Gallegos en Argentina: “Se compra lo imprescindible y se come y bebe menos”

“Un horror, algo caótico”, valoran sobre la escalada de precios los descendientes y colectivos de emigrantes

“El coste de la cesta básica es similar a Europa, pero los salarios son la tercera parte”

Protestas ciudadanas, con las ollas vacías en plena calle: "El hambre no se negocia".

Protestas ciudadanas, con las ollas vacías en plena calle: "El hambre no se negocia". / Efe / J.I. Roncoroni

Elena Ocampo

Elena Ocampo

Las compras, cuesta arriba o impredecibles. Así es la misión prácticamente imposible de llenar la cesta –ellos la llaman ‘canasta’– de la compra en Argentina. Si a cualquier gallego la subida progresiva del precio del aceite de oliva en España, por ejemplo, y el encarecimiento de los productos en general se le atraganta cuando pasa el carrito por la caja, imagínense en un país cuya inflación llegó al 276%. Es más, de un mes a otro, el valor de los productos en el país de bandera albiceleste oscila tanto como un 27% de subida– entre los meses de enero y febrero– del pan de mesa, que se sitúa ya 1,75 euros al cambio o casi 1,70 euros el kilo de manzanas, que también se disparó un 20% en un solo mes. Diez pañales desechables ya valen 2,65 euros al cambio –según los últimos datos del Indec, la Dirección nacional de Estadísticas de precios de Argentina–. Ni la higiene pasa desapercibida ante los desbocados incrementos... ni el deleite. El icónico postre argentino de dulce de leche roza los tres euros, luego de subir desde enero casi un 25%. Eso, por dibujar el contexto actual.

“Con la escalada de precios, el coste de los productos de la canasta básica es, en promedio similar, al de sus equivalentes en Europa; pero los salarios no se asemejan a los de España ni de casualidad. Un sueldo medio hoy en Argentina es de 300 euros y la jubilación mínima acaba de ser mejorada a aproximadamente 160 euros; es decir, solo el 5% de la población está considerada con buen poder adquisitivo”, se sincera el secretario del Centro gallego de la Plata, Gonzalo Coto, nacido en Argentina en 1977, pero bisnieto y yerno de gallegos. Al trabajar en Buenos Aires, como jefe de comunicaciones internas de la Empresa Nacional de Correos, Gonzalo Coto conoce la situación de primera mano en la capital, Buenos Aires y sus alrededores, donde vive aproximadamente el 60% de la población: “Los productos de primera necesidad parecen haber tocado su techo, pero en Argentina eso nunca se sabe. La gente en el súper ya no elige calidad, compra segundas marcas y compra lo imprescindible”, confiesa. ¿Qué productos se han vuelto más prohibitivos? Como ejemplo, cita al atún enlatado, el aceite de oliva, pero también productos de cuidado personal –el champú ya roza los 4 euros– snacks y bebidas alcohólicas.

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GONZALO COTO, secretario del Centro Gallego de la Plata

“La gente compra solo lo estrictamente necesario en el súper”

FARO ha consultado cómo viven gallegos y descendientes de emigrantes en diversos puntos de Argentina, –un país enorme y diverso– justo cuando se cumplen 100 días de la llegada al gobierno del excéntrico presidente Milei. A continuación, se recoge un resumen de las reflexiones de una difícil situación, que golpea también a centros gallegos, sociedades y federaciones. Cuanto toca rascarse el bolsillo, los gastos culturales son los primeros en parecer “superfluos”. También estas sociedades gallegas lamentan la práctica imposibilidad de cerrar presupuestos, tanto de las excursiones, a causa de la carestía del transporte, como de los espectáculos. “Se planifica con un valor a principios de año y el coste en el momento de ejecutarlo termina siendo otro. Lo mismo, a la hora de organizar nuestros tradicionales almuerzos: los insumos se nos disparan y la tarjeta que vendemos al público que asiste a veces no todos la pueden pagar y se nos reduce considerablemente la cantidad de asistentes, lo cual reduce la recaudación y la utilidad del evento que es uno de nuestros principales ingresos”, explican desde el Centro gallego de La Plata, por ejemplo.

El presidente de la Federación de Asociaciones Gallegas de la República Argentina y directivo de los taxistas en la Central de los Trabajadores del país, Luis Cipriano Fernández, reconoce la incerteza. “Desde la comunidad gallega en Argentina vemos con preocupación que las medidas económicas del gobierno de ultraderecha de Milei, con un ajuste económico que afecta a los sectores que viven de ingresos fijos, las jubilaciones –salvo un bono otorgado a las personas que cobran la mínima pensión– no compensan lo que perdieron ante la inflación que, desde que asumió este Gobierno, se calcula en más del 100%”, asegura.

