente y me invitan a soñar. Como dice un escritor, ¿qué sería de nosotros si dejáramos de soñar? Con ellos, he viajado a un montón de países, y eso que no salgo mucho de Vigo”, destaca tras concretar que los dos últimos libros que ha disfrutado son La Puerta, de Manel Loureiro –se lo regaló la biblioteca por ser la usuaria que más lee– y Hippie, de Paulo Coelho.
Entre sus escritores favoritos, cita a Santiago Posteguillo, que “describe de forma maravillosa la antigua Roma”, y Carlos Ruiz Zafón, cuyos libros “permiten adentrarte y viajar en la historia que cuenta”, pero no se olvida de Almudena Grandes, Ledicia Costas, Pedro Feijoo, Diana Gabaldon, Mario Vargas Llosa, Julia Navarro y Carme Chaparro. “Me gusta la ciencia ficción, la novela negra... El único libro que no he podido acabar es Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute. Tuvo mucha fama, pero no pude, lo intenté dos veces... y no me enganchó. Y, si tuviera que decir un género que no me gusta nada, diría el manga”, expone Fernández, a la vez que señala que su libro estrella es Las cenizas de Ángela, de Frank McCourt. “Es precioso”, dice antes de dejar claro que no ha dado el paso de ser ella la que escribe historias: “No sirvo para eso. No me llama lo suficiente. Cada uno tiene su don: el mío es leer, no escribir”.
Las nuevas tecnologías
Luisa Fernández confiesa que no le gustan “nada” los libros electrónicos. “No sirven para mí, son muy fríos; ni los he probado ni quiero. Me gusta coger el libro de papel, tocarlo, olerlo... huele realmente bien cuando es nuevo”, argumenta, a la vez que destaca que no soporta las nuevas tecnologías. “Al salir de casa, no llevo el móvil. Es que ni siquiera tenemos Internet”, expresa.