La acusación popular en el caso por la muerte del niño de tres años asfixiado supuestamente por su tío en Santiago de Compostela en septiembre de 2020, que ejerce la Fundación Amigos de Galicia, apunta asesinato tras haber recibido los informes forenses del Imelga porque “no hay base clínica que permita hablar ni de brote psicótico ni de trastorno mental transitorio”.

Así lo ha manifestado el letrado de la entidad a través de un comunicado, Francisco José Lago Calvo, quien esgrime en relación a esos informes que “los facultativos del Área de Psiquiatría del Hospital de Santiago, psiquiatras que atendieron al investigado desde el primer día de los hechos hasta su alta hospitalaria (el 27 de octubre de 2020) descartaron que sufriese un brote psiquiátrico, asumiendo como posible diagnóstico una amnesia disociativa; e indicando que no se evidencia clínica psicótica en ningún momento a lo largo del ingreso”.

Además, explica que el informe de imputabilidad del Imelga del 18 de mayo indica que “en fechas anteriores y próximas a los hechos, los síntomas descritos y el tipo de tratamiento orientan a un episodio depresivo de características leves”. “Un diagnóstico que implica una sintomatología de intensidad clínica insuficientes para alterar las capacidades cognitivas y volitivas en relación con los investigados”, añade el letrado.