"¡Cómete toda la carne!", "Hay que comerse la carne"... Seguro que entre los recuerdos infantiles de muchos (especialmente entre los de los 'malos comedores') resuenan estas frases. Y como la crianza que se hacemos hoy replica en cierta medida lo que nuestra madres y padres hicieron con nosotros, esta idea de que lo más importante del almuerzo o la cena es la carne o el pescado, en definitiva, la proteína de origen animal, sigue repitiéndose en las mesas de muchos hogares.

Cuando un niño prefiere los cereales (arroz, pasta, el arroz...), la patata o incluso los vegetales a la carne, los cuidadores se lanzan en muchas ocasiones a insistir en que "al menos coman un bocadito más de carne". Pero como la evolución en los cuidados de la infancia no deben basarse en lo que se ha hecho siempre, no hemos preguntado ¿qué peso debe tener este alimento en la dieta de nuestros hijos/as?

Sin déficit proteico

"Hay alimentaciones que son exclusivamente vegetarianas y no tienen ningún déficit proteico y los niños no experimentan ningún problema de crecimiento, al revés. Una dieta vegetariana bien planificada tiene un alto aporte de fibra, de minerales, suficientes proteínas, grasa e hidrato… si no le ofrecemos carne al niño no va a pasar nada, tenemos otras fuentes de proteínas importantes, tenemos los huevos, el pescado dentro de la proteína animal, las legumbres, que son muy ricas en proteínas, los frutos secos, las semillas, la fruta y la verdura", expresa Odile.

"Si no le ofrecemos carne al niño no va a pasar nada"

Es más, diferentes estudios apuntan que, en términos generales, los niños de 0 a 3 años ingieren demasiada proteína. Hasta un 90% de los pequeños de esta edad superan los valores recomendados, con las consiguientes consecuencias, como la sobrecarga de hígado o riñones. ¿Cuáles son entonces esa cantidad? Si bien es cierto que debemos atender a la demanda de los niños, sobre todos aquellos que desde que iniciaron la alimentación complementaria lo hicieron con un sistema que les permite autorregularse, identificar la sensación de saciedad y conocer qué nutrientes demanda su cuerpo, existen recomendaciones emitidas tanto desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) como desde el Comité de Nutrición de la Academia Americana de Medicina. Para los bebés de 6 a 12 meses (hasta los 6 meses el único alimento debe ser la leche, a poder ser materna, y hasta el año seguirá siendo el alimento principal) el máximo de proteínas debe ser de 20 gramos, unos valores que se reducen de los 2 a los 5 años ya que se ralentiza el ritmo de crecimiento. Entre los 6 y los 9 años los valores deben volver hasta rondar los 20 gramos. Sin embargo la estadística dice que estos valores se están doblando, triplicando e incluso cuadriplicando.

¿Cómo equilibrar el consumo de proteína?

Al igual que ocurre con los adultos, en el caso de la alimentación infantil lo más importante es siempre recurrir a profesionales actualizados que, ante la duda, orienten sobre cómo mantener una dieta equilibrada y saludable también para los más pequeños. Pero hay unos sencillas recomendaciones que se pueden poner en práctica para contribuir a este objetivo. Por ejemplo, a la hora de incluir carne en el menú, decantarse por las opciones nutricionalmente más interesantes (por ejemplo, carne magra en la comida descartando los embutidos en la merienda). También se puede potenciar en consumo de legumbres, cereales y verduras.

Ojo al hierro

Uno de los nutrientes a los que sí se debe prestar especial atención a partir de los seis meses con la introducción de la alimentación complementaria es el hierro ya que la necesidad a partir de esa edad aumenta y el aporte desde la leche materna comienza a no ser suficiente. Entre los alimentos ricos en hierro para comenzar con la AC son buenas opciones la calabaza, la patata, las legumbres (lentejas, garbanzos, alubias...), los champiñones, la chía, las semillas de sésamo, el brócoli o el aguacate.