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(No) todo está en los libros de texto

Profesores relativizan el retraso en los nuevos manuales: aducen que “puede ser un problema”, pero también “una oportunidad de cambio”

Un centro con libro digital. Iñaki Osorio

Nuevo curso, nueva ley, nuevos libros. Así funciona, en teoría, el esquema, aunque esta vez el retraso en la publicación de los nuevos currículos se trasladó a la labor de las editoriales y hay colegios que estrenaron 2022-23 sin manuales. En “pocos días”, el problema se arreglará. Eso asegura la Asociación Nacional de Editores de Libros y Contenidos Educativos (ANELE), que alega que el cambio normativo y los retrasos en los currículos han hecho que la planificación logística fuese “más compleja” y que, “en casos puntuales”, se registren “algunas incidencias a la hora de encontrar determinados libros en las librerías”, pero afirma que no será por mucho tiempo. Lo mismo trasladaron a la Xunta desde las editoriales: el suministro se está haciendo “con normalidad”, salvo casos “puntuales” de materias y cursos concretos. Pero también hay centros educativos que trabajan con libro digital –que sufre la misma casuística– y en donde, trasladan familias, los ordenadores se están haciendo de rogar.

Sin embargo, que algún manual llegue antes o después al aula no preocupa a muchos docentes. Unos porque abogan por usar materiales propios y otros que trabajan con libro digital los ven como “un apoyo”, caso, por ejemplo, de Silvia Pascual, que imparte clase en el IES Valladares, en Vigo. Su directora, Eva López, explica que son centro E-Dixgal y que en casi ninguna materia se trabaja con libro. “Prácticamente todo el centro trabaja con el aula virtual”, señala.

Una "fuente" más

Pascual comenta que así el manual de papel funciona más como una “fuente” de consulta. “Con mis alumnos, trabajo por proyectos donde se realizan actividades de búsqueda, de interpretación de la información y otras, donde los contenidos, que es realmente lo que viene en el libro, son un apoyo, no imprescindibles”. Además, esos contenidos “no tienen por qué salir de una sola fuente”; pueden proceder de vídeos, de internet..., “están por todas partes”.

Ventajas del aula virtual

No funcionar siguiendo el libro da más trabajo, explica un profesor de secundaria de Matemáticas que desarrolla su actividad en un entorno E-Dixgal y con material elaborado por los propios docentes. “Es mucho más trabajo, pero das como quieres la materia, los contenidos están adaptados a lo que el profesor quiere”, afirma. Aunque pone peros al libro digital, sobre todo a edades tempranas, porque los niños ya “abusan” de las tecnologías, y nota que reclaman material que puedan imprimir para estudiar, sí le ve ventajas al aula virtual, que “aporta herramientas que no puede aportar un libro”: le sirve de guía para supervisar el ritmo de cada alumno y le permite colgar todo tipo de recursos o actividades interactivas.

A Isabel López (Matemáticas en el IES Ricardo Mella de Vigo), le preocupan más las programaciones, que deben hacer los docentes, que precisan formación para manejar el programa, que los libros. En su departamento se apostó por el manual, pero viene de otro en donde no se usaba y considera que los profesores que están “al día” trabajan más con aulas virtuales y elaborando sus propios materiales. “Para mí no es un problema”, señala.

Jaime Vázquez, jefe de estudios del IES de Teis, sí concede que la falta de libros “puede ser un problema, pero también una oportunidad de cambio, en muchos casos forzado”. En centros que cuentan con E-Dixgal como es su caso, explica, tienen “la posibilidad de crear, recopilar y emplear” sus materiales y así “huir de la dependencia” del libro físico mediante “recursos propios, apuntes, recursos digitales, multimedia...” Así, lo que para muchos va a ser un cambio repentino, para otros, incide, comenzó ya hace tiempo, “cuando las nuevas tecnologías entraron en las aulas”.

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