Los gallegos perdieron 260 millones en juegos de azar: la mitad, en tragaperras

La facturación del sector supone la mitad que antes de la pandemia de COVID | En España, el agujero en el bolsillo de los jugadores superó los 10.250 millones de euros

Una mujer juega a una máquina tragaperras en una cafetería de A Coruña.

Una mujer juega a una máquina tragaperras en una cafetería de A Coruña. / VICTOR ECHAVE

Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

Los ciudadanos gallegos perdieron el año pasado en tragaperras, apuestas, loterías, bingos y demás juegos de azar 260 millones de euros, algo más de lo que la Xunta destinará en 2024 a toda la Consellería de Facenda e Administración Pública. Ese balance supone gastar en esa actividad más de 712.000 euros diarios, que fueron a parar directamente al bolsillo del sector, pues la cifra, ofrecida por la patronal, recoge el juego real en la comunidad, es decir, las cantidades apostadas descontando los premios logrados por los ciudadanos.

La inflación obligó en 2022 y buena parte de este ejercicio a los gallegos a apretarse el cinturón y los juegos de azar se vieron también afectados por esa necesidad de restringir gastos, de acuerdo con el balance anual elaborado por la patronal Cejuego (Consejo Empresarial del Juego), en colaboración con la Universidad Carlos III de Madrid.

El juego real en Galicia alcanzó los 260 millones, lo que supone un el 2,5% de los 10.255 millones alcanzados en toda España, 29 millones más que en 2019 y 3.484 más que el año de la pandemia de COVID-19, que supuso un terremoto socioeconómico sin precedentes y que obligó a restringir incluso la circulación ciudadana durante el estado de alarma durante tres meses. Se trata, así, de la séptima comunidad con menor porcentaje en una estadística que lidera Andalucía con el 15,5%, en sintonía con su peso poblacional. Al contrario que en Galicia, el dinero perdido por los jugadores en todo el Estado creció respecto a 2020.

Esas pérdidas por parte de los jugadores gallegos –que no representa el beneficio empresarial, pues las operadoras deben descontar gastos e impuestos– suponen prácticamente la mitad que en 2019, el último año previo a la pandemia.

En ese ejercicio, el dinero perdido por los gallegos se situó en los 539 millones, cantidad que se desplomó un año después a los 310. Entonces, se vinculó esa caída a las restricciones impuestas por la pandemia, que dificultaron prácticas de azar como las tragaperras o las apuestas deportivas ante los cierres parciales de locales de hostelería.

Precisamente, las máquinas B, conocidas tradicionalmente como tragaperras, suponen el mayor foco de pérdidas económicas para los jugadores gallegos, pues a pesar de que sus terminales no crecen, suponen la mitad del juego real en la comunidad, con 129 millones de euros. La comunidad cuenta con 7.540 de estos dispositivos, cuando en 2015 funcionaban en Galicia 10.212.

Las máquinas B, conocidas tradicionalmente como tragaperras, suponen el mayor foco de pérdidas económicas para los jugadores gallegos

Siguen en la lista los 45 millones de los cupones y rasca y gana de la ONCE y los 29 tanto de las apuestas deportivas como de los salones de juego, mientras que las cifras de Cejuego sitúan las apuestas de loterías del Estado en tan solo 9 millones descontando apuestas de premios.

Esta actividad supuso también un maná de ingresos para las arcas públicas a través de los diversos impuestos existentes. En el caso gallego, la cifra repuntó a los 49,3 millones, tras los 34,7 de 2021, aunque esas cifras se encuentran por debajo de los 52,8 del año 2019, de acuerdo con las cifras de Cejuego. A nivel estatal, los datos rozan los 1.540 millones.

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