Entrevista | Miguel Corgos Conselleiro de Facenda

“Bajamos los impuestos hasta el nivel que nos garantiza unas finanzas seguras”

“La política fiscal de Reino Unido es un ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer” | ”No me atrevo a ponerle techo al incremento del gasto social por el envejecimiento”

Miguel Corgos.

Miguel Corgos. / XOÁN ÁLVAREZ

X. A. Taboada

X. A. Taboada

Como conselleiro de Facenda apenas lleva un año en el cargo, pero tiene larga experiencia en gestión de presupuestos. De hecho, fue el director de Orzamentos de la Xunta entre 2009 y 2021. Asegura que la rebaja fiscal que se aplicará el próximo año es el límite que podía permitirse sin sacrificar la sostenibilidad de los presupuestos ni el funcionamiento de los servicios públicos.

Galicia tiene los presupuestos más elevados de su historia. Eso para gestionar, ¿es bueno o malo?

–Cuanto mayor es el volumen de recursos a gestionar, más complicado es, pero también más soluciones se pueden aportar a los problemas que tendrá Galicia en 2023.

–En el informe económico se habla de un escenario “preocupante”. ¿Cuáles son los desafíos más acuciantes?

–Curiosamente vienen de fuera, no somos una economía aislada, es cada vez más internacionalizada y, por tanto, dependemos mucho de nuestros socios, que son las demás comunidades, Portugal, Francia, Alemania o Inglaterra. Si a ellos les va bien, a nosotros nos va a ir bien y si les va mal, pues nos va a ir mal. El sector exterior, que es un motor este año, va a aportar muy poquito crecimiento el año que viene, aunque esperamos que sigan aumentando las exportaciones. Todo lo que crezcamos se va a apoyar básicamente en la demanda interna, sobre todo en el consumo público y en la inversión.

–El volumen histórico de los presupuestos se debe a los fondos de la UE y a los procedentes del Estado, que a su vez se derivan de una mayor recaudación fiscal a la que el PP nacional se opuso alegando que se enriquecía el Gobierno. Pero esto es lo que permite estos números de récord...

–A ver, es una interpretación un poco simplista. Lo que yo entiendo que ha dicho el PP nacional es que dada la complicada situación en la que estamos y que las economías más humildes se están resintiendo, una parte de ese incremento de la recaudación debería revertir en los ciudadanos y por eso se ha apostado por algunas medidas focalizadas, como bajar el IVA de los alimentos básicos, pero en modo alguno esto significa apostar por una bajada generalizada de los impuestos. Los impuestos tienen que sostener los bienes y servicios públicos y, evidentemente, las ayudas.

–Pero es cierto, paradójicamente, que Galicia aprovecha esos mayores fondos del Estado procedentes de la recaudación para implantar rebajas fiscales. Parece un doble juego.

–No es un doble juego. Y esa concepción de que los fondos del sistema de financiación vienen del Estado no lo comparto. La mitad del impuesto sobre la renta y del IVA es de la comunidad autónoma y el 55% de los impuestos especiales que pagan los gallegos son ingresos de la comunidad autónoma, no son recursos del Estado. Los recauda, sí, en aras de una mayor eficiencia del sistema, pero son recursos propios de la comunidad autónoma y en ejercicio de nuestra autonomía decidimos cómo implementar la política fiscal más adecuada a nuestro territorio.

–¿Se podría ir más allá en estas rebajas fiscales en Galicia?

–Como tenemos la responsabilidad de mantener unas finanzas sostenibles y financiar los servicios públicos, hemos llegado a ese nivel porque era el que nos garantizaba esa seguridad para el año que viene, pero también a futuro, porque esto se consolida. Por eso también las medidas fiscales se van adoptando a veces año a año e igual somos especialmente cautelosos, o no, pero bueno, hemos llegado hasta donde estimábamos que era conveniente para garantizar la sostenibilidad y que los gallegos sepan que sus servicios públicos van a seguir funcionando con normalidad.

–Este mismo principio de seguridad es aplicable igualmente a las políticas del Gobierno central...

–Sí, pero bueno, los ciudadanos son inteligentes y pueden ver qué medidas se implementan en la comunidad autónoma, cuáles en el Estado y cuáles les pueden parecer que son realmente útiles.

