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El COVID redujo en 230 millones el dinero perdido por los gallegos en lotería, tragaperras y apuestas

Un hombre juega a una tragaperras en un bar de Ourense. Iñaki Osorio

Las restricciones impuestas para luchar el año pasado contra la pandemia de COVID-19 dejaron miles de negocios cerrados, al menos durante los tres meses de confinamiento, afectando de esa manera al sector de los juegos de azar presenciales y evitando que los gallegos perdiesen 230 millones de euros en tragaperras, casinos y apuestas deportivas, pero también en la lotería estatal, que constituye el grueso del negocio.

Las restricciones merman el negocio del juego presencial hasta los 310 millones | El azar online aumenta a nivel estatal un 13%

El juego real durante 2020 en Galicia se redujo a 310 millones, frente a los 539 de 2019, según los datos del anuario del juego en España de la patronal Cejuego (Consejo Empresarial del Juego) en colaboración con la Universidad Carlos III de Madrid. Esta cantidad se refiere a la diferencia entre las cantidades jugadas por los ciudadanos y los premios entregados, si bien del montante final el sector debe descontar costes e impuestos para obtener su beneficio.

Las apuestas presenciales de los gallegos, por tanto, descendieron un 42%, aunque no es posible conocer la cifra exacta del dinero invertido a través de internet, pues el Gobierno central no territorializa las cifras de esta modalidad. En todo caso, el año pasado, el juego online creció el año pasado un 13,7% hasta alcanzar un saldo de 850 millones (apuestas menos premios).

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El descenso registrado en Galicia es superior a la media estatal, que alcanzó el 33%, con una caída de los 10.226 millones en 2019 a los 6.771 el ejercicio pasado.

Existen dos situaciones diferenciadas en el juego presencial. Por un lado, las apuestas públicas, con la Lotería por bandera. Por otro, el sector privado, donde se combinan las apuestas deportivas, las tragaperras, los bingos, los casinos y los salones de juego.

En el primer caso, Lotería Nacional suspendió los sorteos entre el 29 de marzo y el 19 de abril del año pasado. Aunque las denuncias contra el impacto del juego sobre la juventud y la ludopatía se centran en el sector privado, es el sector público el que copa la mayor parte del pastel. La pandemia redujo un 43% el juego real de las loterías, pero aun así supusieron más de la mitad del volumen autonómico de esta actividad: 157 de 310 millones.

En el caso del juego privado, fueron las tragaperras en los locales de hostelería los más perjudicados, con una reducción del juego real del 54%, pasando de 161 millones a 74. Las apuestas deportivas cayeron de 32 a 22. En ambos casos, el cierre de bares y cafeterías y las reducciones de aforo resultaron determinantes.

En este punto, las máquinas B, conocidas como tragaperras, siguen perdiendo peso en la hostelería. Si en 2019, la comunidad contaba con 9.386 terminales operativas en bares y cafeterías, el año pasado la cifra disminuyó hasta las 7.861, la cifra más baja desde que existen registros.

El motivo del desplome radica en que casi cuatro mil terminales se encuentran de baja temporal (3.894), lo que supone cerca de 900 más que en el año previo a la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2.

Esta situación causó en Galicia el primer frenazo a la expansión de las máquinas de apuestas deportivas. Por primera vez, se redujo la cifra de este tipo de terminales en establecimientos de hostelería, rebajándose en 244 dispositivos. En 2019, Galicia contaba con 3.954 terminales, de las que 3.208 se encontraban en locales de hostelería y 746 en salones de juego, bingos o tiendas de apuestas. En 2020, los datos cayeron a 3.779, de las que 2.964 se encontraban instaladas en bares y similares y 815 en locales de juego.

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