"Me hice armador porque me enamoré de un barco". José Pereira Álvarez, presidente y fundador de Armadora Pereira, conserva a sus 84 años el mismo entusiasmo y ganas de trabajar que a los treinta, cuando adquirió su primer pesquero, el Pelícano. "Se lo compré a don Gaspar Massó en aquel entonces por 1.575.000 pesetas. Yo era sólo un chaval, y ahí empezó todo", recuerda. Ese barco de madera se convirtió en la enseña de una casa armadora que hoy en día gestiona 21 buques que pescan en casi todos los mares del planeta y que dan trabajo a más de mil personas. La aportación de este empresario –natural de Donas (Gondomar)– a la economía viguesa ha sido premiada por la clase empresarial con la medalla de oro del Círculo de Empresarios de Galicia, que le será entregada el próximo mes de noviembre.

El Pelícano fue el primero de una larga serie de buques, la mayoría con nombres asociados al Val Miñor, su tierra natal. Luego vendrían los Gondomar, Donas, Mañufe, Borreiros, San Antoniño… "Siempre tuve muchas inquietudes, y durante mis primeros años fuimos corrigiendo y adaptando los barcos a las necesidades de la pesca", admite este armador. Pereira contribuyó al desarrollo de la pesquería industrial, a la aparición de los grandes buques congeladores. "Hubo otros avances, como la incorporación del nailon y el poliestireno a las redes o la hélice de paso variable, que también facilitaron el trabajo", apunta.

El primer salto cualitativo de su empresa se produjo tras la independencia de Namibia y la expulsión de la flota gallega del caladero africano. "Eso nos permitió comprar más barcos porque la gente no podía pagarlos. Después tuvimos la suerte de conseguir varios cupos y nos establecimos allí", relata Pereira. Su armadora fue una de las primeras firmas gallegas en constituir empresas mixtas en países ribereños para poder pescar en sus aguas, no sólo en Namibia, sino también en Argentina, por ejemplo, donde posee una planta de elaborados y almacenaje de congelados. La empresa posee otras fábricas e infraestructuras en Senegal y Santa Helena (la isla en la que murió Napoleón Bonaparte).

"En esa época [la década de los ochenta] empezamos a diversificarnos. En Namibia tenemos hoy en día un frigorífico y una sala de elaboración en unas instalaciones de 30.000 metros cuadrados con un muelle propio de 100 metros", añade.

Otra fecha señalada en su biografía fue 1995. El 9 de marzo de ese año el gobierno canadiense apresaba el buque Estai, que se encontraba faenando en aguas internacionales, lo que supuso el estallido del "Guerra del fletán". "Fue uno de los mayores batacazos que tuvimos, llegué a pensar que nos íbamos a la ruina", rememora este empresario. De aquellas fechas recuerda estar pegado al teléfono 24 horas al día y la preocupación por los tripulantes. "Brian Tobin [el ministro de pesca canadiense] quería hundir a toda la flota española, aquello fue una locura", asegura.

No obstante, de la "Guerra del fletán" no todo son recuerdos negativos. "Lo del Estai demostró el apoyo y el cariño que esta ciudad tiene a la familia Pereira", resume este veterano armador.

Catorce años y varios juicios después de aquel suceso, Pereira mantiene todavía dos buques en el área de la Nafo (la Organización de la Pesca del Atlántico Noroccidental, en sus siglas en inglés). Y el Estai, símbolo del apresamiento, faena en el caladero de Malvinas, donde se dedica a la captura de calamar.

"¿El secreto del éxito? Avanzar con paso lento pero seguro. Hay mucha gente que compra una cosa e hipoteca otra. Nosotros siempre preferimos ser más pequeños pero fuertes", explica Pereira, quien asegura que para el sector pesquero vigués la peor crisis fue la independencia de Namibia, no la actual. "Ésta es mala, pero nosotros contamos con un paraguas", admite.

Para este empresario, el futuro del sector pasa por la pesca sostenible, y no tanto por el desarrollo de la acuicultura, una industria que no acaba de convencerle. Pereira también apuesta por la internacionalización, con la apertura de una oficina comercial en China para sondear los nuevos mercados. Y también por los nuevos combustibles para la flota, aunque argumenta que en algunos casos son difíciles de conseguir.

Pereira asegura que Vigo seguirá como puerto base de la mayor parte de su flota –"Seguiremos vinculados a Vigo al 100%"– pese al desplazamiento cada vez mayor que tienen que realizar los buques para llegar a los caladeros, un "compromiso" con la ciudad y su economía que le ha valido un merecido reconocimiento de la clase empresarial.