Reino Unido, mal ejemplo

–En el PP nacional se tomó como referencia la bajada masiva de impuesto en el Reino Unido, una propuesta que acabó con la dimisión de su primera ministra. ¿Qué lecciones se sacan?

–La principal lección es que las decisiones en política fiscal se deben hacer de forma prudente y estable. Eso es lo que debe imperar siempre y los bandazos no son buenos en ningún ámbito. Esa es la principal lección, porque se ha comprobado que en menos de un mes hubo que rectificar porque te pusieron en tu sitio los mercados financieros. Pero si no, hubieran tenido que rectificar por algún otro motivo. Es un ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer.

–Todos los años la Xunta incrementa la recaudación de impuestos propios por la compra-venta de inmuebles de segunda mano, y además bastante por encima de las previsiones...

–Me gustaría decir dos cosas. Primera, tiene un componente cíclico muy importante y cuando la economía va bien siempre crece un poco por encima de las previsiones. Y cuando va mal, también baja más de las previsiones a la baja. Y tiene un doble contenido, uno de volumen, es decir, que se compre o venda más vivienda de segunda mano, y otro de precios.

–¿Cómo va a ser esta evolución en 2023?

–Pensamos que va a seguir funcionando, pero a un ritmo menor que en 2022 y no esperamos una corrección de precios severa.

–En el presupuesto, tres de cada cuatro euros se van para gasto social. Al margen de los hospitales, ¿la época de las grandes infraestructuras ya es pasado?

–Las infraestructuras tienen un principio y un fin. No puedes estar construyendo sobre todo lo que sean infraestructuras de red, salvo el ferrocarril, donde hay muchas carencias pero no es nuestra competencia. Pero no puedes estar invirtiendo hacia el infinito. Eso pasa en todos los presupuestos modernos. El acento se empiezan a poner cada vez más en la financiación de los servicios sociales y tiene más peso el gasto de capítulo de transferencias sociales, más inversiones en I+D que la tradicional obra pública.

Difícil poner techo al gasto social

–¿Hay algún límite al gasto social? ¿Hasta dónde va a llegar teniendo en cuenta el envejecimiento y la dispersión poblacional?

–Eso es una de las cosas que más me preocupaban cuando era director de Orzamentos y ahora me sigue preocupando mucho como conselleiro porque el que llamado presupuesto a largo plazo está vinculado a la realidad demográfica de una comunidad que ya tiene más de un 25% de la población mayor de 65 años. En ese sentido, Galicia es como un laboratorio social, vamos diez años por delante de España en atención a los mayores. El umbral de necesidad depende de la cobertura de servicios que se presten, pero evidentemente está mostrando un crecimiento importante. No me atrevo a ponerle techo.

–De agosto a octubre revisaron a la baja el crecimiento del PIB, del 2,6% al 1,7% para 2023. El Plan Estratéxico de Galicia hasta 2030 prevé un incremento anual de entre el 2% y el 2,5%, así como la convergencia plena con España en renta per cápita ese año y una tasa de paro del 8%. ¿Todos estos objetivos siguen vigentes?

–Los objetivos eran ambiciosos cuando se aprobó el plan en un contexto quizás no tan malo, pero como es un plan estratégico creo que no debemos renunciar a estos objetivos que sí son ambiciosos y ahora un poquito más. No debemos modificar los datos de tendencia ni renunciar a los objetivos que nos marcamos en el plan. El plan contiene también una revisión a medio plazo y ahí sí que igual tienes que corregir y reconocer que igual ha sido demasiado optimista y que debes volver al realismo.

–Todos los días se escuchan mensajes dramáticos sobre la situación de la economía de España. ¿Usted cree que es realmente así o esos mensajes son demasiado catastrofistas?

–Todos los días podemos ver datos preocupantes sobre la coyuntura económica. Es cierto, pero yo creo que también debemos confiar en el trabajo que hacen día a día nuestras empresas, que tenemos muchas y muy buenas, y lo que debemos hacer, sobre todo todas las administraciones, no solo la Xunta, es empujar para que en Galicia puedan hacer su trabajo desde los pequeños autónomos hasta las grandes empresas. Siempre habrá altibajos cíclicos, pero yo soy optimista por naturaleza y creo que no, que no conduce a nada el pesimismo exacerbado. Hay problemas, no lo vamos a negar. El cambio de paradigma energético es un problema, pero si somos capaces de salir bien con un tejido industrial reforzado, seremos más independientes y más competitivos. Las crisis son también momentos de oportunidad. Lo que pasa con la crisis es que si no la aprovechas bien... Y por eso este presupuesto intenta ser una herramienta para salir del reforzado.

