Las callejas empedradas del Casco Vello, flanqueadas por fachadas que alojaron tiendas y bares ya olvidados, se revelan ahora cuna de la hostelería más floreciente de Vigo. Mientras la crisis "barre" restaurantes en otras zonas de la ciudad, en el casco histórico los establecimientos no solo prosperan, sino que cada año el barrio suma nuevos negocios y autónomos. Itos Domínguez, responsable de la Asociación de Comerciantes y Hosteleros "Vigo Vello", tiene la prueba palpable de ese boom: un listado con 15 profesionales que buscan un local idóneo para instalarse en el entorno. Según sus cálculos en la última década echaron raíces en el casco histórico 20 nuevos locales; de ellos, casi media decena en lo que va de 2013. "Que yo sepa por la crisis solo han cerrado dos negocios, el resto lo han hecho por jubilación y los recogieron hosteleros con experiencia e ideas claras", anota Domínguez.

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