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Cuando la vacuna significa libertad

Internos de San Francisco expresan su deseo de inmunizarse frente al COVID para poder recuperar las salidas | En Santa Marta esperan que con ella el virus no vuelva a entrar

Residentes y trabajadores de Santa Marta. FdV

“Griiiinch”, corean al unísono para la foto los usuarios que permanecen en la residencia que la Asociación San Francisco tiene en la calle Cangas. Este duende, famoso por robar la Navidad, está muy presente este año en este centro de apoyo a personas con discapacidad intelectual. Una parte importante de sus 30 internos no podrá disfrutar las fiestas en sus casas por motivo de la pandemia y de los protocolos que ha establecido la Administración. No es lo único que el COVID les impide hacer. Llevan muchos meses con las salidas y visitas limitadas. Y están cansados. Ven en la vacuna la ansiada libertad, con la que recuperar su vida anterior y quieren ponérsela “cuanto antes”.

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Los tres centros de San Francisco en la ciudad iban a ser, junto a DomusVi Bembrive, los que estrenaran la campaña de vacunación en el área viguesa. Así se lo comunicó la Dirección del Sergas en Vigo el día de Navidad. Pero como algunos de sus internos están fuera del centro por estas fechas, han decidido posponerlo para no tener que hacerlo en varios turnos.

Su directora, Catalina Conde, ya había recabado los permisos de las familias para la vacunación. “Tienen muchas dudas. ‘¿Y eso será bueno?’”, cuenta. Ella les explica que la recomendación médica es que se la pongan, pero que la decisión es personal. “La mayoría acepta”, aclara.

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En cambio, la mayor parte de los residentes no vacila. “Quiero vacunarme para estar más tranquila –justifica Elena Gonzalvo, de 73 años– para no coger el virus y poder salir”. Ahí está la clave que repiten todos. “Ojalá me la pongan, para ir a casa”, apunta Carlos Crespo, que lamenta no poder hacerlo cada viernes, como antes. Sabe que inmunizarse es bueno. “Para mí y para todos”.

“Salir a pasear sola”. Es el deseo de Elisa Goberna y de muchos otros compañeros, como Alberto Nogueira o Francisco Javier Villar. “Desde que empezó el virus aguantamos bastante bien, nos ayudan en el centro, pero lo que ya nos fastidia mucho es eso, estamos agobiados”, describe este último, que también resalta que están “cansados de las mascarillas”. Iván Gómez se la quiere poner para protegerse él, pero también al resto.

Internos y trabajadores del centro de la calle Cangas de la Asociación San Francisco. Marta G. Brea

La vacuna no les provoca miedo “ninguno.” Lo que sí les atemoriza es el coronavirus. Sobre todo, tener que “estar en una habitación encerrada”, señala Elisa. En el centro no tuvieron ningún positivo. Cruzan los dedos.

Severino Vázquez, revela que hay algún compañero que no quiere ponérsela. “Les dan arroutadas”. Pero tratarán de convencerles. ¿Es el mejor regalo de Reyes? “No, es mejor que los Reyes”, afirma. La trabajadora Cora Naranjo cuenta cómo sus conversaciones se centran ahora en lo que van a hacer cuando ya estén inmunizados.

“Están cansados de tanto confinamiento, quieren salir y vinculan la vacuna con la libertad”

Cristina Fanjul - Responsable del centro de la calle Cangas

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Ellas tratan de rebajar sus expectativas: “La vacuna no es que ya podáis salir, Tenemos que vacunarnos todos y luego a ver”, tratan de hacerles comprender. Entre los trabajadores, a los que también ofrecerán la vacuna en esta primera fase, hay más división de opiniones y más dudas entre los alérgicos, embarazadas y lactantes.

En la residencia Santa Marta, con 140 internos, 60 trabajadores y 17 hermanas, recibieron una llamada a las 9 de la mañana de ayer para sustituir a San Francisco en el calendario de vacunación. La madre superiora, sor Trinidad Cabanero, pensó: “Qué bien”. “Hay un poco de incertidumbre, pero es positivo”, amplía. El centro sufrió el primer brote en residencias de la segunda ola. Pero los 18 afectados, incluidos tres centenarios, se curaron. “Esperamos y confiamos que con la vacuna no vuelva a entrar”.

Con algo de “nervios” realizaron todos los preparativos, pero a primera hora de ayer volvieron a recibir una llamada para decirles que también demoran la vacunación en su centro porque no les habían llegado sus listados. El Sergas los sustituye por El Rocío y Xardín Castro Lar (Covelo).

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