Mayores

Coincide en destacar la peor situación de la tercera edad. “Nuestros mayores hoy mayoritariamente están jubilados y empezamos a notar la preocupación de los hijos y nietos para ayudar económicamente a quienes los precedieron. Recientemente, el observatorio de la Universidad Católica Argentina (UCA) informó de que la cesta básica para que un jubilado viva decentemente duplica el ingreso de quienes tengan los aportes completos” (que cobren la máxima pensión), desvela Fernández. “A su vez, dicho informe demuestra la caída de un 37 % en las ventas de los productos alimenticios. O sea, hoy en Argentina se come menos y con respecto a las bebidas gaseosas, cervezas, aguas y vino la caída es del 20%, cifras estas que afectan a todos, no hay sector que no se vea afectado”, asegura Fernández.

En términos más políticos, el representante de las asociaciones gallegas critica las medidas de Milei: “Esta arremetida neoliberal tiene como objetivos la precarización laboral, desempleo y salarios a la baja, con una voracidad por la renta capitalista sin límites”, valora. Además, denuncia “la libertad absoluta para especular con el valor de los alimentos” tras decretar una devaluación de la moneda del 120%, quitar subsidios al transporte, la energía y otros servicios.

“Horror”. Sin ser consciente, es la palabra que más repite con su genuino acento entre porteño y –muy sutil– vigués, la actriz y productora argentino-gallega, Lorena Lores. La segunda, “caótico”. Desde Buenos Aires, la realizadora del programa de radio “Galiza Emigrante” evalúa cómo está afectando en el día a día la subida desbocada de los precios, desde la cesta de la compra a los medicamentos. “Hay un alto grado de preocupación”, evalúa Lores, que nació en Vigo –aunque su familia procede de O Grove–. “Las políticas de Milei están impactando en la clase trabajadora y los pobres más que a nadie, pero también a los jubilados y la clase media”, asegura, “porque los precios están a la altura de España pero el salario medio está en 300 euros”. “Y muchos jubilados están en el límite de la pobreza porque precisarían 700 euros para la cesta básica pero cobran como mucho, 200”.

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LORENA LORES, actriz y realizadora Galiza Emigrante

“Hay mayores que fraccionan los fármacos para poder comprarlos”

El presidente de la Sociedade Galega de Arantei, Vilamarín e A Peroxa, Santos Gastón Juan –abogado de profesión y tercera generación de emigrantes gallegos– constata las dificultades económicas de la población general, a pesar de hallarse en un sector más acomodado. “La gente ya no compra por kilo, como antes; solo por la cantidad exacta de lo que va a consumir, por unidades”, expresa. Algo que llamó la atención del profesional porteño –que también preside la Federación Argentina de Colectividades– en sus últimas visitas al supermercado. “No puedes hacer un cálculo exacto de la cuenta. Es imprevisible. Hay que llevar la tarjeta preparada”, sostiene con cierta ironía. De todos modos, aún hay productos que se escapan a todos los bolsillos. “Llegó un amigo que vive en Francia y encontró una marca de brioche [pan dulce francés] que consume habitualmente en su desayuno por 1,60 euros... y aquí compró esa misma marca, por 7 euros”, describe. Eso sí, para Gastón la inflación que se vive en Argentina procede en gran medida –asegura– de la “gestión del kitchnerismo” y que, sumada a las medidas que aplicó Milei al transporte, la electricidad o el gas, “se están notando muchísimo en el bolsillo”. “El coste de la vida no se puede mantener”, asegura en muchos casos. Desde su óptica bonaerense, Santos Gastón explica también las medidas efectuadas en el seno ministerial –eliminación de ministerios, que prácticamente se redujeron a la mitad y de funcionarios públicos– que han repercutido en que haya más parados. El sistema de cobertura del desempleo en Argentina no se parece al español y, por tanto, muchos de esos trabajadores se quedan sin cobrar ningún subsidio. “Se está despidiendo a mucha gente del ámbito público; es cierto que había una plantilla de funcionarios políticos que quizás estuviera sobredimensionada, pero aquí si te quedas sin salario, te quedas sin ingresos”, explica. Y también en las empresas privadas han decidido recortar en el capítulo de personal, sostiene.

Gráfico sobre el impacto de la inflación.

