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Dispositivo para un seguimiento marítimo

GPS para conocer las rutas marítimas de las pardelas de Cíes

La Universidad de Barcelona lidera un proyecto simultáneo en Islas Atlánticas, Cabrera y Timanfaya

Un ejemplar de pardela cenicienta con un dispositivo GPS en su lomo en un proyecto anterior.

Biólogos de la Universidad de Barcelona marcarán ejemplares de pardela cenicienta en Cíes con dispositivos GPS para conocer sus rutas marítimas de tránsito y de búsqueda de alimento. El proyecto, el segundo mejor valorado en la última convocatoria de la red nacional de parques, se desarrollará de forma simultánea en Islas Atlánticas, Cabrera y Timanfaya y facilitará información de gran interés para la implantación de medidas de protección de esta especie en peligro de extinción. Con el mismo objetivo, también se analizará la interacción entre las aves y los barcos de pesca.

"Hasta el momento, la gestión de los parques, también en el caso de las aves marinas, se ha centrado más en su parte terrestre. Nosotros proponemos profundizar en el estudio de su vida en el océano, donde pasan la mayor parte del tiempo y donde las amenazas son distintas", señala Jacob González-Solís, investigador del departamento de Biología Animal y líder del proyecto.

La colonia de pardela cenicienta es muy reciente en Cíes y desde que se observó su presencia a mediados de 2000 los responsables del parque han establecido medidas de protección para garantizar el futuro de esta población. "Es una especie muy fiel y una vez que se establece en un lugar concreto vuelve allí cada año para reproducirse. Por eso es de esperar que les vaya bien en Islas Atlánticas y sigan regresando", destaca el biólogo catalán, que suma más de una década de estudios sobre esta ave marina en Baleares y Canarias, donde se contabilizan cientos de parejas reproductoras.

La pardela -Calonectris diomedea- es un migrador de larga distancia que puede recorrer más de 30.000 kilómetros: dibuja un ocho de norte a sur que se cruza sobre el Atlántico. Tras pasar la invernada en alta mar, vuelve a tierra un tiempo "ínfimo", unos dos meses si se contabiliza en conjunto, para reproducirse, cuidar del único huevo de su puesta y alimentar después al polluelo.

En marzo, regresa al lugar de cría para reencontrar a su pareja del año anterior, a la que suele ser fiel, preparar el lugar del nido y recuperarse del periodo de invierno para llegar en buenas condiciones a la cría. El macho y la hembra se intercambian para incubar el huevo y los pollos nacen a finales de junio. Hasta que empiezan a volar en octubre, los progenitores permanecen en alta mar buscando alimento y solo regresan a la colonia de noche durante unas horas o incluso menos tiempo.

Ése será el momento que aprovecharán los expertos para instalar los dispositivos. "Lo haremos en el mes de agosto de forma simultánea en los tres parques. Iremos a las huras o agujeros que construyen en los acantilados para marcar a las aves y regresaremos al cabo de unos días para retirárselos y obtener la información de unos viajes que pueden prolongarse 3, 5 o 7 días", explica González-Solís.

La financiación asciende a 71.875 euros y la previsión "más ambiciosa" es obtener información sobre 50 viajes en cada una de las 3 colonias. "El dispositivo registrará posiciones cada 5 minutos y nos permitirá conocer las rutas de forma muy precisa en tiempo y espacio. Podremos conocer las zonas de tránsito y alimentación, que no tienen por qué ser las mismas, y también las de descanso, que se localizan más cerca de la costa. Repetiremos la campaña en 2016 e intentaremos seguir con un nuevo proyecto después para comprobar si las distintas áreas se mantienen de unos años a otros. Si son o no fijas las estrategias de protección por parte de los parques deben ser distintas", apunta.

Los datos también podrían replantear la zonificación marina: "La pardela pasa muy poco tiempo dentro del parque, cuyos límites llega a superar, de ahí que también se pueda plantear su ampliación".

