La Xunta limitará la venta de aire limpio a empresas intermediarias para evitar abusos

No podrán acaparar más del 15% de los créditos de carbono

Se condicionarán ayudas para gestión forestal a que los beneficiarios comercialicen su capacidad de absorción de CO2

Reforestación en un monte de Cerdedo-Cotobade.

Reforestación en un monte de Cerdedo-Cotobade. / BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Paula Pérez

Paula Pérez

La venta de aire limpio a empresas que quieren compensar su huella de carbono se ha convertido en un mercado jugoso. De hecho, en la Xunta están convencidos de que en el futuro se convertirá en la principal fuente de ingresos económicos de los propietarios forestales, por encima incluso de la venta de la madera. Pero donde hay negocio también pueden surgir especuladores y eso es lo que está ocurriendo. Ya lo denunciaron los propietarios forestales y comunidades de montes que advirtieron que empresas intermediarias están firmando “contratos abusivos” y se están quedando con buena parte de los beneficios. Desde el Gobierno gallego constatan que existe “una gran preocupación” por el “acaparamiento indebido de créditos de carbono” por parte de estos mediadores. Y, por esta razón, regulará por decreto que cada proyecto para la captación de CO2 no pueda vender más del 15 por ciento de sus créditos de carbono a estas empresas intermediarias.

Se llevará, por lo tanto, un control y un registro del destino final de estos créditos y si se supera el porcentaje fijado se cancelará el proyecto. Así aparece contemplado en el proyecto de decreto por el que se crea y regula el sistema voluntario de créditos de carbono de la Xunta y que ayer salió a exposición pública.

Ya existe un mercado regulado por el Ministerio de Transición Ecológica, pero es muy limitado. Consiste en que propietarios forestales que acometan actuaciones de restauración de montes quemados o reforesten superficies que estuvieran desarboladas desde 1989 puedan comercializar el CO2 que absorban estos proyectos a empresas que contaminen y quieran compensar su huella de carbono. Ya hay 342 montes gallegos inscritos.

La Xunta creará ahora su propio mercado pero ampliará la posibilidad de vender aire limpio a todas aquellas prácticas que tengan como resultado la absorción o almacenamiento de gases de efecto invernadero, no solo los montes, sino también las actividades agroganaderas que introduzcan prácticas sostenibles, los promotores que usen madera en la construcción o cualquier otra iniciativa que contribuya a mitigar el impacto del cambio climático.

La intención de la Administración gallega es incentivar este mercado de créditos de carbono. Por ello, según consta en el borrador de decreto, podrá condicionar la concesión de ciertas ayudas vinculadas a la gestión forestal a que los beneficiarios se inscriban como comercializadores de aire limpio en este sistema autonómico de créditos de carbono.

El objetivo es crear una nueva fuente de ingresos para propietarios forestales y ganaderos para que puedan complementar sus rentas, luchar contra el abandono de tierras y los incendios forestales.

Sin embargo, la Xunta advierte de los “aspectos negativos” de este mercado tan pujante: “doble contabilidad, deslealtad en las transacciones o ecoblanqueo o lavado verde”. A través del nuevo decreto se quieren dar garantías para que estas prácticas no ocurran.

Así, por ejemplo, para evitar que un mismo proyecto forestal venda dos veces su aire limpio a una empresa, los créditos de carbono emitidos tendrán un número de serie único, “lo que permitirá su rastreabilidad”.

Además será obligatorio que organismos externos e independientes certifiquen que el proyecto de absorción de carbono cumple las condiciones para comercializar aire limpio. Y se harán también controles aleatorios

También habrá un plan de monitorización por el cual se tomarán muestras que servirán para hacer el cómputo de las toneladas de CO2 capturadas o reducidas. Un crédito de carbono equivale a una tonelada de dióxido de carbono o su cantidad equivalente en un gas de efecto invernadero.

El mercado se amplía a concellos que planten árboles en zonas urbanas o a las renovables

¿Quién podrá vender aire limpio? La Xunta considera que puede comercializar créditos de carbono cualquier persona física o jurídica propietaria de una superficie en la que se desarrollen prácticas que tengan como resultado el almacenamiento permanente de carbono o la captura de CO2. No se restringe, por lo tanto, solo al sector forestal.

Los créditos de carbono que podrán vender son la diferencia entre el CO2 capturado antes y después de adoptar estas prácticas que contribuyen a la mitigación del impacto del cambio climático. Por ejemplo, en un monte no se podrá vender la totalidad del dióxido de carbono que absorben sus árboles sino aquel CO2 capturado tras poner en marcha determinadas mejoras silvícolas o de gestión forestal. Un comité técnico se encargará de definir qué tipo de proyectos pueden vender aire limpio y en qué condiciones: esto quedará plasmado en las “metodologías”.

Y, aunque el listado de actividades que pueden acogerse a este mercado está abierto, el proyecto de decreto elaborado por la Consellería de Medio Ambiente y la de Medio Rural, plantea ya una relación de proyectos que podrán obtener ingresos con la venta de créditos de carbono.

Así, se incluyen todos los proyectos de mejora forestal como reforestaciones, restauraciones de áreas degradadas, actuaciones de prevención de incendios, mejoras en la gestión del ganado, conversión de monte bajo en monte alto o la agricultura regenerativa.

Pero también la industria energética de renovables –biomasa, solar, geogermia, riotermia o biocarbón– podrá comercializar aire limpio, así como la construcción si emplea materiales sostenibles.

Se incluirán dentro de este mercado de créditos de carbono incluso los proyectos de los ayuntamientos para plantar árboles en zonas urbanas. La gestión de residuos y el fomento de la recuperación y el reciclaje, así como las actuaciones para una gestión eficiente del agua podrán suponer también ingresos extra para las corporaciones locales pues podrán comercializar créditos de carbono.

Si un proyecto, además de capturar CO2 tiene beneficios adicionales en la conservación del medio ambiente, la naturaleza, la prevención de incendios o la fijación de población en el rural podrá vender créditos ECO, que estarán mejor pagados.

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