Más de diecisiete años después de la desaparición y muerte de la viguesa Déborah Fernández-Cervera, su padre José Carlos declaró por primera vez en el marco de unas actuaciones reabiertas a finales del año pasado gracias al empuje familiar y a la aparición de nuevos indicios que pudieran arrojar luz a un caso próximo a la prescripción.

El progenitor de la joven llegó a los juzgados de Tui en torno a las 9 de la mañana, poco después lo hicieron los tres abogados de la familia para a continuación hacerlo la madre y la hermana de Deborah, Rosa Neira y Rosa Fernández-Cervera.

José Carlos Fernández-Cervera, con su mujer, Rosa, y su hija Rosa. // Marta G. Brea

Al término de la diligencia, José Carlos recalcó que contestó a todo lo que le preguntaron durante la hora y cuarto en la que se prolongó la declaración."Hay muchas cosas que explicar. He contestado a todo y ahora esperamos a las instrucciones de nuestros abogados. Habrá que esperar a que declare todo el mundo para ver de qué hilo tirar", aseveró el hombre.

Entre estas futuras declaraciones se enmarcaría, confía José Carlos, la de su mujer y su sobrina, al ser "la persona que estaba con ella el día de la desaparición". "La esperanza es lo último que se pierde, pero es un caso difícil", concluyó a la salida de los juzgados.