Durante la última década, el peso de la población gallega mayor de 65 años ha aumentado un 20%, incrementando así la presión sobre la sanidad pública, pues a mayor edad, mayor necesidad de atención médica, pero también de fármacos, especialmente en el caso de los polimedicados. Este envejecimiento social, que convertirá a Galicia en 2050 en la cuarta región europea con la media etaria más elevada, ya se nota en las cuentas autonómicas, forzando a la Consellería de Sanidade a superar, por primera vez, la barrera de los 1.700 millones de euros reservados para financiar medicamentos y material sanitario.
El departamento dirigido por Julio García Comesaña contempla para 2023 un desembolso de 892,2 millones para material sanitario y productos farmacéuticos, como prótesis, gasas o stents coronarios, esos muelles diminutos que permiten eliminar obstrucciones en las arterias, o incluso los modernos robots Da Vinci, de los que Galicia posee siete modelos que costaron algo más de 20,5 millones. A ellos se unen otros 822,7 millones para cubrir recetas de medicamentos, según figura en los presupuestos del próximo año.
Esos casi 1.715 millones de factura médica en material y medicinas sitúa este capítulo como el tercer departamento que más recursos obtiene del presupuesto autonómico, que el próximo año alcanzará los 12.620 millones de euros, solo superado por el resto de la sanidad –la consellería, en total, suma 4.972 millones– y la educación –que integra también las competencias culturales–, que alcanzará los 2.894. Supera en más de un 70% los recursos asignados a la Consellería de Política Social, encargada de atender, por ejemplo, a los gallegos con algún tipo de dependencia.
El envejecimiento ha disparado en una década un 43,5% el presupuesto destinado a este capítulo, desde los 1.195 millones de 2012 a los 1.715 de 2023, a pesar incluso de los recortes aplicados por la Xunta para contener el gasto público en medio de la tormenta generada por la crisis financiera que desencadenó la quiebra del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers a finales de 2008. En 2010, el Ejecutivo que presidía Alberto Núñez Feijóo lanzó el catálogo de medicamentos para potenciar la compra de fármacos genéricos, iniciativa que luego derivó en el impulso a la compra centralizada para abaratar todavía más estos costes.
Debate sobre el modelo
De hecho, expertos en gestión económica como el profesor de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo, Alberto Vaquero, recomiendan explorar precisamente que todas las autonomías se unan en la compra de medicamentos para reducir la factura. También ha propuesto crear un organismo para analizar los costes-beneficios de las políticas sanitarias y los fármacos Boi Ruiz, exconseller catalán de Sanidad y director de la Cátedra de Gestión y Políticas Sanitarias de la Universitat Internacional de Catalunya, una institución privada.
El impacto de este gasto en las cuentas públicas rozará el 10% de incremento respecto a los planes para este año 2022, para el que Sanidade había reservado 1.564 millones. El año que viene prevé desembolsar 151 millones más.
Estas cifras suponen tan solo las estimaciones de la administración, pues sus previsiones siempre se quedan cortas e incluso ha recibido tirones de oreja del Consello de Contas por presupuestar a la baja gastos previsibles como los citados para luego ir cubriendo sus necesidades con inyecciones extraordinarias de dinero a lo largo del ejercicio, especialmente a finales de año.
En 2021, por ejemplo, Sanidade necesitó 180,6 millones adicionales para poder pagar las facturas por medicamentos y material sanitario. El coste total en esta cuestión ascendió a 1.656 millones, cifra que será superada previsiblemente tanto este año como el próximo.
Aun así, la Xunta mantiene su modus operandi, ignorando las recomendaciones de Contas para presupuestar con mayor realismo gastos previsibles.
Vigo y A Coruña
Las áreas sanitarias más pobladas copan, lógicamente, la mayor parte del presupuesto para medicamentos y material sanitario. La gerencia de A Coruña y Cee suma más de 320 millones por los casi 313 de Vigo. Siguen en la lista los 308,5 de Ourense, Verín y O Barco de Valdeorras, los 286 de Santiago, y O Barbanza, los prácticamente 224 de Lugo, A Mariña y Monforte de Lemos, los 157 de Pontevedra y O Salnés y los casi 111 de Ferrol, según la documentación presupuestaria correspondiente al año próximo.
