Existen dos tipos de prestaciones que pueden recibir los dependientes que acceden al sistema. Por un lado, una en forma de servicio y, por otro, un cheque en metálico para que un familiar pueda ocuparse de él. En el primer caso, un dependiente abonaba un 75% de su pensión para la residencia, y un porcentaje de copago variable en función de la renta para los centros de día o para personal cualificado o asistentes.

Los recortes para los usuarios del sistema más graves oscilan entre el 13% y el 25%, que suponen casi 120 euros menos al mes para costear una plaza en una residencia o 137 menos para ayudar en los cuidados de un familiar, de acuerdo con las cifras decididas por el Gobierno de Mariano Rajoy. Los dependientes severos recibían 833,9 euros mensuales en el caso del nivel 2 y 625 en el de nivel 1 para servicios. Para cuidadores, las cifras alcanzaban los 520 y los 416, respectivamente. Las nuevas cuantías aprobadas por el Ejecutivo en 2012 se reducirán a los 715 para servicios y los 387 para cuidados familiares.

En el caso del grado II, las ayudas pasan de los 462 y los 401 euros, en función del nivel, a 426, en el caso de la prestación de servicios. En cuanto a los cuidados familiares, las cifras se recortan de los 337 y los 300 a los 268.

Los dependientes menos severos no se libran de los recortes, aunque mucho más moderados. De hecho, se mantienen los 300 euros mensuales para la prestación de servicios, si bien descienden de los 180 a los 153 en el caso de los cuidados en el entorno.