Gráfico sobre el impacto de la inflación. / Hugo Barreiro

Pero tampoco se trata de una cuestión en exclusiva de la capital porteña. La vicecónsul honoraria de España y presidenta del centro gallego de Comodoro, Rivadavia –ubicado a unos 1.800 km al sur de Buenos Aires, en la Patagonia–, Bárbara Estrada Krausse, destaca la imposibilidad de comer carne como lo hacían antes para una gran parte de la sociedad. “Bajó mucho el consumo de distintos cortes de carne de vaca, principalmente, que se ha bajó dos días por semana en las familias que pueden acceder”, señala Bárbara sobre otra de las señas de identidad argentina en lo culinario “se está viendo un remplazo por la carne de cerdo o incluso el pollo”. Esto, que parece “increíble” en el granero de EE UU, donde las praderas están llenas de reses vacunas, también se traslada a la leche. Los lácteos, como yogures y la leche subieron muchísimo también”. “Va a haber resistencia por parte de la sociedad”, explica desde la Patagonia Bárbara, que también alude a la posibilidad de que abandonen el territorio las petroleras.

La salud sale cara

No solo eso, diversos gallego-argentinos consultados aseguran que también ha aumentado el precio de los medicamento. De 3 a 20 euros un fármaco de la tensión arterial. La cobertura a través de una “obra social” –cobertura privada– “es altísima” y esta cubre solo el 30% del coste, señalan. “La realidad es que enfermarse hoy es muy caro”, reconoce desde el centro gallego más austral del mundo, en la Patagonia, su presidenta Bárbara Estrada Krausse. Algunos jubilados de la zona –asegura– se benefician de ayudas de la Xunta para la cobertura básica de salud.

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BÁRBARA ESTRADA, pdta. del Centro Gallego Comodoro Rivadavia (Patagonia)

“Enfermarse hoy es muy caro... y más para los jubilados”

También alude a la situación “catastrófica” de los jubilados, para quienes su poder adquisitivo se ha “licuado”, frente al sobre coste de los alimentos pero también de los medicamentos que el sistema de salud (Pami) solo cubre en una parte. Así lo desvela Lorena Lores: “Una amiga farmacéutica me habla de una situación preocupante, en la que los mayores le hacen cortar los blísters de las pastillas de fármacos”, al no poder costear las cajas enteras.

Del mismo modo, desde la federación de Asociaciones Gallegas lamentan que se haya retirado “la cobertura de remedios oncológicos a pacientes con cáncer que no tienen obra social”. Pare ellos, “es la muestra más elocuente de la deshumanización y barbarie”.

Gallegos en Argentina: “Se compra lo imprescindible y se come y bebe menos”

Chicos con una comida caliente gratis de un comedor social dirigido por el movimiento de trabajadores excluidos. / AP

Las colas en los comedores sociales que no cerraron, “cada vez más largas”

“Como el pueblo argentino viene reaccionando en contra de las medidas del gobierno de Milei, este está volcando ingentes recursos al aparato represivo, mientras niega comida a las ollas populares en los barrios necesitados, que sostienen las organizaciones sociales de desocupados”, expresa el presidente de la Federación de Sociedades Gallegas en Argentina, Luis Fernández. A la vista, las fuertes movilizaciones recientes por el cierre de comedores sociales.

Desde un punto de vista diferente, más alejado del sindicalismo, pero con un testimonio similar se muestra el abogado Juan Gastón, que lamenta también que en los comedores sociales que no cerraron “cada vez las colas son más largas”. Aunque se detectaron irregularidades en la gestión de las ayudas públicas a estos centros, su cierre durante el gobierno de Milei se está granjeando muchas críticas.

No solo es la comida. Hay cuestiones del día cuya complejidad se suma al caldo de cultivo de las protestas. Como destaca Gonzalo Coto: “El impacto en el bolsillo del ciudadano medio es altísimo: el coste del transporte y de los combustibles se vuelven un enorme desafío económico para moverse de su casa al lugar de trabajo”, confiesa. Aunque “los valores sean los que manda el mercado, el gran interrogante es: ¿cómo y cuando se producirá el alza de los ingresos que de los argentinos necesitan?”, se pregunta.

“La situación es altamente peligrosa, porque no se está pudiendo acceder a algo básico como son los alimentos en un país que se caracteriza por ser exportador de trigo y carne. El país de los cereales y la carne no está permitiendo que su población se alimente”, denuncia. “No hay ni un solo sector beneficiado y, si no se toman medidas, podría haber un estallido social como en 2001”, explica desde el ámbito cultural Lorena Lores.

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