"La realidad es que se ha llevado muchos secretos inconfesables, no es una leyenda". Todos los que la conocieron coinciden en que Karina Falagan, la empresaria viguesa fallecida esta semana en Vigo, se fue sin desvelar las miles de confidencias que a lo largo de su vida estuvieron bien guardadas entre las paredes de sus emblemáticos locales de hostelería. Tanto el "Jonathan L. Seagull", en Samil, como el viejo "Lady Hamilton", abierto durante años en Travesía de Vigo, fueron sus castillos y por el interior de su muros pasó lo más granado de la política y la farándula.

"Hace poco más de un año se decidió a escribir sus memorias y ya había seleccionado imágenes de su vida, pero no nos dio tiempo", asegura con amargura Carlos Leiro, productor vigués que ha digitalizado su archivo personal y buen amigo de la controvertida hostelera. Como desvelaba este mismo jueves el periodista Fernando Franco, por fin había aceptado contar su vida en las páginas de FARO. La enfermedad pudo con ella, pero tras de sí ha dejado una huella imborrable, plagada de anécdotas, escándalos, declaraciones impertinentes, portadas y pamelas.

Como afiliada del PP y "musa" del expresidente Fraga, consolidó grandes amistades con políticos como Carlos Mantilla o Manuel Pérez, aunque también en las filas del PSOE hizo migas. Cuentan que algún exalcalde le "tenía pánico" y hoy en día más de uno prefiere que su nombre no aparezca junto al de Karina. Otros como el socialista José Antonio Suárez, teniente de alcalde con Manuel Soto, son los primeros en alabar la "personalidad" y el "alma" de la que fue denominada como "alcaldesa del Atlántico".

"Los de izquierdas"

"Yo tenía solo 31 años y llevaba el pendón del Cristo de la Victoria cuando al pasar por la rúa Real comenzó a gritarme: "¡Tío bueno, tío bueno! No sabía dónde meterme", narra Suárez entre risas. Entre las "cientos" de anécdotas, el político cuenta la entrevista en Cambio 16 que el conocido crítico Xabier Domingo hizo a Falagan en un reportaje sobre Vigo. "En titulares decía que los concejales del PP eran mejores que los del PSOE, excepto José Antonio Suárez. A continuación añadía que los políticos de izquierdas hacíamos mejor el amor", recuerda entre carcajadas José Antonio Suárez. "Imagínate las explicaciones que tuve que dar a mi mujer... A raíz de aquello se la presenté y fueron grandes amigas", señala.

Las cafeteras Kona, de la que era representante en Galicia, y sus sombreros nunca faltaron en las convenciones que presidía Fraga. Un miembro del PP rememora cuando Karina "abordó a Aznar en el Teatro Fraga y le estampó dos besos". El expresidente del Gobierno, extrañado, preguntó quién era y la respuesta fue esclarecedora: "Es una destacada militante". La definen como excéntrica, sin mesura y extravagante, pero todos destacan su bondad y generosidad. El exalcalde Manuel Pérez asegura que "era una mujer bandera que vivió su vida como le dio la gana, culta, muy señora" y afirma que "le molestaba mucho que no la respetasen, me decía que podía haber destruido a más de uno, pero no lo hacía porque ella era una señora". Mantilla insiste en que "tenía una bondad extralimitada y eso también le causó muchos problemas económicos, pero era una mujer extraordinaria".

La vendedora ambulante de Samil que convirtió en "presidenta" - "Se reía mucho cuando veía esta foto", asegura Carlos Leiro. Esta imagen, hasta hoy no publicada, muestra a Karina junto a Fraga, Cuiña (detrás) y Manuel Pérez (i). Es una de las miles de anécdotas que guardaba. "Karina cogió a una vendedora de collares en Samil (entre Pérez y Fraga) y se la llevó a una recepción oficial, la vistió, la enjoyó y la presentó como una de las mujeres de un presidente africano, con lo que la trataron como a tal toda la noche, con honores, y todo el mundo quería fotografiarse con ella", cuenta Leiro.