Comenzó de manera provisional sustituyendo al anterior presidente de la Cofradía, pero Marora Martín-Caloto, farmacéutica de profesión, cumple ya al mando de la hermandad viguesa cerca de 14 años, en los que no faltan, según explica, trabajo e ilusión.

-Como Hermana Mayor de la Cofradía, ¿cómo es organizar uno de los actos más multitudinarios de la ciudad de Vigo?

-Es, sobre todo, una gran responsabilidad, pero estoy encantada. Cuento con un montón de gente que colabora y ayuda. Son muchas las personas que se vuelcan estos días para que todo salga bien. Me siento muy arropada.

-¿Y a nivel personal?

-Tengo la misma ilusión que al principio, pero diría que cada año me exijo más. Es también difícil, a veces, compaginarlo con el tiempo que dedico a mi familia o por ejemplo, el ser la "cabeza visible" de la Cofradía, ya que soy una persona muy tímida, pero es algo que he ido cambiando con los años.

-¿Qué tiene el Cristo de la Victoria para atraer a tantos fieles?

-Tiene un atractivo muy especial, y una gran tradición que une a familias enteras. Cuando yo empecé en la Cofradía nuestra obsesión era atraer a la gente joven. Pero la juventud siempre estuvo y está. Los jóvenes asisten con sus padres o abuelos, que les han inculcado la devoción y ahora acuden más a los pasos del Cristo.

-Usted es la primera presidenta pero también las mujeres tienen un gran papel en la Cofradía.

-Sí, efectivamente, son muchas las que colaboran durante todo el año. Y que haya tantas mujeres supongo que no es lo común. Por ejemplo, la mesa petitoria de las novenas de la mañana y de la tarde solemos presidirla exclusivamente las mujeres.