Los gallegos que prescinden de medicinas por falta de dinero suben un 14% en un año

Casi 60.500 personas dejaron de comprar fármacos recetados por su médico por motivos económicos

La inflación y el encarecimiento de la energía y la vivienda aprietan los bolsillos

Una mujer en una farmacia.

Una mujer en una farmacia. / Iñaki Osorio

Paula Pérez

Paula Pérez

La pobreza también impacta en la salud. Y el aumento de la inflación sumado al encarecimiento de la vivienda y la subida de los precios de la energía está aumentando las dificultades económicas de las familias. Un indicador de esta situación es que los gallegos que admiten que han dejado de comprar algún fármaco por motivos económicos se han incrementado en un año casi un 14 por ciento. En 2023, según datos del Barómetro sanitario, unas 60.500 personas reconocieron que prescindieron de fármacos que les fueron recetados por su médico por no poder pagarlos. Son 7.100 más que un año antes.

En el Barómetro sanitario, que publica el Ministerio de Sanidad, se pregunta a los ciudadanos si han dejado de tomar algún medicamento en los últimos doce meses recetado por un médico de la sanidad pública porque no se lo pudieron permitir por motivos económicos. El 2,6 por ciento de los encuestados respondió que sí, frente al 2,3 por ciento del año anterior.

Se trata de medicamentos que han sido prescritos por un facultativo y, por lo tanto, necesarios para la salud del paciente. Sin embargo, cuando falta dinero para lo básico, estos 60.500 gallegos no se pueden permitir la adquisición de fármacos o bien deciden priorizar otras necesidades.

Pobreza

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, uno de cada cuatro gallegos estaba en riesgo de pobreza o exclusión social en 2023. Se trata del porcentaje más elevado de última década.

El director en Galicia de la Red Europea contra la Pobreza, Xosé Cuns, enmarca el aumento de las dificultades económicas para adquirir medicamentos a este contexto de empobrecimiento de las familias que atribuye a tres factores: la inflación, la subida de los precios de la energía y el encarecimiento de la vivienda.

“Y lo que estamos detectando es que estas mayores dificultades empiezan a afectar a la clase media y media-baja, a personas que ganan 1.200 o 1.300 euros pero que no les alcanza para llegar a fin de mes porque los precios se han disparado”, explica Cuns.

“Estamos detectando es que estas mayores dificultades empiezan a afectar a la clase media y media-baja"

Xosé Cuns

— Director en Galicia de la Red Europea contra la Pobreza

En todo caso Galicia no está entre las comunidades con un mayor porcentaje de personas que admiten haber prescindido de fármacos por motivos económicos. Es la séptima con menos problemas y se sitúa por debajo del porcentaje estatal del 3,6 por ciento de ciudadanos que declara que no compraron alguna medicina por no poder pagarla.

A la cabeza de España se encuentran Andalucía, Castilla-La Mancha y Cataluña, mientras que las comunidades con menos dificultades económicas para el acceso a medicamentos son Asturias, Aragón y La Rioja.

Impacto sobre la salud

¿Pero qué consecuencias puede tener para una persona enferma no tomar los medicamentos que le prescribe su médico?

Los médicos de familia ya han advertido que se trata de “un problema serio”, sobre todo para los crónicos. Estos pacientes tienen que tomar una medicación de por vida, lo que a la larga supone un desembolso importante. Y la falta de adherencia al tratamiento puede acarrear consecuencias para su salud.

“Las dificultades para acceder a medicamentos pueden favorecer procesos de discapacidad, enfermedades cerebrovasculares y acelerar problemas de salud mental”, advierte Cuns.

En su opinión, la pobreza es un factor determinante en la aparición de patologías mentales. “Tienen más estrés y, en ocasiones, tienen que gestionar sentimientos de culpabilidad. Hay madres o padres que tienen que tomar decisiones difíciles para atender a sus hijos porque no les da el dinero para todo”, señala Cuns.

Copago

Los medicamentos recetados por el médico de la sanidad pública tienen un copago, que varía en función del nivel de ingresos del paciente. Y además hay colectivos exentos de pagar por los fármacos.

medicamentos W

medicamentos W / Hugo Barreiro

Además de las personas sin recursos que cobran rentas de inserción, de los beneficiarios de pensiones no contributivas, de personas con discapacidad y parados sin subsidios de desempleo, hace tres años pasaron a estar también exentos de pagar por las medicinas aquellos que reciben el ingreso mínimo vital, los pensionistas que ganen menos de 5.635 euros al año, los menores de edad con discapacidad y los perceptores de prestaciones por hijo menor a cargo en régimen de acogimiento, guarda o adopción. Mientras, el resto de ciudadanos debe aportar entre el 10 y el 60 por ciento del coste del fármaco.

Sin embargo, Cuns insiste en que los efectos de la inflación están castigando ya a las rentas medias. Y además, según han advertido los médicos de familia, están saliendo al mercado nuevos fármacos que por ser novedosos resultan mucho más caros.

La Xunta ofrece unas ayudas para afrontar de forma puntual el pago de necesidades básicas como alimentos, vivienda o medicinas. Estas prestaciones de emergencia batieron durante el año pasado el récord histórico en la comunidad, rozando por primera vez las 4.000, con pagos que oscilan entre los 1.250 y los 6.240 euros.

Cuns, sin embargo, advierte de se trata de apoyos puntuales y reclama medidas que permitan a las personas en riesgo de exclusión social disponer de unos ingresos mínimos. Así, recuerda el éxito de la tarjeta básica para la compra de alimentos que funcionó “de maravilla” pero que fue retirada por la Xunta tras dos años de funcionamiento.

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