La reserva climática del suelo gallego

Ensayan en Galicia técnicas de “agricultura regenerativa” para luchar contra el cambio climático

Fincas de la UVigo y bodegas testan la mayor resistencia a la sequía y mejoras en el suelo de los cultivos

Proyecto pionero con ovejas en 50 hectáreas de los viñedos de la bodega La Val, en Tomiño.

Proyecto pionero con ovejas en 50 hectáreas de los viñedos de la bodega La Val, en Tomiño. / FDV

Elena Ocampo

Elena Ocampo

Si la agricultura tradicional fuera una receta, se compondría de pocos ingredientes: un terreno, un cultivo y, fijándose en la parte aérea de la planta –es decir, en la parte que se ve por encima del suelo– el cocinero podría elegir usar herbicidas o fungicidas para garantizar el éxito de su crecimiento. Pero, tras años de esa misma elaboración, el plato cada vez se volvería más insípido, soso y falto de gracia. El porqué está en que el suelo se agota. Se vuelve infértil. Y la práctica habitual, llegado ese punto, era elegir otro campo en el que reproducir la misma comanda. Una vez tras otra, hasta que también ese se quedase sin sustento para germinar nuevas plantas. Y luego, elegir otro.

Frente a esta tendencia, surgió la agricultura regenerativa, “una nueva filosofía agrícola” enmarcada en la agroecología y que cobra relevancia como parte de la solución a la crisis climática actual, porque logra combatir la falta de agua. También, para volver a cultivar suelos que haya que regenerar. En Galicia en la actualidad ya se analizan cultivos de patata y trigo en Ourense y viñedos de las Rías Baixas mimados bajo los preceptos de la agricultura regenerativa, en el marco del proyecto europeo Agrosus que lidera la Universidade de Vigo. Otras iniciativas de índole privada también han apostado por este modelo para viñedos e incluso, para proyectos de la administración pública. Entre ellos, una bodega de Rías Baixas en Salvaterra de Miño donde –junto a otras prácticas enfocadas a dar oxígeno al suelo– pastan rebaños de ovejas en 50 hectáreas, entre los viñedos. Y lo hacen durante el final de la vendimia en octubre y la aparición de los brotes de las cepas a finales de marzo. Qué mejor abono natural y pisadas más ligeras –pensemos en un tractor– que las de los ovinos. Allí, bodegas “La Val” fundada en 1985 en O Rosal con una finca a la que debe su nombre y una de las pioneras en la elaboración de albariño, que se trasladó más tarde a Finca Arantei, en Salvaterra de Miño y que acaban de adquirir las bodegas riojanas CVNE, es también pionera en este cambio de filosofía.

Mirar hacia el suelo para tratar de mitigar lo que ocurre en nuestra atmósfera y que revierte en el planeta. El primer proyecto de este tipo arrancó en la UVigo hace seis años, a través del que plantaron, por ejemplo, hasta cuarenta variedades de trigo y trigo sarraceno, que ensayaron en laboratorio y en el campo para determinar cuáles eran más resistentes frente a las malas hierbas. Ahora, usan las seleccionadas de trigo para el proyecto actual en fincas de Ourense.

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ADELA SÁNCHEZ - Catedrática en Fisiología vegetal

“Uno de los requisitos es que la decisión sea compartida con productores locales”

