Una de las herramientas para combatir la espasticidad -los músculos se mantienen contraídos- en pacientes con secuelas de ictus es el uso de toxina botulínica. El Chuvi es una referencia en España en el uso de una técnica para inyectarla en los músculos de más difícil acceso. Catorce especialistas de diferentes hospitales nacionales asistieron aun taller práctico impartido por el jefe de Medicina Física y Rehabilitación del complejo vigués, el doctor Javier Juan, para formarse en ella.

Este servicio usa técnicas avanzadas con infiltraciones ecoguiadas de toxinas botulínica para llegar a zonas musculares inaccesibles con técnicas normales. El bótox permite la relajación del músculo y que, así, se pueda recuperar progresivamente algún movimiento. Realizan casi un veintena de estos procedimientos a la semana, para pacientes con diversos grados de espasticidad.