El minifundismo arrastra a la cola de las autonomías el rendimiento agrario gallego

Ensilado de maíz en Lalín

Ensilado de maíz en Lalín / Bernabé / Javier Lalín

X. A. Taboada

X. A. Taboada

La tierra agraria de Galicia es de las más productivas de España, una consecuencia derivada de la riqueza de su suelo y el régimen de lluvias, pero, sin embargo, el rendimiento económico que genera por su trabajo es de los más bajos del país.

Pese a que por hectárea la productividad en Galicia duplica con 2.716 euros la media española, el tamaño de las explotaciones penaliza que esta ventaja llegue al agricultor

Se trata de una aparente contradicción que tiene su causa en la estructura de la propiedad. El minifundismo, muy acusado en la comunidad gallega y que además lleva aparejado un modelo de explotación poco rentable por las propias dimensiones de las fincas que obstaculizan el empleo de maquinaria grande, es el origen de los contenidos beneficios que produce el campo. Basta decir que un gallego tiene que trabajar el doble de superficie agraria que un aragonés, un riojano o un navarro para acercarse a sacar un provecho similar.

La productividad media de la tierra en España fue en 2017 de 1.242 euros por hectárea, según el último informe del Ministerio de Agricultura. En Galicia, ese indicador es el doble, llegando a los 2.716 euros. Una posición que solo la superan Valencia (3.272 euros), Murcia (3.909) y Canarias (12.145), estas dos últimas comunidades por su especialización en cultivos de frutas, hortalizas y verduras y además de forma intensiva. Por tanto, por condiciones naturales de su suelo, la comunidad gallega se sitúa en los puestos de cabeza. Por contra, a la cola figuran comunidades como Castilla y León (305 euros), Madrid (373), Asturias (443) o Cantabria (584).

Pero cuando se trata de sacar beneficios a la tierra, la clasificación da un vuelco total. Y los agricultores y ganaderos gallegos pasan a ocupar la séptima posición con menos rendimiento por año trabajado a jornada completa. Generan, de media, un valor añadido de solo 23.275 euros, cuando el promedio del conjunto de España es de 35.077 euros. Es decir, el rendimiento está un tercio por debajo de la media española.

El minifundismo arrastra a la cola de las autonomías el rendimiento agrario gallego

El minifundismo arrastra a la cola de las autonomías el rendimiento agrario gallego / X. A. Taboada

Desde Unións Agrarias señalan dos causas que explican este figurado contrasentido del caso gallego. Por una parte, el rendimiento del trabajo estaría vinculado a la especialización de la actividad –menor en Galicia que en otros territorios–, pero lo fundamental sería el minifundismo, el pequeño tamaño de las explotaciones, que impide sacar todo el provecho potencial por limitar el uso de maquinaria pesada, la ejecución de inversiones o el cooperativismo para dar mayor valor añadido al producto.

Alta productividad por hectárea...

Sin embargo, el rendimiento por trabajador al año, de 23.275 euros, es un tercio inferior a la media nacional (35.077 euros).

...pero más baja por trabajador

La superficie media de una explotación agraria en Galicia es de 8,1 hectáreas, la tercera más reducida del Estado.

Explotaciones de solo 8 hectáreas

Cada hectárea de tierra agraria en Galicia produce de media 2.176 euros, el doble que la media nacional.

Mayor rentabilidad

Al frente de las comunidades con mayor rendimiento por trabajador figura Navarra, que genera al año una renta de 57.140 euros. Le sigue La Rioja (52.575), Aragón (49.902) o Andalucía (43.260), estas dos últimas autonomías con una tierra que por hectárea es menos productiva que la gallega. Pero es que además hay otras seis comunidades cuyos trabajadores obtienen más valor añadido al año que en Galicia a pesar de que las fincas gallegas registran una producción natural mayor, según el anuario del Ministerio de Agricultura.

Peores rendimientos que los gallegos, sacan los agricultores y ganaderos de Asturias (7.907 euros al año), Cantabria (14.340), Madrid (19.162), País Vasco (19.678), Baleares (22.611) y Castilla y León (23.181).

Con fincas pequeñas y esparcidas por toda la geografía es difícil que las explotaciones gallegas adquieran la superficie adecuada para aprovechar la economía de escala. De hecho, la media en Galicia es de 8,1 hectáreas, cuando en España superan las 24 hectáreas. Solo Canarias, con 3,9 hectáreas, y Valencia (con 5,5) tienen explotaciones agrarias más pequeñas que en la comunidad gallega. En todo caso, la diferencia es considerable con respecto al tamaño medio de las aragonesas (46,6 hectáreas), navarras (37,7) o riojanas (22,7), que además encabezan el ranking español de las tierras que más rendimiento producen a sus trabajadores.

“La dimensión de las explotaciones presenta grandes diferencias en España, reflejo tanto de las orientaciones productivas típicas de cada zona como de la estructura de la propiedad del medio rural”, concluye el Ministerio de Agricultura.

A finales de 2017, en la comunidad gallega había reconocidas 76.410 explotaciones agrarias asentadas sobre 621.640 hectáreas que produjeron en total 2.469 millones de euros. Y aquí se repite el mismo esquema que con el rendimiento generado por trabajador al año. El valor añadido de las explotaciones gallegas se sitúa prácticamente un tercio por debajo de la media española, que fue de 40.600 euros.

Ensilado de maíz en Lalín

Ensilado de maíz en Lalín / Bernabé /Javier Lalín

El minifundismo reinante en Galicia, aunque no en exclusividad, es también la causa de que las inversiones en la tierra para mejorar la producción o modernizar la maquinaria sean muy contenidas. De media, una explotación invierte en España casi 4.000 euros al año, si bien este esfuerzo es muy desigual en función del territorio. En Navarra, País Vasco y Cataluña se registran los valores más altos, por encima de los 10.000 euros, mientras que en la parte baja del ranking figuran comunidades como Valencia, Murcia, Extremadura, Asturias, las dos castillas y Galicia, que apenas llega a los 3.000 euros. “Estos valores vienen marcados por la orientación productiva de cada región y por el tamaño de sus explotaciones”, indica el Ministerio de Agricultura en su informe.

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