Sin financiación para Pertes

–Con la oportunidad que representan los fondos europeos de recuperación, ¿cómo es el compromiso de las empresas? ¿Qué expectativas manejan?

–Esto sí que es algo preocupante porque tenemos ahí la herramienta, tenemos los recursos y no se está movilizando. Yo no tengo información sobre ningún gran proyecto industrial en Galicia, de ningún Perte que se esté financiando. Y hombre, yo creo que la comunidad autónoma se merece tener un poco de información a este respecto. Ya nos gustaría poder gestionar nosotros los Pertes. Nosotros lo hemos pedido, en la adenda al Plan de Recuperación y Resiliencia, que se cree la figura del Perte autonómico para poder financiar algún de interés autonómico, ya que hay algunos que no encajan en los proyectos que se han diseñado a nivel central, a pesar de que se habían hecho las famosas encuestas o consultas al mercado o manifestaciones de interés y demás. Pero luego vemos que su diseño no responde a las necesidades de la industria. La industria más importante de España, que es la industria del automóvil, pues acabamos de enterarnos que igual Volkswagen dice que renuncia al tema de la fábrica de baterías porque está muy verde y no nos podemos permitir ese lujo. Y yo lo que necesito es visualizar cómo se concreta en algunos proyectos importantes en nuestra comunidad. Y no lo estoy viendo claro. No estamos viendo de los grandes proyectos transformadores que ninguno se esté financiando aquí en la comunidad autónoma. Y en otras comunas autónomas vemos los anuncios, pero tampoco ves una evidencia real de que de que se esté moviendo algo, tampoco. Eso es lo preocupante.

En cuanto a inflación, Galicia se mueve por encima de la media del IPC en España. ¿A qué se atribuyen este comportamiento?

–El diferencial de precio se deriva básicamente del incremento del precio de los carburantes y de los combustibles y de que nuestra cesta de precios es más intensiva que la media de las comunidades autónomas en carburantes y combustibles y sectores vinculados o que son más intensos en su consumo. Por ejemplo, el sector del transporte, que repercute este precio también de forma importante siempre que sube el precio. Por ahí a nosotros nos afecta unas décimas más que a la media de las comunidades autónomas.

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–La comunidad autónoma tiene un endeudamiento público por encima de los 11.000 millones de euros desde el año 2012. En comparación con otras comunidades en relación al PIB está por debajo de la media, pero bueno, es una cantidad importante en números absolutos.

–El endeudamiento no se debe valorar nunca en el volumen absoluto, sino en la cantidad relativa, porque lo que te mide si tú estás muy endeudado o poco es tu capacidad para devolverlo. A nosotros lo que nos interesa es que si yo necesito más recursos para financiar las inversiones que requiere Galicia, los mercados financieros nos las financian y para eso se mira siempre en relación con alguna otra variable, que normalmente es el PIB, que es lo que indica la capacidad de devolver el dinero. Galicia tiene una posición muy ventajosa comparado con las otras comunidades. El objetivo sería bajarlo al 13%, pero hay que adecuarse a la realidad y este no es el año de hacer ese ajuste, evidentemente.

–La Xunta lleva ocho años con un proyecto para evaluar el rendimiento de los empleados públicos y nunca acaba de arrancar...

–Bueno, en lo que estamos ahora plenamente comprometidos, al 100%, es con terminar este año los procesos de que teníamos en marcha de selección de personal, las oposiciones y los concurso-oposiciones y a continuación, antes de fin de año, sacar las convocatorias del proceso de consolidación y ejecutarlas lo más pronto posible a principios del año que viene. Nosotros diseñamos un proceso de funcionarización muy ambicioso, pero surgió el tema de la consolidación cuando nosotros teníamos ya nuestro propio camino, y entonces tenemos que cumplir también lo que nos viene impuesto de fuera [del Estado]. Tenemos una tarea inmensa por delante con todo el proceso de estabilización. Cuando termine todo esto tocará hablar de lo que me preguntas. Hay que atender primero lo prioritario y luego, lo accesorio.

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