Trece de noviembre de 2002. El Prestige, un petrolero con bandera de Bahamas más largo que dos campos de fútbol y cargado con 77.000 toneladas de fuel, está en apuros. Se encuentra a 28 millas de Fisterra en medio de un fuerte temporal. Había partido ocho días antes de Venspils (Letonia) con rumbo a Gibraltar.

Un gran estruendo sacude el barco. Eran las 15.10 horas. El Prestige empezó a escorarse por una vía de agua. Saltaron las alarmas del barco. La tripulación -24 marineros filipinos, dos griegos y un rumano- se reunieron en cubierta a las órdenes del oficial.

El capitán, Apostolos Mangouras, lanzó un entrecortado mayday al Centro de Salvamento de Fisterra. A las 15.20, la escora superaba los 25 grados y las olas alcanzaban los ocho metros. Dos minutos después, el dispositivo de auxilio emitió un código rojo al helicóptero Helimer Galicia, de la Xunta. Con el Plan Nacional de Contingencia activado, se movilizaron hasta tres helicópteros, cinco remolcadores y al mismo tiempo se lanzó una llamada de alerta a todos los buques que se encontraban en la zona. Poco después, una segunda comunicación desde el petrolero avisaba ya de una gran escora y de la posibilidad inmediata de volcar.

Dos helicópteros acudieron a las proximidades del petrolero, pero solo para evacuar a 24 de los 27 tripulantes. Mangouras y los dos miembros de su tripulación imputados, el primer oficial y el jefe de máquinas, se resisten a abandonar el Prestige.

Durante más de tres horas, desde el Centro de Fisterra se ordenó al capitán que dispusiese todo para el remolque, pero Mangouras se negó amparándose en que dependía de las órdenes de su armador. Después adujo que necesitaba más gente en el barco porque los tripulantes rescatados no habían dejado tendido el remolque de emergencia pese a que las autoridades lo ordenaron antes de la llegada de los helicópteros. Nikoalos Argypoulos e Ireneo Maloto se negaron también a abandonar el petrolero aduciendo que las decisiones tenían que venir de los dueños de Prestige.

A las 21.02 horas, Mangouras aceptó el remolque, pero las maniobras fracasaban una y otra vez mientras seguía el vertido de fue. A las 13.40 horas del día siguiente, el Ría de Vigo y el Sertosa 32 lograron engancharse al barco.

A las 18.02 horas del 15 noviembre se produjo la última evacuación del petrolero. El 19 de noviembre el Prestige se partió a la mitad a 250 kilómetros de Fisterra, después de una errática travesía, de complejas negociaciones para decidir el rumbo del petrolero. A las ocho de la mañana, el mar devoró al monstruo y soltó gran parte de su carga, que provocó la mayor marea negra de la historia en Españaa y llegó a 3.000 kilómetros de litoral en España, Francia y Portugal.