Con un cartel de "cerrado por jubilación". Sin hacer ruido y abriendo el baúl de los recuerdos de la infancia y de los momentos de ocio. Así se ha despedido el local de gofres de Príncipe, uno de los más emblemáticos de la ciudad. El aroma que emanaba de su interior lograba inundar la peatonal de un ambiente tan propio como seductor. Era el perfume que acompañaba a los viandantes en sus compras y paseos desde hace más de tres décadas. En Navidad o con 30 grados.

La noticia pilló a pie cambiado a los que se toparon con las letras negras impresas sobre papel blanco, fotografiadas mil y una veces durante toda la jornada. Los vigueses se acercaron a leer el mensaje para certificar el adiós del local, convertido ya en un lugar de culto -colocaron velas y flores-. Y es que la jubilación del propietario del negocio deja en el limbo la continuidad de la actividad. Los dueños del local avanzan que "hay gente interesada" en coger el relevo, pero también firmas de ropa, un sector que destaca en la milla de oro. El contrato de alquiler del local expira a final de mes, por lo que las decisiones que se tomen sobre el futuro uso del establecimiento no son concretas. "Lo estudiaremos en las próximas semanas. Estábamos encantados con el inquilino actual, optaremos por un tipo de cliente como él", señalan los propietarios.

Un "símbolo" de la ciudad

Un "símbolo" de la ciudad"Me imagino que alguien cogerá el testigo, me cuesta pensar que no vaya a seguir en otras manos. Es un símbolo", comentaba Alejandro, un vigués que frecuenta Príncipe y que, de vez en cuando, se decantaba por el gofre "simple". Ana lo elegía "con chocolate" aunque acabase "pringada": "Me hacía ilusión". Javier, de O Calvario, hacía memoria ayer al conocer el cierre: "Probé mi primer gofre aquí, y ninguno de los que he comido en otros lugares ha logrado estar a la altura. El olor que salía de la gofrería era maravilloso".