“La agroecología, dentro de la que se enmarca la agricultura regenerativa, es un cambio de paradigma del sistema agrícola; es verlo desde un punto de vista global”, destaca la catedrática de Fisiología Vegetal, Adela Sánchez Moreiras, coordinadora del proyecto Agrosus que acaba de sembrar su primera cosecha y se prolongará hasta 2027. Algunas de las medidas que se plantean en el proyecto son la rotación de cultivos, la selección de la semillas, el acolchado –una cobertura vegetal, que puede incluir hojas de eucalipto y acacia–, los cultivos intercalados o de cobertura, el uso de drones para el uso de bioherbicidas de origen botánico. o cultivar otras plantas. Pilares de una estrategia que también está siendo validada en Cataluña, donde los problemas con el agua son más acuciantes. “Las plantas tienen una comunicación química y pueden determinar parte de los organismos que viven en el ecosistema”, explica Adela Sánchez, que defiende que esta estrategia también sirve para combatir plagas por especies invasoras. Es más, en el proyecto que comanda compararán distintas estrategias agroecológicas y regenerativas en campos sin y con herbicidas para “comparar la capacidad para controlar las malas hierbas”, explica. La iniciativa Agrosus cuenta con 5 millones de euros aportados por la UE en su mayoría y con el primer ciclo de cultivo en plantaciones de patata y trigo en Xinzo de Limia esta primavera, y en viñedos de las Rías Baixas, trata también de involucrar al componente social del agro. El criterio de promover la salud del suelo incluye la rotación de cultivos, evitar los productos agroquímicos, pastoreo rotativo, reducir o eliminar la labranza y mantener las citadas cubiertas vegetales. Pero no solo eso. De forma colateral lucha contra el abandono rural, ya que apuesta porque cualquier agricultor pueda replicarlo en su finca sin una gran inversión económica. “Uno de los requisitos es que la decisión sea compartida con los pequeños vendedores y productores y elegir qué tipo de cultivo económicamente es más relevante”, confirma la catedrática de Fisiología vegetal. Por eso, en otras zonas de estudio en España se evalúan cultivos de almendro y olivo, en Cartagena y en Madeira, chirimoyas y viñedos, añade Adela Sánchez. Otro de los líderes del proyecto de la UVigo es David Fernández del campus de Ourense y director del nuevo Instituto de Agroecología y Alimentación y se completa en Economía ecológica con Xabier Simón. “La UE obliga a reducir el uso de pesticidas al 50% antes de 2030. Es un reto muy importante. La UE reduce el conjunto de principios activos por su toxicidad. Y además hay que hacer frente al cambio climático. Se trata de dar solución a una necesidad imperiosa” , destaca Sánchez.

El asesor en agroecología Oliver Weiss avanza que la “agricultura regenerativa” ya se usa aquí y ahora. “Establecer este nuevo modelo es un proceso lento; los primeros años son complicados, pero a la larga será más beneficioso y forma parte de nuestro compromiso por hacer frente al cambio climático. Weiss, ingeniero agrónomo alemán asentado en Galicia trabaja en las citadas bodegas La Val y detalla características del suelo gallego como si hubiera crecido sobre él. También, conoce varias incitativas como el uso de abonos procedentes de algas para abonar las cepas, que ya se ha extendido en zonas de la comarca de O Salnés. Tras años de abono con cáscaras de bivalvos –concha del mejillón– para mejorar las propiedades químicas del suelo, se detecta un exceso que contrarrestarían las algas. Ahí se sitúa el proyecto Algaterra, con apoyo de la Misión Biológica de Galicia.

Recogida de algas que servirán 
de abono para vides, en una 
playa de Arousa.   | // M. MÉNDEZ

Recogida de algas que servirán de abono para vides, en una playa de Arousa. / M. Méndez

El color de una hortensia ‘habla’ del Ph del suelo; la ortiga indica el nitrógeno

El color de las flores de las hortensias, esas plantas tan comunes a las puertas de las casas del rural gallego, viene determinado por el Ph del suelo. Si es más ácido, serán azules. Si es más básico, rosas. También lucirán de un tono más cálido si sus cuidadores han incluido abono de cal en la tierra. Este es solo un pequeño ejemplo de cómo los vegetales que viven pegados al suelo pueden ser un semáforo de aquella parcela de la que se alimentan. De sus nutrientes habla el color de sus flores. Y este no es un ejemplo único. El agrónomo alemán asentado en Vigo Oliver Weiss promueve para las cubiertas vegetales de los campos una estrategia que define como “dejar que nazcan”. Es decir, permitir sin intervenciones que la vegetación se extienda de forma natural. No todo son malas hierbas. “La tierra tiene un banco natural de semillas; de forma automática emergen… esperan su momento más propicio para salir. Algunas llevan 30 años esperando”, ilustra. “Si nace una ortiga, eso nos indica que es un suelo muy rico en nitrógeno… y que habitualmente las ortigas nacen en los bordes de los caminos porque por allí pasaban animales y transportaban su abono orgánico”, expresa. Por el contrario, si nace plantago, “indica que estamos ante un suelo muy compactado”. Es decir, apretado o bien porque estuviera muy pisado o por la acción continuada de la lluvia.

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