Colaboración con expertos del campus vigués

  • Los expertos catalanes colaborarán con colegas de la Universidad de Vigo que llevan años trabajando en Islas Atlánticas para desarrollar la campaña de marcado en Cíes. Alberto Velando, que ha liderado varios proyectos relacionados con la pardela, el cormorán y la gaviota patiamarilla, y su compañero Álvaro Barros, serán los encargados de instalar y recuperar los dispositivos."Velando es un excelente investigador y un gran conocedor de la zona con una dilatada carrera de estudios y Barros también ha participado en muchos proyectos relacionados con aves marinas. La idea es que ellos lleven el proyecto sobre la zona. Son el mejor fichaje que podíamos hacer. Velando vendrá a Barcelona en abril para organizarlo todo y después un miembro de mi equipo irá a Vigo para colaborar con ellos", explica González-Solís.El grupo catalán tiene gran experiencia en el uso de estos dispositivos de entre 15 y 20 gramos que fijan con un esparadrapo especial a las plumas: "No les causa ningún perjuicio y si no somos capaces de recuperarlos al cabo de los días se despega y se cae. Hace 3 o 4 años no existían estos sistemas, se han miniaturizado mucho y esto ha beneficiado a los proyectos de investigación con aves marinas". En Cíes se utilizarán uno 5 aparatos dado el pequeño tamaño de la colonia, mientras que en Cabrera y Timanfaya se instalarán entre 20 y 30. Tras un primer viaje, se recuperarán para obtener los datos y recargar la batería y se volverán a colocar en otro ejemplar. "Así conseguimos una visión más representativa de los viajes y, al mismo tiempo, minimizamos el impacto de nuestras investigaciones", destaca.Trabajo de campo nocturnoLos biólogos acudirán a los nidos de los acantilados de Cíes durante la noche, cuando la pardela regresa a su colonia. "Para defenderse de posibles depredadores hacen pausas cerca de la costa y esperan a que anochezca para entrar a alimentar a sus crías y volver a salir de nuevo", revela.Con una envergadura de entre 120 y 124 centímetros, esta gran ave marina a la que la Sociedad Española de Ornitología SEO/BirdLife dedicó el año 2013 se alimenta de peces -sardinas, anchoas o jurel-, pequeños cefalópodos como calamares y también de crustáceos. Es una gran buceadora y puede sumergirse entre 5 y 10 metros de profundidad en busca de sus presas.

"Intentaremos deducir su interacción con los barcos de pesca para evitar muertes accidentales"

  • Las mayores amenazas de la pardela cenicienta son aquellas que afectan a su supervivencia durante la edad adulta. "Es una especie de fecundidad muy baja y además no alcanza la madurez sexual hasta los 7 años. Sobreviven más del 90% cada año y llegan a vivir más de 30 pero si tienen una muerte temprana pierden su potencial reproductor. Y en el mar el principal peligro es la pesca, la del palangre en particular", advierte el profesor catalán y miembro de la directiva de SEO/BirdLife.El palangre de fondo incrementa los riesgos ya que las pardelas pueden engancharse al intentar capturar los cebos cuando se están hundiendo y acabar ahogándose: "Es un hecho ocasional, pero en conjunto el número de muertes es muy elevados y a veces se producen capturas masivas de decenas o cientos de ejemplares en una sola calada".Su grupo tiene en marcha una iniciativa en Cataluña para hallar medidas de mitigación y, dentro de este proyecto en la red de parques, cruzarán los datos de las rutas pesqueras y de las aves. "Intentaremos deducir su interacción con los barcos, en qué zonas y momentos es más intensa, para ofrecer una idea de cómo gestionar las pesquerías y evitar muertes accidentales", comenta.Para ello, utilizarán los datos de los dispositivos UMS que llevan los buques: "Los combinaremos con los de las pardelas. Esto también se puede conseguir embarcándose en los palangreros como hacemos en Cataluña. No está contemplado en este proyecto, pero sería interesante para complementar los estudios".González-Solís ha trabajado en archipiélagos del Atlántico y el Mediterráneo, así como en regiones polares, pero éste es su primer proyecto financiado por la red de parques nacionales: "Ofrece espacios bien conservados para estudiar muchos aspectos biológicos e incluso especies que no se encuentran fuera. Pero los presupuestos son muy escasos y los recortes han hecho que la convocatoria sea extraordinariamente competitiva, más que la del plan estatal".

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