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El funcionamiento del sistema de alcantarillado olívico

Más de 850 kilos de toallitas taponan cada día las entrañas de la ciudad

La red de saneamiento se supervisa por telecontrol y físicamente las 365 jornadas del año | En solo 12 meses, se retiraron más de 1.000 toneladas de residuos en las estaciones de bombeo y pretratamiento

Las toallitas extraídas del agua por un sistema de desbaste. Marta G. Brea

Se asemeja a la zona de realización de un programa de televisión o a la de supervisión de un aeropuerto: con pantallas sobre las mesas y hasta cuatro en una pared. Es la sala de control de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) del Lagares, un espacio en el que los trabajadores de la firma concesionaria Aqualia inspeccionan la información que proporcionan las 29 estaciones de bombeo y las tres de pretratamiento.

“No hace falta que haya alguien aquí las 24 horas del día. Las alarmas y los gráficos los podemos ver en el teléfono móvil o en un PC”

José Luis Cabana. - Jefe de servicio,

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Y es que el sistema de telecontrol les permite “conocer qué pasa en cada momento en todas las instalaciones” y, a partir de ahí, actuar, así como disponer de un histórico de datos que permita analizar distintas variables para mejorar la gestión tanto de los equipos como de la red de saneamiento. “De todos modos, vamos tres veces al día a cada punto, de mañana, tarde y noche, para comprobar si el funcionamiento es totalmente correcto; trabajamos todos los días del año”, apostilla Santiago Melón, encargado de mantenimiento.

Sala de control de la EDAR del Lagares Marta G. Brea

El objetivo es mantener al 100% el sistema para que se pueda realizar a la perfección el proceso de depuración, que se ejecuta a través de lo que se conoce como colectores: circuitos subterráneos por los que discurre el agua que procede de la lluvia o del uso de particulares, locales o industrias. En la urbe olívica, hay tres: el de margen de ría (recoge toda el agua residual de la parte urbana de la ciudad: empieza en Julián Estévez y continúa por Montero Ríos, Colón, Berbés, Bouzas o Alcabre hasta llegar a la EDAR), el del Lagares (hace lo propio con lo que llega de las parroquias; las aguas residuales acceden a la depuradora por gravedad, sin necesidad de ningún equipo de bombeo en su recorrido) y el Sur (zona de O Portiño, Oia y Saiáns).

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170.000 metros cúbicos de agua en cada jornada

En total, entran unos 170.000 metros cúbicos de agua en cada jornada: unos 90.000 en el primer itinerario, unos 60.000 en el segundo y el resto, en el tercero. En Teis, otra estación depuradora completa el trabajo: le corresponde tratar la mayor parte de las aguas residuales del barrio de Teis y también las de Chapela (Redondela): recibe entre 15.000 y 30.000 metros cúbicos de agua cada jornada.

Como comenta José Luis Cabana, se registran averías leves “prácticamente todos los días”. “Hay más de 100 equipos instalados (91 bombas sumergibles y 15 equipos de desbaste). En caso de lluvia, se multiplican las incidencias: al aumentar el caudal, aumenta el trabajo, ya que, a excepción de zonas como Navia o A Miñoca, el agua de la lluvia y la residual confluyen en la red. Que haya problemas graves es más raro”, explica. Las más comunes son los atascamientos, sobre todo, por obra y gracia de las famosas toallitas húmedas, pero también por plásticos, restos de comida, compresas, tampones, preservativos o mascarillas (en menor porcentaje). “Son residuos que no deberían llegar hasta la red de saneamiento. Se han hecho muchas campañas para concienciar a la gente: las toallitas no se pueden tirar por el retrete. Aunque el envase ponga que son biodegradables, no lo son”, subraya, a la vez que apunta con el dedo hacia unas fotos que almacenan en las oficinas de la EDAR en las que se ven cientos y cientos de unidades de este producto abrazando una pieza de bombeo o retenidas en rejas.

1.133 toneladas de residuos en un año

Según los datos ofrecidos por Aqualia y el Concello, durante el año 2019, los residuos retirados en las estaciones de bombeo de aguas residuales y pretratamiento alcanzaron las 1.133 toneladas.

Más de 100 equipos instalados en la red

La red de saneamiento de la urbe olívica cuenta con un total de 106 equipos instalados (91 bombas sumergibles y 15 equipos de desbaste: nueve tamices de finos y seis rejas de gruesos).

29 estaciones de bombeo

El sistema de saneamiento de la urbe cuenta con 29 estaciones de bombeo y tres estaciones de pretratamiento. 

Los datos impactan: a lo largo del año pasado, los operarios de Aqualia contabilizaron 1.133 toneladas de residuos. Pues, de media al día, recogieron 860 kilogramos de toallitas húmedas. Como ya es sabido y reconocen Cabana y Melón, se trata de un grave problema que “va a más”. Con el fin de frenar el avance de este tipo de residuos por el subsuelo vigués, algunas de las estaciones de bombeo disponen de sistemas de desbaste propios (hay nueve tamices de finos y hasta seis rejas de gruesos). Son mecanismos que permiten retirar del agua residuos como este monstruo de las cloacas, que supone un peligro para la red de saneamiento y el medio ambiente (pueden tardar hasta 600 años en desaparecer) y la ruina para nuestros bolsillos, ya que las instituciones públicas se ven en la obligación de invertir dinero en tareas de desatasco de alcantarillas o estaciones de bombeo o en la mejora o potenciación de las instalaciones.

