El Gobierno central mueve ficha y accede después de años de reivindicación sin resultados a sentarse conjuntamente con la Xunta, el Concello, Augas de Galicia, la Confederación Hidrográfica Miño-Sil y la concesionaria municipal para abordar la ejecución de una infraestructura que garantice el suministro de agua a la primera ciudad de Galicia durante el próximo medio siglo. Tras una primera reunión del alcalde con la ministra de Transición Ecológica el pasado 28 de agosto y un segundo encuentro entre la conselleira de Medio Ambiente y el secretario de Estado del ramo esta semana, el nuevo Ejecutivo de Sánchez ha valorado que el problema del abastecimiento en el sur de la provincia es lo suficientemente importante como para convocar una cumbre multilateral para abordar medidas concretas. Tres son las propuestas que existen sobre la mesa: una nueva presa, el recrecido de Eiras y un trasvase desde el Miño. Se trata en cualquier caso de un proyecto complejo a largo plazo por lo que desde Vigo se reclamará en ese encuentro la ejecución del trasvase de emergencia pactado con el Ejecutivo gallego por 5,4 millones de euros para paliar una sequía inminente.

"Es una grandísima noticia para la ciudad. Hoy se abre una gran posibilidad para resolver el mayor problema que afronta el área de Vigo a medio y largo plazo", valoró ayer el alcalde, Abel Caballero, tras recibir la llamada de la ministra para empezar a cuadrar agendas y convocar a todas las partes implicadas. La cumbre se celebrará en las próximas semanas y el socialista explicó que el Gobierno central le trasladó que "otorga máxima prioridad a esta cuestión". "Por primera vez nos encontramos a un equipo que responde. Esto mismo se lo planteé a la anterior ministra Tejerina y aún estoy esperando respuesta", denunció ayer Caballero, dispuesto a valorar "todas las alternativas técnicas", si bien deja claro que las opciones que aseguran mayor calidad del agua serían la ampliación de la actual presa y la construcción de una segunda en la misma zona.

El Concello agradece la "disposición y celeridad" del Gobierno central para intentar evitar crisis como la de 2017, cuando el embalse que abastece a Vigo y otros nueve concellos de la comarca llegó a quedarse al 39% de su capacidad. Vigo no se posiciona por ninguna solución en concreto y confía en que sean los técnicos quienes tomen esa decisión.

No ocurre así con la Consellería de Medio Ambiente, que ayer dio a conocer la reunión a través de un comunicado en el que avanzaba además que el Ejecutivo gallego defenderá el trasvase desde el Miño "como la mejor solución desde todos los puntos de vista para garantizar en el futuro la demanda del abastecimiento de Vigo y su área de influencia". Así lo expresó por escrito tras la reunión de Beatriz Mato y el secretario de Estado de Medio Ambiente, quien se comprometió a reunir por primera vez a todas las partes para buscar una salida definitiva. Optan por este trasvase apoyados en un estudio de 2012 de Augas de Galicia que lo sitúa como opción más conveniente sumada a la ampliación de la ETAP. Defienden que ofrece más seguridad al poder utilizar recursos de dos cuencas distintas.

La ausencia crónica de lluvias durante 2017 evidenció las carencias del sistema de abastecimiento vigués al quedarse la presa de Eiras pequeña para abastecer a una población de medio millón de habitantes, pero el gobierno local ya planteó a Madrid en 2011, durante la última sequía importante, la necesidad de mejorar las infraestructuras de la comarca sin que desde entonces se avanzara en nada para la resolución del problema. Por ahora lo que plantea el Ministerio de Transición Ecológica y Medio Ambiente es una cumbre a seis bandas para analizar la demanda de agua en el área de Vigo, pero luego habrá que decidir a quién corresponden las competencias y financiar el proyecto.

En el caso del trasvase de emergencia que sigue sin ejecutar pese a las reivindicaciones del Concello a la Xunta, se pactó que la administración local aportaría el 80% de los fondos y el Ejecutivo gallego el 20% restante. No obstante, respecto a las conducciones en alta o la construcción de un nuevo embalse, trasciende la esfera local y se interponen responsabilidades autonómicas y estatales a través de la Confederación Hidrográfica.