"Antes no se apostaba por este perfil de trabajador. Tengo experiencia en muchos sectores gestionando proyectos y en actividades de I+D y en Galicia la situación es desigual. Va por delante la automoción, por ejemplo, con departamentos propios de I+D y mejoras en procesos internos. Pero hay otros importantes para la comunidad, más tradicionales, a los que les cuesta", cuenta José María Alonso.

Este ingeniero, ahora doctor, es Premio Extraordinario de Doctorado de Ingeniería y Arquitectura, por su tesis centrada en eficiencia energética en edificación. "Estudié ingeniería en Vigo, hice el proyecto fin de carrera en Francia, en el Instituto Francés de Mecánica Avanzada (IFMA) y he participado en proyectos de ingeniería en México, Arabia Saudí o Francia, además de proyectos internacionales de I+D con centros tecnológicos y empresas de toda Europa, incluso en alguno como investigador principal", cuenta este joven vigués, que traspasó hace poco la barrera de los 40 años.

Tras una temporada en Anfaco, ahora Alonso forma parte de la plantilla de Soltec, a través de los contratos que impulsa la Xunta para profesionales de elevada cualificación. "Son unas ayudas para retener el talento o traerlo de vuelta, como mínimo de tres años para tareas de I+D. Los requisitos no son sencillos (carrera, máster, doctorado, experiencia...)", cuenta Alonso. Se encarga ahora de los proyectos de I+D de la compañía a la que se ha unido: "son un grupo de 15 a 18 ingenieros, hay mucho potencial, desde expertos en telecomunicaciones hasta gente de Ciencias del Mar", indica. "A través de mi vínculo con la universidad tengo contactos, así como de los proyectos tanto individuales como en consorcios en los que participé (Reino Unido, India...)", cuenta sobre su experiencia para acceder al puesto.

Sobre la mesa, en principio, Alonso tiene dos retos: uno de ellos centrado en gafas de realidad aumentada para visualizar procesos de fábrica y analizar las máquinas sin necesidad de realizar un proceso de ensayo-error en la cadena, que sería mucho más costoso. "Con la realidad aumentada también se pueden utilizar herramientas e ir probando piezas. Y es óptima para temas de formación", expresa. El otro se basa en inteligencia artificial: "se trata de hacer una regulación predictiva de un edificio", comenta.