Expertos instan a un cribado precoz de nuevas formas de consumo de tabaco en jóvenes

Un equipo gallego valida un cuestionario para detectar conductas que ponen en riesgo la tendencia al descenso en esta sustancia

Una persona fuma un cigarrillo electrónico.

Una persona fuma un cigarrillo electrónico. / Sebastian Nogier / EFE

Carmen Villar

Carmen Villar

Galicia incrementará las restricciones en torno al tabaco y extenderá las mismas prohibiciones que ya existen para los cigarrillos convencionales a los de formato electrónico, una tendencia al alza entre los jóvenes que pone en riesgo, como advierten expertos, su propia salud y el descenso que se estaba dando en los últimos años en el consumo del tabaco. Los últimos datos de ESTUDES, la encuesta que realiza el Gobierno entre estudiantes de enseñanzas secundarias de 14 a 18 años, muestran que el recurso a los cigarrillos electrónicos se duplicó entre los jóvenes gallegos que admiten un uso en el último año: ya son cuatro de cada diez. Además, en el colectivo, ya supera al del cigarrillo convencional.

En este contexto, investigadores gallegos expertos en consumo de sustancias en menores, como el profesor de la Universidade de Santiago Antonio Rial Boubeta, abogan por detectar cuanto antes cualquier conducta en este sentido, y hacerlo también desde los centros de salud, a través de cribados precoces, y para ello han validado un cuestionario de Harvard que explora la adicción a la nicotina en adolescentes y lo han probado con más de mil jóvenes.

En el artículo “Adaptation and Validation of the Hooked on Nicotine Checklist (HONC) with Spanish Adolescents”, cuya publicación ha sido aceptada en la revista “Archivos de Bronconeumología”, los investigadores Nuria García Couceiro, Sion Kim Harris, Patricia Gómez, Manuel Isorna y Antonio Rial Boubeta advierten que “la expansión de nuevos formatos de consumo de tabaco y vapor electrónico amenaza con revertir la tendencia a la disminución de las tasas de tabaquismo observadas entre los jóvenes en décadas recientes” y defienden la necesidad de contar con herramientas para una detección precoz.

Esa detección debería llevarse a cabo, apunta Rial Boubeta, en los centros de Atención Primaria de la comunidad, aunque también abogaba por hacer lo propio en relación a otras conductas adictivas en menores y la medida, recogida en el plan de Saúde Mental gallego posCOVID, con un horizonte hasta este mismo año, todavía no se ha implementado, lo que este investigador considera “frustrante”.

Una práctica "más frecuente" de lo que parece

Para Rial Boubeta, los datos gallegos y estatales revelan que la práctica de vapers y cigarrillos electrónicos en adolescentes es “mucho más frecuente de lo que pudiéramos pensar”. De hecho, destaca que el recurso a estos dispositivos es “ya mayor” que el recurso a los cigarrillos convencionales. Así ocurre entre los adolescentes gallegos: en la encuesta más reciente, la ESTUDES de 2023, un 49,9% admitía haber flirteado alguna vez en la vida con los nuevos formatos de consumo de tabaco, unos 14 puntos más que con cigarrillos convencionales, y quienes los probaron en el último año suponen 11 puntos más.

A juicio de Rial Boubeta, el crecimiento “brutal” de esta práctica en Estados Unidos y en Europa, y en particular en España, “es consecuencia de una estrategia de marketing muy agresiva por parte de una industria tabaquera que se reinventa día a día e invierte cada vez más dinero en nuevas formas de comunicación” –tipo series de televisión–, “dirigidas a gente cada vez más joven y que recrean una cultura juvenil” donde el vapeo se asocia a “glamour, autonomía, éxito”, lo que supone, dice, “un refuerzo social” a estas nuevas formas de consumo y “un modelo aspiracional para nuestras familias e hijos, que no son ni de lejos conscientes de lo que le están metiendo al cuerpo”.

A su modo de ver, se trata de una estrategia “perversa” si se tiene en cuenta que desde la OMS al Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, pasando por la Sociedad Española de Epidemiología o la Asociación Española de Pediatría advierten que el uso de estos dispositivos conlleva “serias consecuencias” para la salud, aumentando la probabiliad de desarrollar dolencias broncopulmonares, el riesgo de padecer infarto de miocardio o incluso cáncer.

Apuesta por la prevención

Por todo ello, el investigador ve “más necesario que nunca” apostar por la prevención y en especial por la intervención y detección precoz, que es lo que propone el modelo SBIRT, en el que su equipo lleva trabajando diez años con artículos como el analizado. No obstante, para Rial Boubeta resulta “paradógica la pasividad institucional”, que sigue viendo “tremendamente lenta” a la hora de poner en marcha este tipo de programas. “Resulta muy frustrante volver a comprobar lo complicado que es desarrollar leyes, planes y estrategias valientes y maduras con las que responder a los problemas acutales y luego lo fácil que es terminar ignorándolas por parte de la Admnistración y que estas no lleguen a desarrollarse nunca”, señala. Eso cuando se contempla, porque menciona el caso de la “ambiciosa” estrategia contra el tabaquismo del Sergas de cara a 2027 en la que se tiene en cuenta la detección de problemas de salud vinculados con el consumo (30.000 gallegos adultos los probaron en el último año y 160.000 alguna vez), pero, reprocha, en cambio no se contempla la detección precoz de ese consumo.

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