Paraguas abiertos boca abajo, gorros invertidos, bolsas... la astucia de los más pequeños -ayudados en ocasiones por los adultos- no tiene límites a la hora de buscar los mejores trucos para recoger el mayor número de caramelos posible aunque en ocasiones tuviesen que "luchar" también con algunos mayores que olvidan quiénes son los verdaderos protagonistas. Pese a todo, las carreras por alguno de los 4.000 kilos de caramelos sin azúcar y sin gluten que se repartieron estuvieron entre los mejores momentos de la tarde.