El sector hortícola despunta un 15% tras la pandemia y se extiende a 9.500 hectáreas

Representa ya 666 millones de euros y Galicia es cuarta en producción, tras Andalucía, Murcia y Castilla | Las huertas para autoconsumo casi triplican a las dedicadas al cultivo profesional

Simón Ubeira, transportando grelos que venden a una empresa de O Rosal para enlatar. / CEDIDA

Simón Ubeira, transportando grelos que venden a una empresa de O Rosal para enlatar. / CEDIDA / elena ocampo

Elena Ocampo

Elena Ocampo

Grelos, nabizas, zanahorias, tomates, puerros... No solo las ‘leiras’ de autoconsumo que proveen de verduras y hortalizas delicastessen a muchas familias gallegas, sino la huerta profesional de la tierra que abastece a tiendas y supermercados de nuestra comunidad ha despuntado en Galicia, con mejores datos que en prepandemia. Escala hasta un cuarto puesto en importancia estatal, solo por detrás de Andalucía, Murcia y Castilla. Eso sí, con casi 9.500 hectáreas cultivadas, según los datos del Registro de Explotaciones Agrarias de Galicia (Reaga), esta actividad estrechamente vinculada al mundo rural vivió un incremento del 15% en hectáreas cultivadas en 2021 con respecto a 2019, después de una caída intermedia que se explica en la crisis derivada del COVID. Además, los últimos datos relativos al conjunto de cultivos hortícolas en base a las hortalizas y patatas, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Agricultura, corroboran que la hortícola es la tercera producción en orden de importancia en Galicia, después de las de rama y de la actividad agraria.

“La importancia económica de la huerta gallega supone un valor económico a precios de productor de más de 666 millones de euros, que se traduce en un 17,5% del total generado por el subsector agrícola gallego”, explica el diputado del PP José Antonio Armada, dado que el grupo parlamentario popular presentó recientemente una proposición para instar a la Xunta a realizar un plan estratégico del sector hortícola, “que impulse los cultivos y dé un valor añadido al consumidor final, con la finalidad de ligar estas producciones al territorio y preservar nuestra identidad agraria”. Consultado sobre la importancia del sector, Armada defiende la puesta en marcha de un plan similar a los que ya están configurados para el sector lácteo el vitivinícola y que actualmente está en proceso de tramitación para la carne.

Reclaman un plan estratégico al igual que en el sector de la leche o de la carne

Un sector en auge, que en muchos casos está liderado por jóvenes que han entrado en los cultivos ecológicos y defienden denominaciones de origen gallegas.

Sin embargo, la superficie de cultivo profesional dista aún mucho de las hectáreas de terrenos que en Galicia plantan en las huertas familiares y que, en muchas ocasiones sirven de sostén de la compra familiar. Su volumen en hectáreas triplica prácticamente el de los terrenos hortícolas profesionales.

Cooperativistas de O Rosal recuperan fincas abandonadas, cedidas por vecinos, para cultivar verduras y hortalizas y atraer empleo a la zona

Cooperativistas de O Rosal recuperan fincas abandonadas, cedidas por vecinos, para cultivar verduras y hortalizas y atraer empleo a la zona / CEDIDA

Según datos de UUAA que facilita Jacobo Feijóo, el complemento de la huerta podría ahorrar en los hogares hasta 2.100 euros anuales por familia, si se completa con carnes de matanza. Además, Feijóo señala que un 53% de los hogares en Ourense tienen una huerta familiar, seguido de un 41% de Lugo; un 36% de los hogares de Pontevedra y un 35% en A Coruña.

La agricultura de autoconsumo es una práctica totalmente arraigada en el campo gallego, que permite no solo ahorrar dinero en el supermercado sino garantizarse una alimentación más saludable. Sin embargo, la despoblación del rural está mermando estos huertos. En cuatro años la superficie ocupada por estos terrenos dedicados al autoconsumo se redujo en Galicia un 13 por ciento. Son 3.444 hectáreas menos de huertos desde 2018, es decir, el equivalente al concello de Baiona o al de Moaña. Según los datos del Ministerio de Agricultura, en 2021 Galicia disponía de 22.500 hectáreas de huertos familiares. Son el 6,3 por ciento de todas las tierras de cultivo de la comunidad. Estos terrenos cultivados en el entorno de las casas, además, y los núcleos habitados, constituyen una malla de protección frente a los incendios forestales.

Simón Ubeira (izquierda), con su hermano Martín y Roberto Rodríguez

Simón Ubeira (izquierda), con su hermano Martín y Roberto Rodríguez / CEDIDA

“El abandono de tierras agrarias es un incendio silencioso”

Simón Ubeira, de 32 años, es uno de los tres socios –junto con su hermano Martín y Roberto Rodríguez, aunque prevén una incoporación próxima–, todos vecinos de O Rosal, de “O alcouve da moura”, una cooperativa fundada hace tres años y dedicada a cultivos ecológicos de huerta. Son una nueva semilla que, desde el sur de Pontevedra, surgió con la idea de volver a labrar las ricas tierras de la zona, históricamente cultivadas pero actualmente en abandono. "Para los propietarios, hoy en día la tierra es un problema más que un beneficio, así que muchos vecinos nos cedieron sus fincas. Queríamos poner en valor las tierras agrícolas para generar trabajo en la comarca”, explica. Una iniciativa privada similar a la que está impulsando la administración autonómica con los ‘polígonos agroforestales’ y que ya funciona, por ejemplo, con el pimiento en Oímbra.

Cooperativistas de O Rosal recuperan fincas abandonadas, cedidas por vecinos, para cultivar verduras y hortalizas y atraer empleo a la zona

En la actualidad, esta cooperativa de O Rosal tiene cinco invernaderos y otras fincas que suman cuatro hectáreas, en las que siembran desde calabazas, patatas, repollos, lombardas, berenjenas, pasando por acelgas o tomates. “Las tierras agrarias abandonadas, indican, son como un incendio silencioso, porque después de siglos y siglos de trabajo para crear ese ecosistema agrario, que quede abandonado y desaparezca o, en el mejor de los casos, se cultive solo a nivel forestal, es una gran ruina”, reflexionan. “Distribuimos a tiendas de Vigo que trabajan en ecológico y a tiendas y particulares de la zona. También tenemos un puesto en el mercado de O Rosal”, comentan. Aunque de momento, les va bien, los jóvenes aseguran: “Mientras no se regulen los precios de los productos básicos en los mercados, no habrá agricultura en el rural”.

Cooperativistas de O Rosal recuperan fincas abandonadas, cedidas por vecinos, para cultivar verduras y hortalizas y atraer empleo a la zona

Cooperativistas de O Rosal recuperan fincas abandonadas, cedidas por vecinos, para cultivar verduras y hortalizas y atraer empleo a la zona / CEDIDA

“O alcouve da moura” suministra estas semanas de grelos –esa verdura gallega , que ‘gana’ bajo las heladas de invierno y transforma el sabor de las nabizas en un producto diferencial por su amargor– a una empresa puntera en el envasado y enlatado de este producto. El director de la empresa “A Rosaleira”, Luis de Lorenzo, expresa su conformidad con un plan estratégico para el sector (que aplaude) para potenciar las denominaciones de origen, debido a los escollos actuales en el control de la procedencia de las verduras gallegas, por ejemplo. “Tenemos que llegar a tiempo, porque hasta ahora hemos perdido la batalla. Los grelos más vendidos en MercaMadrid, por ejemplo, son de Toledo”, advierte.

Suscríbete para seguir leyendo