La despedida de 2020 fue la Nochevieja más atípica de la historia reciente. Igual que en el resto del mundo, los vigueses tuvieron que contenerse y la que tradicionalmente es la noche más festiva del año se convirtió en todo lo contrario: las calles lucieron vacías debido a las severas restricciones impuestas para frenar la pandemia. Con una vigilancia policial especial dada la fecha de la que se trataba, el balance ofrecido por las fuerzas de seguridad es que fue una madrugada “tranquila”. No se detectaron grandes fiestas clandestinas, que era uno de los temores que había, pero sí que se sucedieron un goteo de intervenciones que mantuvieron a los agentes ocupados durante toda la noche. La Policía Local acudió a casi una treintena de viviendas por ruidos provocados por pequeños festejos familiares o por música alta. También tuvieron que disolver dos botellones. Y, a lo largo de la jornada, se interpusieron más de 40 denuncias, la mayoría por no utilizar la obligada mascarilla y algunas por consumo de alcohol en la vía pública. Durante las últimas horas de la tarde, antes de que la gente se retirase a sus casas a cenar y recibir el nuevo año, se detectó la presencia de bastantes viandantes en las calles viguesas.

Fue una noche de bastantes quejas vecinales por ruidos. La Policía Local acudió concretamente a 28 domicilios y se encontró con que en la mayoría de los casos eran pequeñas fiestas de los familiares que se habían reunido para despedir el 2020 o personas que tenían la música alta ya avanzada la madrugada. Las fuentes consultadas explicaron que los agentes no cursaron sanciones y se limitaron a advertir de que cesaran con los ruidos, dado que no se toparon con incumplimientos de normas de aforo ni con reuniones multitudinarias, como sí ocurrió por ejemplo en otra urbe gallega, en A Coruña, donde hubo que desalojar una fiesta clandestina en un polígono industrial en la que participaban una veintena de jóvenes.

Parques

Volviendo a la Nochevieja viguesa, los efectivos policiales también tuvieron intervenir fue para disolver un par de botellones: la primera alerta la recibieron minutos después de la una de la madrugada en el parque Camilo José Cela y el grupo de jóvenes que estaba allí reunido salió a la carrera en cuanto detectó la presencia policial. Una hora más tarde, en otro parque que hay cerca de la asociación vecinal de Sampaio, los agentes desalojaron a una decena de chavales que también se habían reunido en la calle para consumir alcohol.

Y en cuanto a denuncias, concretan fuentes municipales, a lo largo de la jornada del 31 de diciembre y en la primeras horas del día 1 de enero se cursaron un total de 42: de ellas, entre otros motivos, 28 fueron a ciudadanos que no hacían uso de la mascarilla y 8 por consumo de alcohol en la calle. En la reunión de la comisión de seguimiento el alcalde, Abel Caballero, avisó de que esta noche pasada se seguiría con la “vigilancia” policial y, como ha venido haciendo todos estos meses, pidió “mucha prudencia” a la ciudadanía.

Violencia de género

En sobre el balance de detenidos en Nochevieja, entre la noche y las primeras horas de la mañana hubo al menos cinco arrestos. Dos de ellos practicados por la Policía Nacional, de sendos individuos que se negaron a obedecer las indicaciones de los agentes sobre las normas sanitarias del coronavirus. La Policía Local también detuvo a un vigués de 33 años por motivos similares: los agentes acudieron a la calle Romil ya que el hombre estaba ebrio y agresivo y al llegar allí lo toparon en un garaje fumando un porro. Se negó a ponerse la mascarilla, a guardar la distancia de seguridad y golpeó a un policía, por lo que fue arrestado por delito de resistencia y atentado a la autoridad.

Otras dos detenciones practicadas por los agentes municipales fueron por violencia de género. Uno de los arrestos fue de madrugada en la Gran Vía –los vecinos avisaron de que una mujer pedía auxilio– y otro fue por la mañana en la zona de Navia.

Un vigués halla muerto a un amigo con el que había quedado para tomar las uvas

Una de las incidencias más graves de la noche en la urbe olívica ocurrió en Camiño Castiñeira, en la parroquia de Beade. Fuentes de la Policía Local informan de que un vigués que acudió a la vivienda de un amigo ya que había quedado con él para tomar las uvas se lo encontró muerto. El aviso lo recibieron a las 00.16 horas. Al parecer, el hombre, de 59 años, podría llevar ya varios días fallecido. La Policía Nacional, que se hizo cargo de las diligencias, informó de que el deceso se produjo por causas naturales. No se hallaron signos de violencia. El amigo que se lo encontró sin vida lo había telefoneado varias veces antes de desplazarse al domicilio, no logrando contactar con él. Una vez en la casa, lo halló muerto en su cama. Durante las últimas horas de 2020 y las primeras de 2021 hubo más avisos que movilizaron tanto a los efectivos policiales como a los servicios sanitarios del 061, como dos intentos de suicidios en domicilios del casco urbano de la ciudad y la asistencia a dos mujeres que sufrieron sendos ataques de ansiedad, también en sus casas.

Juzgado de guardia

Y el Juzgado de Instrucción número 8 de Vigo, en funciones de guardia desde el martes, tuvo una jornada tranquila de Año Nuevo, con un detenido por atentado y dos requisitoriados a los que les constaban órdenes de busca en su contra. El caso más destacado de esta semana fue el miércoles, cuando el juez decretó prisión provisional para un joven por robos violentos.