Una vez recogidas del agua las toallitas, se almacenan de forma automática en una especie de contenedores similares a los que se usan en la vía pública para depositar las bolsas de la basura, donde permanecen como máximo una semana. “Una máquina se encarga de recoger las toallitas que se quedan retenidas en las rejas o en los tamices. Cada cierto tiempo, las engancha, las sube y las tira a un contenedor que se vacía, como mínimo, una vez cada siete días, normalmente, los viernes”, anota Cabana a unos metros de la estación de Alcabre, al lado de la playa, justo en el momento en el que un camión vuelca los residuos en su parte trasera, donde los prensa y seca antes de llevárselos. “Este mismo camión hace el recorrido por todas las estaciones. Además, para que no huela muy fuerte en el entorno, echamos agua en los contenedores, los desinfectamos y usamos un enmascarador de olores”, puntualiza el jefe de servicio.

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Más de ochocientos kilos de toallitas taponan cada día las entrañas de la ciudad Marta G. Brea

Las apariciones más curiosas

En el catálogo de apariciones en los colectores, aparecen, además de ratas, cerdos muertos, adoquines, trozos de asfalto, piedras... y hasta una lavadora. “Hay gente que levanta la tapa de las alcantarillas y tira lo que se le ocurre”, destaca José Luis Cabana, que pone énfasis, a su vez, en la necesidad de dejar de tirar bastoncillos por el inodoro: “Es otro de los elementos que más dificultades crean, puesto que se cuelan por todas partes; los vemos a lo largo de todo el proceso”. La nota curiosa la pone su compañero Santiago Melón. “En Julián Estévez, donde se sitúa la primera estación de bombeo del colector del margen de ría, se puede saber qué han comido muchas familias, ya que, al tirar por el váter los restos, llegan casi intactos”, comenta.

Los tanques de tormenta

El colector del Lagares cuenta con un total de 30 tanques de tormenta: depósitos cuyo objetivo es almacenar de forma temporal el exceso de caudal provocado por el aporte de pluviales procedente de una determinada cuenca y, así, evitar la entrada en carga del colector interceptor. “Se encargan de retener el agua durante un tiempo para que no colapse el colector”, resume José Luis Cabana antes de destacar que son “muy pequeños”: “Tienen una capacidad de almacenamiento de algo más de 3.200 metros cúbicos, se llenan en 10 minutos. En ciudades como Barcelona o Madrid, tienen un tamaño equivalente a tres campos de fútbol. El problema viene cuando hay un chaparrón; lo ideal es que llueva de forma continuada”. La mayoría de los tanques disponen de sistemas de limpieza de la cámara de retención: volteadores que descargan de forma automática y rápida una gran cantidad de agua que limpia la solera del tanque de retención y arrastra los depósitos sedimentados hacia el canal central del tanque.

"Los bastoncillos también generan muchas dificultades"

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En cambio, en caso de que el colector de margen de ría no pueda soportar el caudal, entra en funcionamiento al aliviadero situado bajo la explanada que está enfrente de la entrada principal del edificio de la Xunta de Galicia, en el entorno del Náutico. En las entrañas de esta zona, se puede ver un tramo del tubo de hierro fundido de metro y medio de diámetro que transporta el agua residual y pluvial. Discurre por una galería de, aproximadamente, kilómetro y medio: desde la zona de O Berbés hasta la rotonda de La Paellera, ubicada en la céntrica calle Areal. “Estamos en terreno ganado al mar, por lo que suele haber muchísimas filtraciones. Eso implica que, cada cierto tiempo, tenemos que sanear toda la estructura para solucionar la corrosión”, señala Cabana. A tan solo unos metros de esta galería, está la sala de cuadros y alimentación eléctrica, cuyo tamaño y aspecto permiten hacerse una idea del elevado consumo de los equipos instalados en la red de saneamiento de la metrópolis olívica.

Vestuarios, taller... y hasta un almacén

Una pieza que hace posible el buen funcionamiento de la red de saneamiento de la ciudad olívica es el taller, necesario para acometer las reparaciones de los equipos del colector de margen de ría y de los tanques de tormenta. Dispone de un espacio suficiente para permitir el manejo de grandes equipos –por ejemplo, bombas sumergibles de unos 370 kilovatios– y cuenta con bancos de trabajo y un puente grúa para mover elementos de gran tamaño –de más de 8 toneladas–. Otra de las partes fundamentales es el almacén, en el que se guarda el stock de repuestos existentes y las herramientas que se utilizan en las tareas de reparación y mantenimiento tanto de los equipos como de las instalaciones: hay una unidad de repuesto de cada uno de los tipos de impulsores, anillos de desgaste y kits de reparación de los equipos de bombeo. No pueden quedar sin citar los vestuarios, espacios para uso del personal del servicio de saneamiento y de las estaciones depuradoras de aguas residuales del Lagares y de Teis.

Más de 850 kilos de toallitas taponan cada día las entrañas de la ciudad

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