La Xunta imita a Alemania e impulsa en el rural la creación de 'comunas energéticas verdes'

Medio Rural ultima la licitación de un plan para diseñar cómo compartir energía renovable entre casas, explotaciones agrícolas o edificios públicos | Lo ensayará en las aldeas modelo

La Xunta impulsa sus primeras comunidades energéticas verdes para estrenarlas en 2025

La Xunta impulsa sus primeras comunidades energéticas verdes para estrenarlas en 2025 / Daniel Dominguez

Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

En el concejo navarro de Esparza de Galar decidieron luchar contra el cambio climático y la subida de precios de la energía con un proyecto comunitario de energía, instalando paneles fotovoltaicos en la cubierta del frontón y así alimentar de electricidad a edificios no más alejados de 500 metros. Esa es una de las innovadoras comunidades energéticas creadas en España al amparo de una norma de 2019. Galicia quiere ensayar este modelo en el rural no solo para reducir sus emisiones de CO2, sino para contribuir a revitalizar las aldeas. Tiene un plan y fechas marcadas en rojo. Aspira a que la primera funcione en 2025.

Las comunidades energéticas suponen un avance respecto al autoconsumo, pues permite a varios agentes (vecinos, administración, empresas, asociaciones...) gestionar instalaciones de generación y consumo de energía, creando un “sistema energético descentralizado, justo, eficiente y colaborativo”, según expone el informe El papel del consumidor y de la gestión de la demanda en la Transición Energética, elaborado por la consultora PriceWaterhouseCoopers para la Fundación Naturgy. Esta cita solo 33 comunidades energéticas en España, frente a las 1.750 de Alemania o las 700 de Dinamarca.

El modelo de autoconsumo consiste en instalar paneles solares, por ejemplo, y usar su energía, vendiendo el excedente a la red. Las comunidades energéticas, sin embargo, suponen una evolución, pues permiten contribuir al desarrollo social y económico del entorno rural, que es el objetivo de la Consellería de Medio Rural a través de la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural (Agader).

El año pasado, buscó en el mercado soluciones innovadoras para mejorar la eficiencia energética en las aldeas modelo, que ejercen de campos de prueba de soluciones para optimizar las actividades agroganaderas, desarrollando nuevos servicios digitales rurales, soluciones para la bioeconomía, mejoras en sostenibilidad y medidas para encauzar la transición energética.

En este último apartado se ubica la estrategia para impulsar la primera comunidad energética rural en Galicia. Agader dispone de 5 millones de euros de presupuesto que pueden triplicarse con fondos europeos para lograrlo. Este año licitarán un contrato para comprar un sistema energético integral. “Vamos a buscar cómo montar comunidades energéticas locales en las aldeas modelo. Compraremos el diseño del modelo, tanto un software que ayude a su gestión, como el modelo jurídico, que es complicado”, explica Inés Santé, directora de Agader.

Se trata de tener un modelo que luego se adaptaría a cada aldea, aprovechando energía solar, eólica, hidráulica o biomasa, en función de sus características, aunque la Xunta ya ofrece ayudas a los concellos para constituir esas alianzas, como prevé la parroquia de Panxón en la que sería la primera de la comunidad. “La principal innovación está en la organización, en cómo implicar a los propietarios de viviendas, a la explotación agraria e incluso instalaciones públicas, como lavanderías públicas, puntos de carga para coches eléctricos o centros sociales”, ilustra. El contrato se licitará este año y en 2024 se contrataría la instalación en una aldea modelo.

La tecnología permite instalar “pastores virtuales” para controlar el ganado

Además, Agader pretende licitar después otro contrato para modernizar las explotaciones gallegas, con un pastor a distancia para controlar al ganado. “Los cierres virtuales son algo que queremos implementar para la ganadería intensiva”, avanza Santé. Mediante la instalación de sensores, cuando una vaca, por ejemplo, se alejase demasiado, podría recibir un pequeño calambre, además de un aviso al dueño. Como los pastores tradicionales, pero sin cable.

“Esos sensores pueden usarse para prevenir ataques del lobo o incluso para detectar cuándo se van a poner de parto los animales, que fue una de las propuestas que nos presentaron”, concluye.

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Los planes de Agader para utilizar las aldeas modelo como campos de pruebas parten de las ideas planteadas por las empresas el año pasado en un procedimiento denominado “consulta preliminar al mercado”, es decir, saber qué opciones ofrecen las firmas para luego licitar un contrato para elegir las que mejores resultados creen que pueden dar. “Queremos ofrecer un conjunto de sistemas para ayudar en la toma de decisiones en el rural”, argumenta Santé sobre estos procedimientos, que luego podrán elegir copiar otros núcleos de población ajenos a las aldeas modelo, sea en el caso de las comunidades energéticas, sea en el uso de la inteligencia artificial “para saber dónde es mejor fertilizar las tierras y plantar, qué sistema de riego emplear” o disponer de un mecanismo de alerta temprana de plagas, según relata la responsable de la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural.

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