A la lista de víctimas mortales causadas por el accidente del tren del pasado miércoles hay que sumar una más. Ya son 79. Otras 70 personas permanecía ayer ingresadas en diversos hospitales de la comunidad autónoma, según informó la Consellería de Sanidade. De los setenta heridos, 22 se encuentra en estado crítico, debatiéndose entre la vida y la muerte, de los que 20 son adultos y dos se encuentra en la UCI de pediatría.

La última víctima es la puertorriqueña Myrta Fariza, de 58 años, una de las siete personas que se subió al Alvia en la estación de Zamora junto a su marido Robert. No ha sobrevivido a la fuerte contusión en la cabeza que sufrió en impacto al descarrilar el convoy. A las 8.30 horas de ayer una de sus hijas, Dominique Fariza, informaba a sus familiares del fallecimiento de su madre en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago. Su pareja solo sufrió un golpe en la cadera y magulladuras, salió por su propio pie del lugar del accidente y ayudó a su esposa, ya que desde el primer momento fue consciente de que estaba grave.

Un pariente cercano informaba a través de internet que anoche "se puso muy mal y los médicos le explicaron a sus hijas que no podían hacer nada más por ella". Tras conocerse el desenlace noticia, el resto de los familiares comenzaron a reunirse en la casa de una sobrina en la ciudad de Moca, tierra natal de la fallecida, a la espera de que Robert y sus tres hijas vuelvan con el cuerpo a Puerto Rico para darle su último adiós.

La pareja se encontraba en Europa porque el pasado 12 de julio habían celebrado la boda de su hija Jiselle Fariza en la ciudad de Roma. Tras pasar unos días con unos familiares en Valladolid se dirigían a la capital gallega para disfrutar de la festividad de Santiago Apóstol antes de volver a su trabajo el 6 de agosto, ya que la puertorriqueña afincada en Houston, era muy religiosa.

Su marido y sus hijas estaban muy esperanzados y volcados en la recuperación de la matriarca de la familia. El sábado su hermana confiaba en que Myrta mejorara, ya que los médicos les habían informado de que "su corazón estaba respondiendo bien y había movido sus piernas". Dos días después del accidente, uno de sus yernos, Brian Buerkett, había creado una página de apoyo a la puertorriqueña en Facebook, que solo en dos días rozaba los 1.000 seguidores y donde las muestras de cariño y apoyo a la familia han sido continuas.

En esta misma plataforma su yerno informaba de los avances médicos de la trabajadora social. Al conocerse el fallecimiento publicaba: "Realmente hemos perdido a una persona maravillosa y el cielo ha ganado un ángel". Los mensajes de apoyo a la familia no se hicieron esperar: "Dios les dé consuelo y fuerza", "Lamento mucho escuchar la noticia. La familia Fariza estará en mis pensamientos y oraciones", comentaban decenas de personas en la red social.

Además, Brian Buerkett acababa de crear también una web de donaciones para ayudar a cubrir los gastos de desplazamiento de la familia Fariza a España y para la posible repatriación de la fallecida. Al cierre de la edición de este periódico ya alcanzaba los 3.000 dólares.

Myrta Fariza era trabajadora social y vivía en Houston junto a su marido Robert, jubilado de una empresa farmacéutica. Familiares y amigos la definían como una mujer "dinámica, siempre pendiente de toda su familia, que continuamente estaba resolviendo los problemas de todos y nunca dejaba de ayudar a los demás". Tanto es así, que la propia Myrta ya había creado, hace un año, una web de donación para ayudar a su esposo, enfermo de leucemia, con los gastos médicos que tenían que afrontar para su tratamiento.