El conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuiña, está atravesando uno de los momentos más complicados desde que accedió al cargo, en 2015. Cuando aceptó sumarse al gobierno de Feijóo y abandonar la alcaldía de Baiona, su tierra natal, seguramente no imaginaba que sus principales quebraderos de cabeza iban a salir precisamente de la demarcación sanitaria de Vigo. La dimisión del 80% de los jefes de centros de salud del área, incluido el de su pueblo natal, Baiona, representa un duro revés para el conselleiro. Sobre todo teniendo en cuenta que Almuiña se implicó personalmente en resolver este problema: se reunió con los dimisionarios e intentó frenar su salida hasta el último momento. Sin éxito. Los jefes de servicio además le afean que en las reuniones mantenidas no propuso ninguna solución para atajar la saturación asistencial que están sufriendo.

La oleada de renuncias de esta semana no es el único terremoto al que ha tenido y tendrá que hacer frente el conselleiro. El área sanitaria de Vigo ha sido en los últimos años fuente continua de conflictos. La falta de pediatras está provocando que algunos centros de salud solo puedan pasar consulta a los niños en jornada de mañana. Muchas bajas no se cubren ante la falta de profesionales en las listas de contratación. En Moaña, recientemente, había una lista de espera de quince días para conseguir cita con un pediatra. Más de 200 madres y padres se reunieron recientemente en el centro de salud Cangas para demandar que vuelva el pediatra que estaba en el turno de mañana al consultorio que comparten Aldán y O Hío.

Ayer además Almuiña vio cómo los médicos gallegos celebraban una nueva jornada de la huelga impulsada por el sindicato O'Mega, que ha provocado decenas de operaciones suspendidas en el sistema sanitario gallego. Los médicos protestan por lo que entienden un proceso continuo de desmantelamiento y deterioro de la sanidad pública de Galicia.

Y todavía queda la resolución del culebrón entre Povisa y el Sergas. Apenas quedan dos semanas para que concluyan los plazos que podrían abocar a Povisa a solicitar concurso de acreedores si no llega a un acuerdo. Las conversaciones entre los responsables del centro del grupo Nosa Terra XXI y Sanidade continúan pero el tiempo para llegar a un acuerdo se está agotando. Los trabajadores ya se movilizaron recientemente para expresar su preocupación por el estancamiento de las negociaciones y evitar así la entrada en el proceso concursal.

El acuerdo para que el Sergas asuma la adquisición de los medicamentos de los pacientes ambulatorios de Povisa, unificar sus guías farmacoterapéuticas y que el centro concertado realice intervenciones quirúrgicas para acelerar las listas de espera del Sergas cobrándolas a mayores del concierto, sigue por tanto en el aire. La dirección de Povisa celebró ayer una reunión con sus trabajadores para informarles sobre los convenios a tratar con el Sergas. Almuiña ha declinado hacer declaraciones en las últimas semanas sobre el estado de las negociaciones.

Otro de sus grandes retos, reducir las listas de espera, sigue estando muy presente. Es una de las principales quejas de los jefes de servicio de Vigo que han dimitido: la interminable demora a la que tienen que enfrentarse los pacientes para acceder a las consultas de los especialistas.

Pese a las turbulencias a las que tiene que hacer frente en la actualidad, lo cierto es que, cuando accedió al cargo, consiguió aplacar las críticas generadas tras la apertura del Hospital Álvaro Cunqueiro en la época de su predecesora. Lo primero que hizo al asumir el cargo fue reunirse con los trabajadores del hospital para atender sus demandas y estudiar las deficiencias de las instalaciones.